'Inéditos 2012' premia el fracaso, la repetición y el sentir nórdico

Un premio, tres salas, 12 artistas en cada una y tres temáticas insólitas y dipares. El denominador común es un escenario de lujo: La Casa encendida en la madrileña Ronda de Valencia 2. Las exposiciones premiadas en esta undécima edición del certamen de jóvenes comisarios, Inéditos, abarcan desde un paisaje montañoso en el que flotan burbujas blancas, hasta un hombre que rueda por las escaleras, pasando por un osito de peluche despeluchado y un cuadro que se repite en sí mismo hasta el infinito. Son obras tan heterogéneas como los tres asuntos que las engloban: el fracaso, la repetición y la cultura nórdica. Las muestras son Hacer el fracaso, de Daniel Cerrejón, Flores; abismo; parataxis, de Carlos Fernández-Pello y No me pongas los cuernos, de Sarah Alcatay y Maria Peleteiro. Un panorama ecléctico que se expondrá hasta el 23 de septiembre.

Desde el 2001, el certamen Inéditos de la Obra Social de Caja Madrid, se ha consagrado como uno de los escasos programas de apoyo y difusión del arte joven. Gracias a este premio decenas de nuevos comisarios artísticos han hecho realidad su sueño de exponer en una gran galería y editar su propio catálogo. Además, los ganadores reciben 3.000 euros de honorarios.

“Ser artista es atreverse a fracasar como nadie más se atreve a ello”

La muestra de Daniel Cerrejón, Hacer el fracaso reflexiona sobre la derrota como motivo artístico. “Mostramos el fracaso, pero no como resultado de la búsqueda del éxito, sino como fin en sí mismo” explica Cerrejón, quien nos guía a través de una amalgama de fracasos rotundos: un árbol que crece hasta toparse con el techo, un libro intonso (con páginas plegadas) que hay que romper para poder leerlo, un hombre que cae rodando por las escaleras de su ciudad, un puzle acabado y despellejado y un falso empresario que se anuncia en los portales de negocios arruinados. Un proyecto sólido y coherente que recuerda las palabras de Samuel Beckett: “Ser artista es atreverse a fracasar como nadie más se atreve a ello” y que cuenta con los trabajos de David Bestué, Chus Cortina y Julio Falagán entre otros.

Flores; Abismo; Parataxis de Carlos Fernández-Pello nace de la idea de que las partes de una obra conservan su autonomía y se valen por sí mismas. “Estas piezas hablan de la diferencia y la repetición dentro de una obra y de la idea del cuadro dentro del cuadro” explica el comisario. Cada una viene acompañada de un pequeño texto que habla de un desplazamiento. La pieza que mejor representa la idea de Fernández-Pêllo es el cuadro de la francesa Isabelle Vernay-Lèvêque: El gabinete de un aficionado, un lienzo basado en la novela homónima de Georges Perec. Se trata de un encargo ficticio que ilustra con milimétrica fidelidad el cuadro descrito en el libro del novelista francés: un lienzo que muestra la galería pictórica del coleccionista Hermann Raffke, cuyo cuadro central reproduce el mismo gabinete con otro cuadro central que vuelve a reproducirlo. Y así hasta el infinito. “Perec, tras escribir la novela, aseguró que su cuadro no existía, pero la artista lo pintó y convirtió en mentira sus afirmaciones” comenta Fernández-Pello.

No me pongas los cuernos, de Marta Peleteiro y Sarah Alcalay pretende deshacer las ideas  preconcebidas que tenemos sobre la cultura nórdica. “Los cascos de los vikingos no tenían cuernos, por eso usamos esa frase como punto de partida para hablar de una cultura tan opuesta a la española como es la escandinava”, comenta Peleteiro, comisaria del proyecto conjuntamente con Sarah Alcalay. Ambas forman un colectivo, AnselmeCalderé, que en este caso pretende reflexionar sobre los sentidos a través de la obra de varios artistas escandinavos. La temática de los celos y la infidelidad no está del todo ausente: “Los cuernos se usaban para llamar a los navegantes desde el puerto”, explica Alcalay, “y cuando estos llegaban se encontraban con que sus esposas se habían buscado otro hombre”. Una muestra atrevida y original que recoge las obras de Ectoplasm Girls, Pjusk, Martini Projects, y Sogar entre otros.

El jurado de esta edición ha estado compuesto por Alessio Antoniolli, director de Triangle Network & Gasworks, Katya García-Antón, comisaria del pabellón de España en la Bienal de Venecia y Carolina Grau, comisaria independiente. Las tres exposiciones son un ejemplo de arte jóven, innovador y arriesgado. Tan insólitos como inéditos.