Retales de la historia nazarí
La Fundación Lázaro Galdiano desempolva su colección de tejidos de la España musulmana
La seda ha sido siempre uno de los lujos favoritos para quienes han tenido poder y dinero. Su tacto y espectacular belleza la han convertido en el tejido favorito para vestir los cuerpos y las casas. En la España medieval, tanto cristianos como musulmanes tenían un fuerte punto de encuentro: la seda. Desde el nacimiento hasta la muerte, pasando por los momentos más especiales de sus vidas, todos elegían la seda para iluminar el ceremonial. El reino nazarí de Granada supo dar toda la importancia que merecía a esta forma de entender la vida. Las camisas, albornoces, bonetes, cortinas, manteles cobertores, vestidos de boda. Pese a la rica producción de estas ropas, es muy poco lo que se conserva. Quedan restos de forros de ataúdes, casullas o cortinas que hablan de un arte tan esplendoroso como la cultura que lo cobijó y fomentó. Una doble exposición titulada A la luz de la seda en el Lázaro Galdiano de Madrid y en la Alhambra, da cuenta de la importancia y belleza que llegaron a alcanzar estas joyas textiles que en muy pocas ocasiones se han podido exhibir en público por su delicado estado de conservación.
Amparo López, conservadora jefe del Museo Lázaro Galdiano, comisaria de la exposición, explica que se trata de descubrir al gran público la importancia de los tejidos e indumentarias realizados en la España musulmana. La investigadora detalla que estas ropas "fueron utilizados por las diferentes civilizaciones que ocuparon la Península entre los siglos VIII y XVI y sirvieron de vehículo de comunicación cultural como ninguna otra de las llamadas artes industriales. Los restos que se conservan son muestras de aquellos que utilizaron los monarcas, la nobleza y el clero, tanto cristiano como musulmán; formaron parte de ajuares funerarios de personajes ilustres, fueron envoltorio de reliquias o enseñas militares y hasta botín de guerra u objeto de regalo para embajadas".
Estas ropas "fueron utilizadas por las civilizaciones que ocuparon la Península entre los siglos VIII y XVI"
Lázaro Galdiano, editor y coleccionista, logró reunir medio centenar de piezas consideradas de primer nivel. "Puede haber otros museos con un mayor número de telas", reconoce la investigadora, "pero las de este museo son superiores en calidad". Añade que solo unas pocas se exhiben al público en las vitrinas del museo. "Las persecuciones de la entidad musulmana causaron unos destrozos irreversibles. Nuestros fondos están guardados porque algunas han sido dañadas por la luz". Para poder apreciar al detalle la belleza delos tejidos, la exposición está acompañada de un audiovisual interactivo con un mapa de la localización en la Península de los restos textiles de ese periodo en una treintena de instituciones, imágenes con tecnología gigapixel.
Un segundo documental muestra el único telar de tiro hispanoárabe que se conserva en el mundo y que se encuentra en la ciudad de Fez: Dar-al-tiraz. En esta última película se puede contemplar el proceso pero la primera permite ver al detalle la vistosidad de los motivos ornamentales de las ropas. Hay escenas de animales reales e imaginarios, inscripciones epigráficas cultas y populares o coloridos intensos combinados en formas geométricas. El proyecto se completa con un catálogo razonado (TF editores) de las colecciones de tejidos textiles del Lázaro Galdiano, la Alhambra de Granada y el Instituto Gómez Moreno.
Babelia
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