Noguera contra Padial: la velocidad de la lucidez
Miguel Noguera publica 'Ser madre hoy' ; Carlo Padial 'Erasmus, Orgasmus y otros problemas'. Les unimos en un chat de 30 minutos en exclusiva para 'Tentaciones' Hablaron de humor: mecanismos, referencias, qué les hace gracia del otro
Incluso los mandarines de la literatura (pausa dramática) con mayúsculas dirán en breve: “He visto a las mentes más brillantes de mi generación… partiéndose la caja, fracturando su esternón, recurriendo al enfoque cómico para negociar con lo absurdo de nuestra época”.
Porque Miguel Noguera y Carlo Padial, que acaban de editar Ser madre hoy (Blackie Books) y Erasmus, Orgasmus y otros problemas (Libros del Silencio), son desde hace ya un tiempo académicos de la gramática de la fantasía, genios de la greguería con carambola, amos de la risa criogenizada (y stop, porque este artículo empieza a adoptar la retórica verborreica de un vendedor de Andropenis hasta las cejas de Katovit). Másters del universo de lo que Jordi Costa decidió llamar posthumor (de La hora chanante a Venga Monjas, pasando por Santiago Lorenzo o Alberto González Vázquez, que también acaba de editar Humor Cristiano en el sello ¡Caramba!), dispensadores de esa carcajada incómoda con eco filosófico, intentar definirlos con verdadero rigor es como hacerlo jugando al Tabú cuando la tarjetita prohíbe el uso de palabras clave como “cómico”, “humor”, “humorista”, “chiste”. Como refleja el chat privado que el lector encontrará a continuación, no estamos ante dos humoristas (¡Mec!), si bien ambos son conscientes de que el humor (¡Meeeec!) es el único atajo hacia la inteligencia pura y libre de presunción.
Nacido en Gran Canaria en 1979, Noguera ha vehiculado su discurso a través de lo que él llama “ideas”. Disparates certeros que son al humor lo que las pipas a la alimentación: una vez abierta la bolsa, acabarlas todas no será un acto de voluntad sino una necesidad más propia de una adicción severa. El lector se relamerá por la sal y acabará con la sonrisa de labios cuarteados que mostraría Carmen de Mairena al completar una expedición en el Polo Norte.
Noguera, actor fetiche en películas de Nacho Vigalondo y Carlos Vermut, suele defender esas ideas en unos monólogos que en su día bautizó como Ultrashows (no esperen reflexiones sobre maridos que no aprietan el tubo dentífrico en el lugar adecuado) y que luego editó en su debut enlomado: Ultraviolencia (Blackie Books). Dicen de él que es el Ferran Adrià de la risa, pero él encoge los hombros y contesta “que a unos les gustará y a otros no”. Si hubiera que rescatar un referente en el cine para las ideas de Noguera, lo encontraríamos en El fantasma de la libertad, de Luis Buñuel. Concretamente en esa escena en la que los comensales se sientan en tazas de wáter alrededor de una mesa de gala. Una mesa en la que es de mal gusto hablar de viandas y de la que uno sólo se ausenta para dirigirse al inodoro a picar algo. Noguera es una luciérnaga que alumbra la maravilla (¡Toma!) y el horror (¡Toooma, moreno!) en lo cotidiano.
Carlo Padial, que nació en Barcelona en 1977, comparte con él esa mirada alucinada y estricta. El juego del niño (o del alienígena) que cuestiona cada cosa que descubre. En la boca de sus lectores aparece esa mueca de la actriz de cine negro (fuera de plano y dentro de la casa, alguien la está encañonando con una pistola) que fuerza una sonrisa cuando le abre la puerta al policía. Ha publicado cómics en la editorial La Cúpula y dispara películas de un humor envenenado desde la productora Los Pioneros del Siglo XXI. Suyos son programas para la red como Go Ibiza Go!, parodia de la estupidez humana en general y de espacios como No sólo música en particular, y en breve estrenará largometraje. Por los relatos trenzados de Erasmus, Orgasmus y otros problemas circulan unos retorcidos artistas conceptuales que además son modelos de la marca Tommy Hilfiger, profesores vagos que teorizan sobre el porno (las alumnas suspiran hiperventilantes cuando él pronuncia con paradiña Dick-ens) y toda una población estudiantil que ondea la frivolidad como única bandera común a la Unión Europea. Si se quisiera buscar una referencia fílmica para Padial, serviría la parodia de Flash Gordon, Flesh Gordon, la obsesión de un planeta por el sexo, por el mete-saca robótico, que no deja espacio en el disco duro mental para cualquier otro tipo de reflexión.
Cuando este diario los contactó para que cruzaran un chat, Noguera estaba en una cafetería pensando en un escritor que estaba en una cafetería pensando en un escritor que estaba en una cafetería (pensando en un escritor que estaba en una cafetería, claro); Padial escrutaba un Happy Meal en un lóbrego callejón del Raval barcelonés. Ambos se avinieron a la idea de departir en un encuentro sin red y en la red. Si algo comparten ambos es la lucha contra el tópico (“La inteligencia humana propende al descanso y para eso se ha inventado una palabra: el tópico”, leímos en la revista cómica española La Codorniz), contra el sentido común impuesto. Son parte de una camada de creadores comparable con aquella otra que bautizaron como La otra generación del 27 (Jardiel Poncela, Mihura, Tono y demás), pero son únicos como flores exóticas (esto está afanado de Woody Allen, que lo decía de Buñuel).
La charla empieza con un olisqueo, un tanteo similar a ese baile de la yenka que bordan los dos desconocidos que se topan en la calle y que se ceden el paso una y otra vez, pero pronto deriva en un viaje alucinante a las razones y mecanismos de su humor.
En La loca guerra de las galaxias, Casco Oscuro decía que la velocidad de la luz no era suficiente; que debían utilizar la velocidad absurda. Usemos, para llegar a su órbita y a su universo, la velocidad de la lucidez. Es muy rápida. Es endiabladamente veloz.
Chat entre Miguel Noguera y Carlo Padial
Esto es lo que Miqui escribió en el mail: "Bien, lo que pretendo es que crucéis una entrevista/chat hablando de vuestro humor: mecanismos, referencias, maneras de abordarlos, qué os hace gracia del otro, cómo os sentís cuando curráis juntos, etc"
Bueno, no sé, ¿hay algo por lo que te apetezca empezar?
La hora del chat levemente diferido
Muy jodido el momento de la pizza junto al container del vídeo promocional de tu libro
Ya, es algo que hago a menudo. Meterme en un callejón a comer comida basura, o como Paco Alcázar lo llama "comida divertida"
Es una gran ruptura el empezar a hablar de cosas que me averguenzan
Pero no lo haces de verdad, ¿no?
¿O sí? ¿Qué ganas haciéndolo?
Si lo hago, ademas siempre en sitios muy sordidos.
Me averguenzo de existir, de tener que comer, por ejemplo.
Es asqueroso, Carlo. Jamás pensé...
(Risas) Cuando era pequeño nunca
Llevaba bocadillo al cole.
No, en serio. Hay una gran ruptura para mi:
Lo que este pseudochat no tiene es el aviso "Carlo is typing", hay que intuir cuando escribes o cuando callas.
Ya, es un rollo
Ahora escribes seguro
Quizá terminemos los dos mirando la pantalla creyendo intuir que el otro escribe
Cuidado con ese agujero negro
La ruptura es empezar a hablar de las cosas horribles que hago o veo hacer a los demás a lo largo del día: las pequeñas mentiras, los pequeños secretos, malentendidos, y cosas así.
Me gustó lo que dijiste en el SOS.
Además luego habrá que copiar y pegar por parrafitos, algo que llevará unos buenos, quince o veinte minutos.
Lo que explicaste en Murcia, sobre como empezaste, casi como un notario de las pequeñas cosas.
(no te hago caso)
Jajajajaja
El tío sigue muy terco
(La 3ª persona no tiene lugar en el Facebook)
Como lo hace la gente para ligar en este puto infierno de mensajes cruzados?
El tío aquel (situarlo en un pasado remoto) seguía escribiendo tercamente
Hombre, ya van predispuestos
Van encerados
Ya, es verdad. Pero te aseguro que a mi no me funcionaria.
Una vez entre en un chat a ligar (tenia 18 años) y el moderador me expulsó a otro lugar de Internet, una pagina argentina.
Todavia me pregunto como logró enviar mi nick a otro lugar del ciberespacio.
Te expulsó porque decías SANDECES
(risas)
Va a ser muy difícil esto, lo veo venir.
Por que no hacemos una cosa?
Hostia, es muy raro lo del delay que da el facebook
Yo escribo algo en serio, tu te tomas tu tiempo y escribes lo que te sugiera, sin prisas
Es como si tiraras la piedra y escondieras la mano, pero no sabes porque te da esa sensación
La premura por mantener un dialogo me esta destruyendo los nervios.
Si, si, YO EMPECÉ COMO UN HUMILDE NOTARIO DE LA MARAVILLA COTIDIANA Y... EJEM
(Risas)
Voy a escribir algo muy lentamente, responde cuando quieras. No hay prisa. Puedes tardar diez minutos.
Bueno, a ver, cómo hacemos. Hagamos que yo respondo a lo del notario y después te formulo una cuestión /pregunta
Yo haré lo mismo.
Sí, o no sé, no hace falta que me preguntes nada, tu escribes una cosa, yo escribo otra a partir de lo que me sugiera lo que tu has escrito.
No hace falta ligarlo tanto.
Ok, mejor
Vale, empieza tú. Sin prisas. YA!! (es broma)
(me han llamado por teléfono) Lo del notario es bastante nuclear. No hay un contenido más allá de estas anotaciones que hago.
A veces te veo escribiendo libros más largos en el futuro, no es posible? Tus textos para el Butano funcionan muy bien. Y las entradas últimas muy locas en las que describes el Alexandra y a su publico, y al tipo que lo lleva, etc. son, no sé, están muy bien. Ahí hay algo.
Había escrito esto antes de tu ultimo comentario: "no sé muy bien a qué responden (las anotaciones), supongo que tiene que ver con crear un registro de cosas que he vivido y que por algún motivo vibran de un modo llamativo para mí, normalmente son formalismos. Y también es importante para diferenciarme del resto de los ciudadanos, para tener algo propio" Ahora te respondo a lo de los textos largos
Bueno, lo de los textos largos no lo tengo en mente aparte del Butano y similares
Vale, no tengas prisa. Funciona mejor así.
Los textos largos suelen ser fugas de ideas, un magma delirante, como si fuera el fondo del que emergen las ideas, a no ser que hable de algo concreto (como en el Butano) y allí me comporto como cualquiera que escribe sobre algo que le gusta o algo que le ha llamado la atención, más parecido a un artículo
Pero en realidad ahora me gustaría retomar el registro de las ideas como tal y dibujarlas todas juntas (incluyendo las que no explico nunca), hacer obra gráfica para venderla y ganar un dinero
El dinero es lo más importante
(risas)
Bueno, ¿y tu qué? ¿Cómo llevas tu fama?
Cómo lo masticas?
¿Qué hay?
¿Qué fama? Leí no hace mucho que para dedicarte a algo creativo tienes que obsesionarse durante un tiempo, y me gustó esa idea porque es justo como me siento desde hace un par o tres de años. Estoy enganchado a ese proceso de generar vídeos y textos, me siento muy afortunado de poder hacerlo, de que no me dé un derrame y me quede en una silla de ruedas mirando al techo, tengo suerte de que no dejen de venir frases y ocurrencias como gorriones feroces que apuntar en papelitos o grabar, sobre todo cuando eso me permite de una forma verídica e inmediata, recién creada, reflejar mi estado de animo de tal o cual día, o capturar imágenes y situaciones muy concretas que se plantan delante de mi, de una potencia enorme.
Las cosas que aparecen ante mis ojos como dignas de ser recogidas y consignadas desaparecen para no volver nunca más, como si su única preocupación consistiera en asegurarse de que efectivamente han sido recogidas y fijadas.
Esto último no creo que lo pase en la transcripción, pero bueno.
¿Ves? En eso nos diferenciamos. Yo no llevo nada bien lo del trabajo. Siempre he concebido el trabajo como algo que se hace en una oficina para otros. Y ahora se supone que debo hacer cosas, no sé sabe muy bien qué, y en realidad yo no me levanto con un deseo de crear nada
El libro lo hice porque me lo propusieron, pero estoy seguro de que si no tuviera una opción clara de que lo que hago sea visto en algún lugar, no lo haría
Solo apuntaría ideas, y como mucho llevaría un blog
Que es lo que hacía antes de que me ofrecieran hacer el show semanalmente y los libros
Siempre me siento culpable por no estar haciendo algo (algo creativamente productivo)
Me quedo embobado con cualquier cosa y se me va el día
Todo porque realmente no me apasiona la actividad creativa. Sí me gusta ver el resultado y tal. Pero el TENER que hacer me molesta
Siempre he envidiado a la gente que se obsesiona con su actividad creativa y casi sin querer se pasa las horas haciendo cosas
Ya, en mi existe una neurosis muy lamentable, heredada de mi madre, una necesidad (debilidad más bien) de ofrecer constantemente algo a las visitas, de agradar, de ofrecer una imagen pulcra y casi alienigena. Tras esa pulcritud exterior monstruosa solo se puede ocultar un auténtico mendigo KingSize, preparándose para la tarea titánica de ser el monarca absoluto del cartonaje del siglo XXI. A menudo pienso que estoy a dos pisos de ser mendigo, como mi abuelo paterno. Me descubro inspeccionando las mejores esquinas de Barcelona y esperando que nadie se me adelante. Estos extraños terrores también me sirven de impulso para escribir y escribir, y hacer videos. Es interesante esa doble vida, en el libro la abordo. Hay un texto sobre un profesor de la Autónoma, un tipo muy integro, que se hace homeless, sin dramas, sin avisar a nadie. A través de ese proceso de indigencia alcanza la santidad. es una posibilidad que me hace reír violentamente, es uno de mis pasajes favoritos del nuevo libro, y refleja muy bien como me sentí cuando empezaba a escribirlo, un poco solo, y atrapado en una deriva mental muy violenta.
Sé que soy más productivo cuando estoy descansando, es decir, tengo las ideas cuando hago cualquier actividad. Lo que me lleva trabajo es escribirlas o dibujarlas.
(nos hemos pisado, no importa, estaba siguiendo el hilo anterior)
Es curioso lo del homeless. No sé si has visto el "buzos de la esquina" que me dedicaron Costa y Jonathan, pero el cabrón de Jonathan especulaba con la posibilidad de verme convertido en un homeless cuando fuera viejo. Jajaja. Menudo cabronías. Lo que para ti es el descanso del homeless, para mí es el descanso del funcionario. Siempre pienso que estaría bien no tener que preocuparme por el dinero y la mejor solución es lograr ser funcionario
Así ya no habría angustia. Podría seguir haciendo lo que hago pero tendría asegurado el sustento y el de mi familia (siempre pienso en términos familiares)
"Ofrecer una imagen pulcra y casi alienigena" Jjajajajajajaj, es un mecanismo muy tuyo, ¿eh?
Hombre, los dos sabemos que lo del homeless no va a pasar. Pero como fantasma es significativo... ¿Eso es un "fantasma", o se le llama fantasma a otra cosa? En fin. En todo caso hay como un miedo al desfallecimiento.
(risas), si, si. El alienigina que mira un tanto desconcertado y distante a la humanidad. Llevo ese chip desde pequeño. En el fondo tu proceso y el mio no son tan diferentes, es cierto, tu fantasía de funcionario escondido en la oficina. ¿Y qué pasa con el humor? Es una palabra que evitas como a una plaga. Me sorprendió mucho tanto en Jonathan como en ti cuando os conocí, el ver que evitáis usar la palabra humor cuando es evidente que el éxito de lo que hacéis reside en buena parte en su capacidad humorística, en parte lo entiendo, sobre todo teniendo en cuenta que me venís de Bellas Artes, y allí te enseñan mucho a pulir el discurso (para muchos es lo único que aprenden allí) pero me sorprende. En parte os entiendo porque en España el humor está completamente denostado, se confunde demasiado a menudo con lo grotesco.
Creo que ya lo he explicado muchas veces, cuando intentaba publicar mi primer libro, recuerdo que tuve una entrevista en Destino y me dijeron: ESTO ES DE HUMOR, NO? Y yo respondí: NO, EN ABSOLUTO.
Ya, quizás sea por eso. Lo que temo es que si hablo de humor se empiecen a usar varas de medir del tipo "no hace gracia" o "la función de este tipo es hacernos reír"
Así que te entiendo. Si te etiquetan de humorista, en España automáticamente se te ve como alguien menor, y es una pena, no debería ser así, todos los grandes artistas son ademas grandes humoristas. Por ejemplo, Buñuel. O Goya.
Sí, pero Buñuel no tenía porque responder ante "lo cómico"
Era cómico pero nadie se lo había pedido
Yo soy consciente de que lo que hago mueve a la risa, o es cómico. Pero no quiero asumir la tradición humorística, porque si lo haces de repente parece que debas hacer las cosas desde ahí. Y en cierto modo debes hacerlas desde ahí
Deberíamos antes de acabar hablar un poco de los libros: empieza tu. Que tiene este que no tuviera el anterior? Donde te pilla? Sigues con la misma energía que cuando salió hervir un oso?
Este tiene nuevo: Sección de notas / Dibujos más bonitos / Índice de términos. El resto es lo mismo que Ultraviolencia
Y bueno, la energía o el entusiasmo siempre son parecidos: más bien bajos; pero sí estoy muy contento de poder publicar y de tener un público, y sobre todo de no tener que trabajar en algo que no me gusta (aunque a veces, cuando estoy más desacertado emocionalmente, preferiría esa grisalla a cambio de no tener que parecer tan ilusionado con la creación)
Ahora háblame de tu libro. Estás satisfecho?
Y sobre lo comentabas de que un humorista es considerado un ser menor, en realidad eso no me molesta, más bien me relaja. Mi forma de verlo es que el único humorista legítimo es aquel cuyos contenidos están pensados para hacer reír al público. Yo hago reír por cómo explico los contenidos, o por lo disparatado de éstos, pero las ideas en sí mismas no son gags.
(es muy largo, lo siento)
Dinero gratis acabo tomando forma casi como el diario de un neurótico joven del siglo XXI, asediado por muchos problemas y terrores invisibles, y este es su contrapunto, se pueden leer seguidos: en el sentido de que si el primero reflejaba a un único individuo con miles de problemas, este muestra a muchos, muchísimos personajes con un único problema, un problema por cierto muy abstracto, sobre el que no me pronuncio claramente, que me gusta imaginar casi como una maldición indeterminada que les sobrevuela. Básicamente quería reflejar la Barcelona actual, llena de gente cool estirando la juventud al máximo, a la gente joven que conozco, que en algunos casos parecen atrapados en una extraña fantasía fantástica que ya no se sostiene. También me interesaba mucho reflejar una visión mas critica, y menos autocomplaciente con la gente joven de lo que estamos habituados a ver. La idea para escribir este libro me vino un día, viendo una de estas películas europeas enrolladas, que tienen muy buenas criticas, tipo Michael Winterbotton de gente joven que folla y se droga y van a conciertos, y me recuerdo pensando: "Esto no es así, aquí falta todo lo esencial" Ese mundo global de viajar, ser infiel a tu novia, conocer a gente aquí y allá de forma casual, coleccionar vaginas como trofeos y experiencias con drogas, quería mostrar eso tal y como yo lo veo, me parecía un material muy divertido para construir una sátira con ello. También quería hablar de las universidades, y de la compulsión de viajar como nueva forma de narcisismo, etc. Creo que la gente joven esta poco habituada a que la critiquen, y me divierte hacerlo. Me irrita profundamente el culto desaforado a la juventud. Yo me levanto cada día eufórico de no tener ya 20 años.
Cuando escribo, salgo por Barcelona e intento trasladar directamente lo que veo y oigo y pienso sobre todo al papel, una elaboración inmediata de la experiencia, reflejar la pesadilla hilarante y maravillosa que me parece el mundo, la ciudad que me desborda, la gente, etc.
Muy buena traca, muy cristalina!
Yo quería hacer un último apunte (estoy repasando la conversación y quiero explicarme correctamente, no quiero que Miqui me haga un traje). Vuelvo a tu apunte sobre el notario. Ese es el núcleo de todo lo que hago. El registro de pensamientos fugaces como diferenciación, como máquina personal, es mi única construcción. El resto es una labor expresiva, cómo transmito ese material mínimo (vía show, dibujos, textos, canciones), en eso sí avanzo, mejoro la forma de explicarlo. Pero el material siempre es el mismo, no hay otra cosa, no hay opiniones sobre el mundo (a no ser que consideres las ideas como una especie de opinión), ni críticas (a no ser que consideres las ideas como... en fin) ni el relato de experiencias profundas (a no ser que...).
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