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San Isidro 2012 | decimotercera corrida de feria
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Fandiño viene a por todas

Lo que está claro es que este diestro parece dispuesto a barrer a todo el que se le ponga por delante

Antonio Lorca

Nadie sabe la meta que alcanzará este Iván Fandiño, pero lo que está claro es que parece dispuesto a barrer a todo el que se le ponga por delante. Hoy por hoy, es uno de los toreros más firmes y valerosos que pisan los ruedos, maneja con soltura y gracia los engaños, no se arredra ante las dificultades y se vuelca en el morrillo de sus oponentes a la hora de matar. Será lo que tenga que ser, pero es evidente que quiere confirmarse como figura, y da la impresión de que este puede ser su año. Ayer entró en el cartel por la vía de la sustitución de Sebastián Castella, herido en esta misma plaza el pasado jueves, y no solo se justificó sobradamente, sino que estuvo a punto de dar la campanada si su último toro, dificultoso en exceso, bronco y muy deslucido, hubiera colaborado algo más con el torero. Había brindado Fandiño a la concurrencia en un gesto inequívoco de su ansiedad de triunfo. Se plantó en la arena y aguantó con estoicismo los tornillazos del toro y sus malas intenciones. A punto estuvo de darle un disgusto, pero el torero, el lugar de encogerse, se cruzaba una y otra vez, aunque el resultado final no tuvo más mérito que su propio valor, que no es poca cosa.

Alcurrucén / El Cid, Perera, Fandiño Toros de Alcurrucén, bien presentados, mansos y descastados; noble y repetidor el tercero. El Cid: sartenazo, estocada baja -aviso- (silencio); estocada -aviso- y un descabello (división). Miguel Ángel Perera: estocada baja (silencio); -aviso- pinchazo y estocada caída (gran ovación). Iván Fandiño: pinchazo, estocada tendida y caída -aviso- (ovación); estocada trasera y contraria y un descabello (silencio). Plaza de las Ventas. 22 de mayo. Decimotercera corrida de feria. Casi lleno.

En la mano tuvo el triunfo en el tercero de la tarde, el mejor a la postre de la toda la corrida, porque desarrolló en la muleta una encastada nobleza que permitió a Fandiño expresar su mejor toreo con la mano derecha. Codicioso el toro al comienzo de faena, lo llevó imantado al engaño, firmes las zapatillas, y rematada la tanda con el obligado de pecho. Humillaba el animal en su embestida –el único en toda la tarde–, y Fandiño dibujó magníficos muletazos, emotivos y profundos, que llegaron a los tendidos. Bajó la calidad del toro por el lado izquierdo, y el torero prefirió colocarse la muleta a la espalda y citar por bernardinas. Firme como una vela, se dejó rozar la piel por los astifinos pitones del toro y la plaza entera quedó arrebatada por el arrojo y la entrega del torero. Mató mal y todo el premio se redujo a una fuerte ovación.

Pero ahí queda eso: una candidatura en toda regla a ser figura del toreo a base de valor e inteligencia. Si sigue así, Iván Fandiño lo conseguirá más pronto que tarde.

Y Perera no quiere quedarse atrás. Es uno de los perjudicados por los empresarios por el oscuro asunto del G-10, y la tarde de ayer era fundamental en su despegue de temporada. Nada pudo hacer ante el reservón y desclasado segundo, y se jugó el todo por el todo en el quinto. Lo esperó en el centro del anillo con una ajustado pase cambiado por la espalda, y cuando el toro se cansó de embestir, que fue muy pronto, se dio el arrimón y lo obligó literalmente a obedecer en algunos compases con enorme sabor. Muy torero y muy entregado estuvo Perera.

OVACIÓN: El valor y la entrega de Iván Fandiño le configuran como un serio aspirante a figura indiscutible.

PITOS: Decepcionó por completo la esperada corrida de Alcurrucén, muy mansa y sin clase.

Prueba de que no quiere quedarse atrás es que compitió con Fandiño en el tercio de quites del quinto de la tarde. El de Orduña citó por chicuelinas ajustadas pero poco lucidas por el molesto cabeceo del toro, y Perera le respondió con unas ceñidas gaoneras. Cuando alguien arrea…

El caso de El Cid es muy distinto. "No tenemos prisa", le gritaron desde el tendido para reprocharle su probada aceleración. Bueno su quite por verónicas al primero y extraordinaria la media final, pero no es el mismo de antes. Acompaña, pero no manda. Da muchos pases, pero dice poco. Muy templada y honda la primera tanda de derechazos al cuarto y ahí acabó todo. Está desconocido. Correcto anduvo con el malage primero, y muy por debajo –y pesado– de las condiciones del cuarto.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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