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FERIA DE SAN ISIDRO
Crónica
Texto informativo con interpretación

La culpa fue del cha, cha, cha

Antonio Lorca

Un vecino de localidad está convencido de que la triste situación del toreo actual obedece a las décadas de bienestar que este país ha vivido en el reciente pasado; al frigorífico lleno, a la dieta mediterránea, a la posibilidad de una segunda vivienda, al baile del cha, cha, cha, y a la alegría generalizada de la que se ha gozado. Afirma que el toreo es hijo de la necesidad y que la historia está plagada de figuras que brillaron empujados por la dificultad.

Algo de razón debe tener porque no existe explicación racional para entender la actitud de la mayoría de los toreros de hoy, que no se esfuerzan en mostrar esa aparente decisión que es fruto de una valentía encomiable que va directa al triunfo. Gente joven en su mayoría que parece cansada, desmotivada, desilusionada… Quizá, el problema es que no tienen hambre, que el frigorífico está lleno, que tienen, más o menos, las espaldas cubiertas, y la ambición muy corta.

Vellosino / Tejela, Tendero, Del Álamo

Dos toros de El Vellosino, segundo y cuarto, y cuatro de Valdefresno, desiguales de presentación, mansos, blandos y sosos.

Matías Tejela: media tendida y un descabello (silencio); estocada baja (silencio).

Miguel Tendero: casi entera caída (silencio); dos pinchazos, media y un descabello (silencio).

Juan del Álamo: estocada que hace guardia —aviso— y cinco descabellos (ovación); cuatro pinchazos y casi entera trasera y tendida y tres descabellos (silencio).

Plaza de Las Ventas, 13 de mayo. Cuarta corrida de feria. Más de tres cuartos de entrada.

Algo de todo esto pasa por la cabeza cuando la persona que está delante del toro es Matías Tejela, un torero que ilusionó a todos hace solo unos pocos años, y parece un señor mayor a punto de la jubilación. Bien es cierto que su lote no fue de carril, de esa bondad tan solicitada y rezada por todo el escalafón, pero su actitud en modo alguno tocaba tangencialmente el valor, la disposición y la decisión que se le supone a un torero de los pies a la cabeza. Ayer dio la impresión de estar dominado permanentemente por las indecisiones, y toda su labor se mostró falta de colocación, cite y remate, sin mando, sin intensidad y sin emoción. Su primer toro fue reservón y áspero en sus acometidas, pero él le hizo una faena de puro trámite, desordenada y descompuesta. Dificultoso era, además, el cuarto, y Tejela desistió a las primeras de cambio porque su ánimo no parecía permitirle heroicidades. Así, con esa actitud se podrá estar en el toreo más o menos tiempo, pero nunca llegará el soñado triunfo.

Un alumno de su misma clase parecía su compañero Miguel Tendero, más joven aún, con más sueños, quizá, pero con similar actitud. Muchos pases, muchísimos, dio a la sardina que salió en segundo lugar y que embistió con cierta dosis de nobleza, pero ninguno alcanzó brillo alguno. Es imposible que así sea cuando se muletea fuera de cacho, al hilo del pitón y sin cargar la suerte en ningún momento. ¿Dónde habrá aprendido a torear este chico?, ¿Estará satisfecho consigo mismo?, se preguntaba el vecino. Muy deslucido fue el quinto y tomó la acertada decisión de acabar pronto.

Ovación: Muy meritorio el par de banderillas de Alberto Molina al dificultoso quinto de la tarde.

Pitos: Inexplicable decisión del equipo presidencial: el anovillado segundo toro nunca debió salir al ruedo

Al más chavalín de los tres, Juan del Álamo, le ha tocado otro plan de estudios y se empleó más a fondo con sus toros; sobre todo, con el primero, el más noble de la tarde, al que robó algunos muletazos estimables por ambas manos que hicieron albergar alguna esperanza. Terminó con unas ceñidas bernardinas, pero todo lo estropeó con un pésimo manejo de la espada. Otro manso dificultoso salió en último lugar y Del Álamo se empeñó en dar un mitin a la hora de matar.

Lo dicho: la culpa, del cha, cha, cha. No hay otra explicación.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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