_
_
_
_

Arte vivo para el siglo XXI

La Fundación Telefónica reúne en una muestra 23 de las obras más espectaculares premiadas en el concurso 'Vida de arte y vida artificial'

“Los hombres dominarán sobre los peces del mar, los pájaros del aire y todas las criaturas vivas de la tierra”. No fue casualidad que el artista brasileño Eduardo Kac eligiera la frase sobre la dudosa y peligrosa supremacía del hombre, extraída del libro bíblico Génesis, como base para el proyecto homónimo, su primera experiencia de arte transgénico. Era 1999 y, mientras el mundo descubría con preocupación los avances de la ingeniería genética y sus implicaciones éticas, Kac ensayaba cómo crear seres vivos únicos, pensados para un mundo donde no habrá diferencia entre tecnológico y biológico, los seres humanos tendrán material genético variado y los procesos orgánicos estarán directamente vinculados con las redes digitales. Volviendo a Génesis, Kac tradujo la frase en código Morse y luego desarrolló un sistema específico para convertir la secuencia resultante en una base de pares de ADN, que le permitieron crear un gen sintético, inexistente en la naturaleza. Una vez introducido en una bacteria este gen artístico, se colocó en una sugestiva instalación, que permite al público tanto presencial como a través de Internet, activar las luces ultravioletas que estimulan su crecimiento. Además los movimientos de las bacterias, que se muestran en una pantalla, generan una melodía basada en los algoritmos de multiplicación bacterial, que varía en tiempo real, según la mutación biológica. Trece años después, Génesis, el primer proyecto ganador de Vida, el concurso de arte realizado con tecnologías y conceptos de vida artificial, organizado por Fundación Telefónica, abre el recorrido de una de las tres exposiciones que inauguran el nuevo espacio expositivo de la compañía, en el histórico edificio de la Gran Vía de Madrid.

La muestra, abierta hasta finales de año, reúne 23 obras de gran envergadura y sofisticada tecnología, a menudo utilizada con objetivos distintos a los puramente funcionales y mezclada con ocurrentes recursos low tech. Y es precisamente este uso inesperado y creativo, que mantiene las piezas alejadas de la vertiginosa obsolescencia tecnológica, haciendo que no pierdan ni un ápice de su vigencia, también gracias a la consistente base conceptual que las soporta. Es más, en diversos casos aluden a problemáticas y despiertan debates, que se han hecho más candentes y urgentes. Es el caso de Novus Extintus, una obra de Transnational Temps, concebida en plena fiebre para la adquisición de los dominios en Internet, que establece un paralelismo entre su constante aumento y las especies animales y vegetales en vía de extinción.

Novus Exitintus como The Central City del británico Stanza e IP Poetry de Gustavo Romano, fueron concebidas como obras de net art, exclusivamente para la Red, pero para la muestra se presentan con inéditas instalaciones, que contribuyen a explicitar su mensaje. Las investigaciones robóticas están presentes en todas sus declinaciones: desde el autorretrato en forma de cabeza parlante, bastante alocada por cierto, de Ken Feingold, pasando por el robot de Chico McMurtrie que intenta reproducir las posturas del público a partir de una base de datos de posiciones icónicas de personajes de la historia del arte, hasta los espectaculares brazos robóticos interactivos, construidos con ramas de vid de Ken Rinaldo.

Algunas se vieron en el stand que Telefónica tiene cada año en la feria Arco, como la esfera suave que te atrae y luego te repele con una improvisada sudoración de la argentina Paula Gaetano y el robot-planta, que vive y se desplaza succionando y depurando aguas contaminadas, del mexicano Gilberto Esparza. Sin embargo, verlas en un entorno preparado como la nueva sede mejora drásticamente la percepción, además de ofrecer una visión de conjunto de un premio que fue pionero y clarividente y, a lo largo de 13 años, se ha consolidado como el galardón más prestigioso y generoso (en total reparte más de 80.000 euros en cada edición) en el ámbito de la vida artificial.

El paseo requiere su tiempo, ya que la mayoría de obras son interactivas, como la sobrecogedora figura femenina desnuda de Cádiz & Clelland, que reacciona a los sonidos o los misteriosos helechos de la cueva viva de Philip Beesley, que tiemblan y se estremecen al paso de los visitantes, y enlazan las vanguardias del siglo XXI con los maestros cubistas de las vanguardias históricas, colgados en la planta superior.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_