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La SGAE, carne de incertidumbre

Reixa y Sastrón se enredan en el proceso de acuerdos A un día de la reunión que nombre al nuevo presidente de la SGAE surge la posibilidad de un tercer candidato de consenso

Daniel Verdú
Los candidatos a la presidencia de la SGAE Antón Reixa (a la izquierda) y José Miguel Fernández Sastrón.
Los candidatos a la presidencia de la SGAE Antón Reixa (a la izquierda) y José Miguel Fernández Sastrón. CARLOS ROSILLO

Fiel como nadie a su enrevesada naturaleza, la SGAE decidirá sobre el sonido de la campana quién será su presidente para los próximos cuatro años. Y eso si es que lo logra. Tras una eterna jornada electoral y una semana y media de conversaciones, promesas y posibles pactos, todavía no está claro si será José Miguel Fernández Sastrón (DOM) o Antón Reixa (Aunir) quien se siente en el antiguo despacho de Teddy Bautista. Ambos se pasaron la última semana buscando los apoyos necesarios para una mayoría absoluta en la Junta directiva que les permita liderar el cambio. Pero nadie ha conseguido garantías suficientes como para dar por finiquitado el asunto. A esa incertidumbre democrática hay que añadir ahora las trabas estatutarias que la candidatura de Sastrón alega para que su rival no pueda ser presidente y que, incluso, abrieron la posibilidad de proponer a un tercer candidato de consenso como Miguel Ríos. Todo ello, a 24 horas de la reunión de la junta que debe certificar la refundación de la maltrecha entidad.

El escándalo judicial que puso patas arriba la casa y los 10 meses de reformas, transparencia, buena voluntad y democracia han desembocado en una situación de bloqueo que tratarán de resolver hoy los implicados. La candidatura de Reixa, con 14 asientos en los 39 de la mesa de dirección, es la mayoritaria hasta el momento y la que tiene más fuerza. Sastrón y su lista obtuvieron nueve escaños en las elecciones, pero también se sienten legitimados para buscar acuerdos que les den mayoría ya que su candidato fue el más votado y el ganador en el colegio de pequeño derecho (música), el más influyente de la institución. ¿Y de dónde saldrían esos apoyos? Hay dos fuentes principales: el grupo de editores (ocho asientos) y Autores Más que Nunca, la candidatura que lideró Jaume Sisa (seis representantes).

Los primeros (integran a las grandes discográficas), que suelen tomar decisiones en bloque, se han reunido con ambos candidatos y les han pedido que lleguen a un acuerdo que garantice la gobernabilidad de la entidad. Enfrentados en la última época a los proyectos inmobiliarios de Bautista, no quieren más líos. El colectivo autoral, señalan lo editores, es el núcleo de la sociedad de modo que su voluntad tiene que ser lo que prime. Así que en caso de que no haya consenso, en principio, se decantarán por el candidato que se presente el próximo martes con más apoyos. “Pero nos gustaría que el presidente se eligiera por unanimidad”, asegura uno de ellos.

El grupo de Jaume Sisa (él no logró apoyos suficientes para estar en la junta) se volverá a reunir hoy para aclarar su postura después de que el jueves pasado no se llegara a nada. Sin posibilidad de presentar a un presidente y pese a que, en parte, la candidatura se creó para hacer de tapón al ascenso de Reixa, parece que también se decantaría por apoyar al candidato con más representación, que en este caso sería el líder de Aunir. La alternativa, que también tienen los editores, es abstenerse, una opción que beneficia directamente a Reixa.

Pero en pleno ajetreo de reuniones y cortejos, Sastrón esgrime otro argumento que podría meter en la partida a un tercer jugador. Según los nuevos estatutos de la SGAE, el consejo de dirección —el órgano que gestiona el día a día de la entidad— solo puede tener 12 miembros, incluido el presidente de la Junta. Cada colegio tiene un número de asientos y Sastrón tiene los cuatro de pequeño derecho, justo donde se presentaba Reixa. Si no se resuelve este problema, podría darse la situación de que el presidente de la junta no estuviera en el consejo de dirección.

Así que si Sastrón no logra apoyos suficientes en la reunión del martes (y lo tiene complicado), le gustaría que se buscase a un tercer hombre para presidir la entidad. Alguien de consenso, a quien todos respeten y que no esté significado con ninguna candidatura: Miguel Ríos. El músico lo ha rechazado (prefirió no dar su versión a este periódico), al menos si no existe un acuerdo unánime al respecto, pero su nombre seguirá sonando hoy como tercera vía de emergencia.

Para acabar de complicarlo todo, Sastrón asegura que no aceptará el puesto de vicepresidente que podría ofrecerle Reixa para desbloquear la situación. O al menos eso decía la semana pasada. Es probable que mañana a las tres de la tarde, los 39 miembros de la junta directiva se sienten en la mesa sin saber quién demonios saldrá por la puerta como presidente, solo 10 meses después de que al anterior se lo llevara detenido la Guardia Civil del Palacio de Longoria.

Diez meses para una nueva era

El 30 de junio de 2011 la SGAE celebra elecciones y la Junta Directiva cercana a Eduardo Teddy Bautista gana los comicios. Su rival, José Miguel Fernández Sastrón, acusa a los vencedores de fraude.

El 1 de julio, la Guardia Civil entra en el Palacio de Longoria, sede de la Sociedad. Cuatro directivos —entre ellos al presidente de su consejo directivo, Teddy Bautista,— son detenidos por una trama que supuestamente desviaba fondos a empresas privadas.

El 1 de diciembre la entidad presenta al Ministerio de Cultura la reforma de sus estatutos, aprobada por una asamblea extraordinaria. En febrero, el ministerio da su visto bueno, lo que permite a la SGAE convocar nuevas elecciones.

La juez Yolanda Urban Sánchez desestima el 12 de marzo una demanda con la que Bautista reclamaba 1.400.000 euros por despido improcedente.

El 26 de abril se celebran las elecciones del cambio. La lista de Antón Reixa es la que obtiene más representación (14 de los 39 asientos). José Miguel Fernández Sastrón obtiene 9.

El sábado 5 de mayo ambas candidaturas se encuentran para tratar de acercar posturas. No hay acuerdo. Los dos siguen buscando apoyos para ser presidentes.

Mañana, martes 8 de mayo, la nueva junta directiva deberá elegir a su presidente.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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