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DECIMonoveno FESTEJO DE LA FERIA DE ABRIL

¡Pundonoroso Rafaelillo!

Decorosas las actuaciones de Moreno y Marín El primero estará hoy encomendándose, porque vive de milagro

Antonio Lorca

Meritísima la actuación de Rafaelillo ayer en la Maestranza; un torero de corta estatura que estuvo hecho un gigante ante la muy deslucida y dificultosa corrida de Miura. Un torero todo pundonor, arrollador, espectacular y arrebatador que se mostró muy por encima de su complicado lote, y se permitió el lujo de dibujar destellos de sentimiento ante el quinto, el único que consintió una cierta confianza. Lo recibió con dos largas de rodillas en el tercio y cuatro magníficas verónicas, la tercera de ellas de auténtica categoría, con las manos muy bajas, templadísima, y una media posterior de antología. Le plantó cara de verdad con la muleta, entregado, decidido, torerísimo en todo momento, jugándose el tipo en la búsqueda permanente del dominio y el triunfo.

Miura/Moreno, Rafaelillo, Marín

Toros de Miura, -el tercero, devuelto- bien presentados, mansones, blandos, descastados y muy deslucidos. El sobrero, del Conde de la Maza, descastado y dificultoso.

José Luis Moreno: estocada (ovación); tres pinchazos y estocada tendida (ovación).

Rafaelillo: estocada trasera y un descabello (ovación); pinchazo y media contraria y baja _aviso_ (vuelta).

Serafín Marín: estocada baja (silencio); media tendida (silencio).

Plaza de la Maestranza. 29 de abril. Decimonoveno festejo de abono y último de feria. Casi tres cuartos de entrada.

El animal se tragó muletazos muy estimables por ambas manos y detalles de toreo garboso que encendieron los tendidos. Qué pena de ese pinchazo, que precedió a una media estocada de fea colocación. La oreja hubiera sido muy merecida por su disposición, por su valor, por su dominio y por su ‘chulería’ de torero hondo. Muy digno estuvo en su primero, un tío, un toro imponente, duro, rocoso y deslucido de comportamiento, pero blando de remos. Rafaelillo demostró que sabe lo que lleva entre las manos, se movió con facilidad, no le perdió la cara y se justificó sobradamente; incluso llegó a robarle algún natural aceptable.

Muy decorosas, por otra parte, las actuaciones de Moreno y Marín. El primero estará hoy mismo encargando varias novenas a su advocación más querida porque está vivo de milagro. El marrajo cuarto, un antitoro que no tenía más lidia que la que pudieran darle en el matadero, le echó mano cuando intentaba zafarse de él con la muleta, y la voltereta fue espeluznante. Momentos después, al entrar a matar, volvió a lanzarlo por los aires y lo buscó con saña en el suelo. ¡Qué mal trago, y que bueno que pueda contarlo! En su lote, inválido y descastado, solo pudo estar voluntarioso y en estado de alerta permanente.

Tampoco tuvo opciones Serafín Marín. El sobrero era infame, con la cara por las nubes, y el torero se mostró a la defensiva; más entregado ante el deslucido sexto, salvó los muebles por su encomiable decisión.

La anécdota pintoresca la protagonizó un espontáneo ya mayorcito que se tiró al ruedo sin muleta en la lidia del tercero. Con una sudadera que traía anudada a la cintura quebró por dos veces al astifino animal y solo una suerte inmensa le permitió volver a la vida civil sano y salvo.

Rejoneo matinal. Por la mañana, se celebró el tradicional espectáculo de rejoneo, en el que hubo que lamentar el percance mortal sufrido por el caballo Xelin, de la cuadra del portugués Raúl Fernandes, que fue corneado al resbalar en la cara del toro y sacrificado posteriormente. Con tres cuartos de entrada, se lidiaron toros despuntados de Fermín Bohórquez, de buen juego. Fermín Bohórquez, ovación; Raúl Fernandes, oreja; Diego Ventura, dos orejas; Joao Moura, hijo, palmas; Noelia Mota, oreja, y Francisco Palha, palmas.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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