Repaso a la obra del Premio Nacional de Fotografía 2011.
"La Procesión de los Bercianos en Zamora fue uno de los momentos donde sentí especial emoción durante mi trayectoria. Los hombres desfilan con la mortaja que les regala la novia hasta que cumplían 60 años. A partir de esa edad, se ponen la capa berciana. Me sentí como poseído ante lo que ocurría. Usaba varias cámaras a la vez. Fue el momento de mayor emoción de mi vida ante lo que ocurría ante mis ojos".RAFAEL SANZ LOBATOBercianos con las capas, que se ponen al superar los 60 años para la procesión del Jueves y Viernes Santo.RAFAEL SANZ LOBATO"Jamás he manipulado ni alterado lo que estaba ocurriendo. Se nota. Lo huelo a tres kilómetros", cuenta Lobato. "Cuando veo fotografías en las que percibo esa manipulación, me enfado muchísimo. Y lo veo muchas veces".RAFAEL SANZ LOBATO"En mis inicios era fotógrafo de fin de semana y a diario trabajaba en una empresa americana de aparatos de compresión", recuerda Sanz Lobato. "No trabajaba los sábados y a primera hora cogía mi coche, mi dos [cámaras] Nikon compradas a plazos y elegía un sitio del mapa: los caballos de Galicia [en la imagen], los toros de la Vega... y ahí empezó mi documentalismo antropológico. Era el 72, el año en el que compré el coche. Un fin de semana hacía las fotos y otro las revelaba. Fueron 15 o 16 años frenéticos. Disfrutando muchísimo y trabajando más".RAFAEL SANZ LOBATOAuto Sacramental, en Camuñas, Toledo. Su Premio Nacional de Fotografía 2011, “por su forma de contar la trasformación del mundo rural tradicional y su influencia en el fotoperiodismo contemporáneo”, no ha servido todavía para rescatar del ostracismo el trabajo de un artista legendario y casi clandestino.RAFAEL SANZ LOBATO"Me daba mucho miedo enfrentarme a la gente", recuerda Sanz Lobato. "José María Lobato que estaba en la Real [Sociedad Fotográfoca] me regaló una suscripción de 3 años que yo siempre continué. Veía aquellas fotos con gente, pero me moría de vergüenza solo de pensar en ponerme delante de ellos".RAFAEL SANZ LOBATO"En Real Sociedad Fotográfica había un grupo que los domingos muy temprano cogía un coche y, cargados con las cámaras, se iban por los pueblos de Madrid, no muy lejos, a Chiloeches, Chincón (...) Me acerqué y les pregunté si me dejaban ir. Recuerdo que llegamos a un pueblo. Éramos ocho en dos coches que dejamos en las afueras para no romper la estética interior. Nada más aparcar salieron todos disparando sus cámaras como locos. Me quedé pasmado junto al coche. Me fui despacito hasta donde había unos niños a los que mis compañeros estaban friendo a fotos. Luego vi que hacían lo mismo con dos ancianas y me quedé perplejo. No había que pedir permiso y a la gente no parecía importarle. Todo el pánico que tenía larvado en el cerebro se me fue de golpe".RAFAEL SANZ LOBATO"Siempre me recibieron muy bien en los pueblos. He conocido gente maravillosa. El aire limpio, la vida tranquila, la amabilidad de la gente.... me encantaba. Yo siempre me aproximaba con muchísimo respeto y la relación era buena".RAFAEL SANZ LOBATO"Estaba casado y tenía dos hijos, pero no venían porque el documentalismo es un acto solitario. Cuando íbamos todos los fotógrafos juntos no funcionaba, porque todos teníamos las mismas fotos. Y la familia me hubiera distraído". En la imagen, una niña retratada en uno de sus viajes.RAFAEL SANZ LOBATO"Cuando gané el premio que creó el torero Carnicerito de Málaga con el retrato de El Maletilla [en la imagen], la revista oficial de la Real también se negó a reproducir la foto", recuerda "La bronca fue de escándalo. Nos arrinconaron, y a mí no se me ocurrió nada mejor que acordarme, en público, 'de la Virgen y de los zapatitos del niño Jesús'. Me amenazaron con denunciarme por blasfemar. Mis compañeros de La Colmena [grupo fotográfico al que pertenecía] pusieron cara de paisaje y decidí quedarme solo. Hasta hoy."RAFAEL SANZ LOBATO"El documentalimo costumbrista no interesa a nadie. Por eso me marché de la Real [Sociedad Fotográfica]. Se me persiguió hasta la saciedad, se me excluyó hasta de los números especiales de la revista".RAFAEL SANZ LOBATO"He tenido contactos con algunas galerías, pero no me interesa [comercializar mi obra]. Buscan grandes formatos para decorar salones. Mis formatos son pequeños y no se pueden forzar. No quiero ser millonario. No me interesa ese mundo".RAFAEL SANZ LOBATO"He tenido que vender 400 libros monográficos de fotografía de mi biblioteca a la Fundación Colectania de Barcelona para seguir viviendo", dice Sanz Lobato.RAFAEL SANZ LOBATORetrato del fotógrafo Alberto García Alix, al que conoció en un bar sin saber que compartían profesión.RAFAEL SANZ LOBATOGafas proyectadas sobre una pared. Con los dos ojos afectados por una enfermedad degenerativa, el fotógrafo se ayuda de unas potentes lupas y de un aparato instalado por la ONCE para leer y distinguir detalles de algunos de sus trabajos.RAFAEL SANZ LOBATO"No me esperaba que me dieran el Premio Nacional de Fotografía. Me lo han dado tarde, a destiempo. Mi premio fueron los 15 ó 16 años durante los que estuve haciendo fotografías por los pueblos. Ese momento en el que descubres una situación o una persona que es justo lo que estabas buscando, es un momento impagable. No hay nada igual. Yo no busco reconocimiento".Uno de los últimos trabajos de Sanz Lobato está dedicado a los bodegones, inspirados en artistas como Morandi o Man Ray.RAFAEL SANZ LOBATO