Locos por el fútbol
Ya sabíamos que el tiempo cincela con apremiante crueldad los rostros de los presidentes del Gobierno. Sólo hace falta tener de nuevo cara a cara al mandatario español, un año después de que reconociese a El País Semanal que "la crisis ha sido un aterriza como puedas", para certificar la profundidad del surco en sus ojeras, la acentuación de los pliegues de la frente o las canas incipientes en el cabello peinado a cepillo. El de José Luis Rodríguez Zapatero es un semblante marcado al fuego de la peor recesión sufrida en décadas por España. Pero quizá lo más llamativo sea comprobar cómo permanece imborrable esa especie de sonrisa forzada en la cara de alguien al que no deben de quedarle ganas ni razones para reír. Al menos durante esta tarde de viernes de mayo que culmina la que probablemente haya sido la peor semana de Zapatero desde su aterrizaje en La Moncloa.
El País Semanal se reencuentra con el presidente dos días después de que anunciara en el Congreso el plan de ajuste más drástico de la democracia (alrededor de 15.000 millones de euros de reducción del gasto público en año y medio a base de recortes, entre otros, en los sueldos de los funcionarios, las pensiones, las obras públicas, la cooperación española y las ayudas a la dependencia) con la intención de templar las ansias de los mercados financieros. Un giro copernicano en la política social y económica del Gobierno de previsibles costes electorales suficientes para desatar el palpable agotamiento de Zapatero, más parecido estos días a un Don malas noticias propio de la pluma de Gay Talese. Lo que ni por asomo cabía esperar es que aún conserve arrestos para esbozar su sonrisa y mantener intacto el optimismo que ha jalonado su carrera política.
Una pregunta sencilla: "¿A usted a quién le gustaría marcar un gol?". Silencio. Incómodo silencio de unos cinco segundos en los que el presidente mira fijamente a los ojos de su interlocutor entornando esa sonrisa totalmente forzada cuyo significado resulta difícil de interpretar. "Hombre... el gol que me gustaría marcar es el fin de la crisis. En fin, ese es el tema ahora. Claramente".
-Pues no parece fácil.
-Sí. Espero que cuando tengamos el Mundial ya estemos saliendo de la crisis.
Casi nada. Con la que está cayendo -y la que le está cayendo a él-, Zapatero asegura mantener también intactas sus ganas de seguir los enfrentamientos de la selección española en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica. "Si las circunstancias lo permiten, me gustaría ir a alguno de los partidos. Tenemos la mejor selección de la historia. Hay una generación de jugadores con un altísimo nivel y, lo que es más importante, han cuajado equipo. Cuando juegan -además de para ganar, para pasárselo bien- son difícilmente batibles. Tenemos más posibilidades que nunca de ganar un Mundial".
¿Optimismo marca de la casa, necesidad imperiosa de agarrarse a un clavo ardiendo... o ambas cosas?
El País Semanal ha convocado al presidente del Gobierno, a la sazón ministro de Deportes, y a otros cuarenta personajes muy conocidos para homenajear a la participación española en la competición de Sudáfrica. Desde el cantante Raphael hasta el portero del Real Madrid y capitán de La Roja, Iker Casillas. Desde la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, hasta el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Desde la actriz Lola Herrera hasta la rapera Mala Rodríguez. Cantantes, deportistas, escritores, actores, políticos, presentadores de televisión... Con ellos hemos hablado de fútbol y recreado en imágenes una mirada a este deporte/negocio desde los ojos de un niño. Algunos no fueron retratados al mismo tiempo, pero, como en las mejores películas, las escenas se remataron en la sala de montaje.
El protagonista de nuestra historia es Lucas Manzano, "un madrileño de 13 años que estudia segundo de ESO en el colegio Base, normalmente saca buenas notas y juega en un equipo de baloncesto de Alcobendas", según su propia versión. Hizo sus pinitos en el cine interpretando al amor platónico de Nerea Camacho en la película Camino, de Javier Fesser. Su nueva aventura de ficción transcurre a lo largo de estas páginas en un viaje imaginario hasta Sudáfrica en busca de Iker Casillas para entregarle un secreto que ayude a los 23 valientes convocados por el seleccionador nacional, Vicente del Bosque, a conquistar el Mundial.
Y con Casillas en el madrileño aeródromo de Cuatro Vientos, convertido en un aeropuerto sudafricano, dio comienzo esta serie de sesiones de fotos. El mejor portero del mundo, según la Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol, llega pasadas las tres de la tarde de un jueves pilotando su Audi Q7 de color blanco. Entra vestido con jeans y camisa blanca de Hugo Boss en la sala donde se probará el estilismo para el retrato. Le acompaña Óscar Ribot, periodista del gabinete de comunicación del Real Madrid, que vuelca entre sus vaivenes con el teléfono móvil una botella de agua sobre la ropa de Casillas. "¡Cabrón!", grita medio desnudo el cancerbero. Los dos se parten de risa. Iker gruñe con gracejo de Móstoles. Su torso pálido está en forma. Sin pasarse. Sin llegar a la tableta de chocolate. "Ya pesan los años", reconoce al doblar el espinazo para abrocharse los zapatos. "Pero todavía me queda por delante... Renové con el Madrid hasta los 36 años y tengo 28. Otra cosa es que el día de mañana algún entrenador o alguien no quiera contar conmigo".
Respecto a las expectativas de España en Sudáfrica, Casillas opta por aferrarse a la cautela. "Difícil, ¿eh? Tenemos que ir pasito a pasito y en ningún momento creernos que vayamos a vencer sólo por el hecho de estar ahí. A día de hoy es la primera en el ranking FIFA, pero eso no te asegura que vayas a ganar el Mundial".
-¿Sigue siendo la selección ese grupo de amigos que ganó la Eurocopa de 2008?
-Sí. Hay compañerismo. Cada uno es de su padre y de su madre, pero todos aportan un ingrediente a esta ensalada.
-¿Cuál es el mayor aliado de La Roja?
-La ilusión. Esperamos darle continuidad en Sudáfrica. Pero ya te digo que no será fácil...
Finalizado el retrato, San Iker -apelativo que detesta- sigue posando para las cámaras y teléfonos móviles del personal del aeródromo de Cuatro Vientos. Derrocha paciencia de santo. Firma con rotulador las camisetas que ha traído Loli, la conserje, y departe amistoso con un risueño guardia civil apodado El Cordobés. Así es Iker. Parece un tipo sencillo. Tranquilo. Simpático. El destino de La Roja está en sus manos.
Sesiones de fotos como estas dan para mucho. Incluso para encuentros inesperados rayando el surrealismo. Como la conversación que presenciamos entre Michael Robinson, comentarista deportivo de Canal +, y el cabecilla de los chicos de Muchachada nui, Joaquín Reyes. En realidad se trató más bien de un apasionante monólogo de Robin, el David Attenborough del fútbol -catalogado así por alguno de sus jefes-, sobre las diferencias entre los estilos deportivos de las canteras del Barça y del Real Madrid ante un boquiabierto Reyes, cuyos ojos parecían vislumbrar en el comentarista la viva imagen de uno de sus propios Celebrities(delirantes imitaciones de personajes tan conocidos como Bono, el cantante de U2, o el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, interpretadas con acento albaceteño y susceptibles de provocar escandalosas carcajadas). "Pero yo le haría un Celebrity a Iniesta; me parece tan bonico...", responde Reyes, culé confeso. Y arranca: "Hola, soy Andrés Iniesta. Soy mu noble y muy humilde, pero... Ojo, ¿eh? ¡En el campo soy un tritón!".
Para Robin, ex futbolista de origen británico y fuente inagotable de historias balompédicas, "llevamos en la mochila un cartel de favorito; estoy seguro de que Vicente del Bosque desearía mayor prudencia, pero no veo a nadie claramente superior a España. Brasil está ahí. También Argentina y sus grandes delanteros, aunque juegan cuando consiguen la pelota. España siempre fue la madrina de la boda. Se hablaba de la furia, pero sólo era un estado anímico. Ahora hemos encontrado un estilo propio, Made in Spain, basado en el buen trato a la pelota. Desde hace dos años, incluso ganamos. Con el gol de Torres en la final de la Eurocopa supimos que teníamos un gran equipo. Aquel gol borró el codazo de Tassotti a Luis Enrique, los fallos de Salinas o Cardeñosa, la mala suerte...".
Jogo bonito. Parece unánime la visión de los expertos en la materia que consideran a España como digna sucesora de Brasil en la práctica de esta disciplina. Así también lo cree el cocinero Sergi Arola, forofo del Barça y de La Roja. "Es que yo no me creía a aquella selección de 'por cojones', de 'la furia española' y otros tópicos que me dan bastante risa. Creo en el equipo del talento y del toque. Además, como tengo un restaurante en Brasil, soy especialmente sensible al jogo bonito".
Ante la posibilidad del cruce de España con Brasil en el Mundial, y el consiguiente nuevo enfrentamiento deportivo entre los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Zapatero tras la pugna por los Juegos Olímpicos de octubre del año pasado en Copenhague, el español contraataca: "Cada vez que Lula y yo nos vemos últimamente, casi siempre hablamos de fútbol. Mantenemos una competición amigable. Le he dicho que esta vez España va a ganar".
No es lo que piensan los grandes bancos de inversión de Wall Street. Goldman Sachs ha elegido a Brasil como máximo favorito para ganar en Sudáfrica a través de modelos matemáticos y estadísticos que otorgan a España la segunda plaza, mientras que JP Morgan ha coincidido en pronosticar el puesto de subcampeón para La Roja mediante su aplicación de sistemas de valoración cuánticos que recientemente llevaron el pánico a la Bolsa de Nueva York.
Y a todo esto, tanto fútbol... ¿Nos hemos vuelto locos? ¿Cuánto hay de pan y circo en este tinglado? Para Concha García Campoy, presentadora del magacín matutino de Cuatro, "no hay duda de que necesitamos ese pan y circo; nadie puede olvidar los problemas reales en democracia, pero está muy bien evadirnos. Y el fútbol es una evasión fantástica". El actor Emilio Gutiérrez Caba va más allá: "En la época franquista nos lamentábamos de que el régimen nos bombardeaba. Ahora no hay bombardeo, es que está por todas partes. Igual que otros deportes. Se trata de una política perfectamente planificada. El marketing que conlleva la venta de camisetas, balones, raquetas...".
Quedan sólo cinco días. Sesenta y cuatro partidos decidirán en Sudáfrica el cetro del fútbol universal. El Comité Organizador Local ha rebajado las expectativas de 450.000 visitantes a 200.000 a causa de la crisis planetaria. La inversión efectuada ha superado los 5.500 millones de euros, a la espera de un retorno de 9.300 millones. Relájese. Si le gusta este deporte, disfrute con el aperitivo que está a punto de presenciar. Si detesta el balompié, estas páginas pretenden ofrecerle al menos una sonrisa. Comienza una aventura en compañía de personajes muy futboleros, como los actores Juan Diego Botto o Loles León, quienes desearían marcar un gol, respectivamente, "al olvido" y "al machismo". Otros, como la escritora Lucía Etxebarría, no son tan aficionados. Ella querría marcarse un gol a sí misma. "Soy mi peor enemiga", admite. La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, o el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, tampoco se consideran precisamente unos hinchas. De hecho, para el político del PP, donde esté una buena ópera, que se quite el fútbol. "Pero también me gusta la zarzuela", apostilla. "Un género donde en alguna obra está presente este deporte; como, por ejemplo, en Don Manolito".
Babelia
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