"¿Qué hiciste, abuelo Vincenzo?"
Un documental reconstruye, un siglo después, el robo de 'La Mona Lisa' del Louvre con el testimonio de la familia del caco
Hace un siglo que el italiano Vincenzo Peruggia se llevó bajo su chaqueta La Mona Lisa del Louvre. Fue un lunes 21 de agosto. La pinacoteca cerraba ese día, así que había pocos empleados. A la mañana siguiente se descubrió el robo del retrato más célebre de la historia del arte. Cien años después, el cineasta estadounidense Joe Medeiros está a punto de estrenar un divertido documental sobre Peruggia, muerto en 1947, a los 66 años . Para realizar The missing piece, Medeiros fue a Dumenza (norte de Italia) y habló con Celestina, la hija de Vincenzo, fallecida hace cinco meses. "Admiro a mi padre por el coraje que tuvo", dice Celestina entre lágrimas en el tráiler.
Cuando La Mona Lisa desapareció se pensó que el ladrón sería un tipo refinado, pero Peruggia era un antiguo empleado del museo que justificó su fechoría por las burlas que sufría como inmigrante: le llamaban "macarrón" y había parisienses que le echaban sal y pimienta en el vino. Peruggia, vestido con la bata blanca de los trabajadores del Louvre, descolgó el cuadro -él mismo había fabricado el marco de cristal- se lo escondió y pidió a un empleado que le ayudara a salir por una puerta que estaba sin pomo y daba al hueco de la escalera. El manitas le abrió y el ladrón se marchó.
Peruggia era un antiguo empleado del museo que justificó su fechoría por las burlas que sufría como inmigrante
Una marea humana quería ver el hueco dejado por 'La Mona Lisa', ahora cuatro ganchos de hierro
A la ola de calor que sufría París se sumó, cuando reabrió el museo una semana después, la marea humana que quería ver el hueco dejado por La Mona Lisa, ahora cuatro ganchos de hierro. La policía cerró las fronteras y empleó las novedosas huellas dactilares como método detectivesco. En sus archivos estaban las de Peruggia por una pelea. Pero no se presentó a la citación cuando le llamaron y nadie lo vio sospechoso. ¡Y eso que dejó una huella dactilar junto al hueco del cuadro! En sus pesquisas, los agentes sospecharon de dos jóvenes y provocadores artistas: un poeta, Guillaume Apollinaire, y un pintor, Pablo Picasso. Ambos genios acabaron llorando en el interrogatorio y se demostró que no tenían nada que ver con el caso. La investigación no halló otro hilo y Lisa Gherardini, la mujer de enigmática sonrisa pintada por Leonardo da Vinci a comienzos del XVI, fue dada por desaparecida.
'El robo de la sonrisa'
El caso Mona Lisa fue novelado por la escritora R. A. Scotti en El robo de la sonrisa (2009, Turner). Scotti contó cómo la prensa, para aumentar su tirada, aventó teorías disparatadas y ofreció suculentas recompensas. El libro narra que Peruggia, en su delirio -"me enamoré de ella", dijo de la tabla-, facilitó la recuperación del cuadro a fines de 1913. Envió una carta firmada como "Leonardo" al marchante Alfredo Geri, de Florencia, que se la enseñó al director de la galería de los Uffizzi. "Leonardo" decía que el cuadro estaba listo para volver a Italia, porque si el maestro del sfumato había nacido en la provincia florentina, la obra debía regresar al país de la pasta. Pero Vincenzo sabía poco de La Gioconda, que el verdadero Leonardo vendió al rey Francisco I de Francia. Medeiros explica en su documental que Peruggia estaba convencido de que "las tropas de Napoléon robaron la obra de Italia". Varias cartas después, el caco se reunió con los dos hombres en la habitación de su hotel. Allí abrió un maletín y, tras un falso fondo, sonrió La Mona Lisa. Como el dinero lo mueve todo, el hotel fue rebautizado años después como La Gioconda. Pasen y vean, en la habitación número 20 se alojó el ladrón del cuadro al que solo le faltaba "el don de la palabra", como dijo el mecenas Cassiano del Pozzo en el siglo XVII. El director del museo florentino alertó a la policía y Peruggia fue detenido.
¿Sería factible robar hoy La Mona Lisa? "No es imposible, pero lo difícil sería decidir qué hacer con el cuadro, cómo darle salida", señala Robert K. Wittman, fundador de la brigada del FBI contra este tipo de delitos, donde trabajó 20 años y recuperó "obras por valor de 210 millones". Wittman dirige ahora una consultora que sigue el rastro a objetos robados y colabora con gobiernos, museos y particulares.
Al final del caso Mona Lisa, Peruggia fue condenado a unos meses de cárcel que apenas cumplió porque el psiquiatra le tildó de "deficiente mental" y porque, juzgado en su país, se apiadaron de él. De hecho, en la celda recibía dulces y cigarrillos de sus paisanos. Su hija Celestina siempre pensó que a su padre solo le movió el patriotismo. A inicios de 1914 la obra volvió a París. Joe Medeiros, que vive "fascinado" por este caso, ha reconstruido el robo en su documental: "Filmamos en el Louvre y Silvio, un nieto de Vincenzo, reprodujo los pasos de su abuelo. Además, visitamos el apartamento de París en el que tuvo el cuadro dos años, y en Florencia estuvimos en el hotel donde fue arrestado". Allí, sentada en una cama, Graziella, la nieta del protagonista, exclama entre bromas: "¡Abuelo, abuelo Vincenzo, pero qué hiciste!".
¿Dónde está el 'Códice'?
El 7 de julio se anunció que el Códice Calixtino, del siglo XII, había desaparecido de la catedral de Santiago de Compostela . Se hizo sin forzar la puerta de acceso a la caja fuerte, que además tenía las llaves puestas. Mes y medio después no se ha recuperado esta especie de guía para peregrinos y las investigaciones apuntan a que "alguien de dentro" colaboró en el robo (. Lo del cómplice de la casa "sucede en el 88% de los robos en museos de EE UU", dice Wittman. Pese al Códice, en España son anecdóticos estos casos, según la policía. A la dificultad de vender piezas robadas se une el que están catalogadas. Además, hay muchas medidas de seguridad en los museos, y las pequeñas iglesias rurales, antaño objetivo de ladrones, tienen ya poco que ofrecer. Otros asuntos sin esclarecer son los de los dos cuadros de Velázquez de los que no hay rastro desde agosto de 1989. Retrato de una dama y la mano del Retrato del arzobispo Fernando Valdés desaparecieron del Palacio Real de Madrid. Y como en un truco del mago David Copperfield, en 2006 se esfumaron los cuatro bloques (38 toneladas) de la escultura Equal Parallel / Guernica-Bengasi, de Richard Serra. La obra se evaporó del almacén de la empresa contratada para su custodia por el Reina Sofía, que exhibe una copia hecha por el artista.
Las más buscadas
Para saber cuáles son las obras robadas más buscadas se puede echar un vistazo a la web de Interpol . Ahí está Virgen y niño, tabla atribuida a Giovanni Bellini, del siglo XV, desaparecida en febrero de este año en París; también, una momia sustraída en noviembre de 2010 en El Cairo, y ese mismo mes alguien se llevó una escultura de un templo en Nueva Delhi. Por países, Interpol señala que los mayores objetivos son Francia, Polonia, Rusia, Alemania e Italia. Mención aparte merecen para esta organización policial Afganistán e Irak. Según el experto Robert K. Wittman, "la edad de los edificios que albergan los museos y la libre circulación de personas" hacen a las instituciones europeas más vulnerables. Wittman incluye en el grupo de riesgo "a España y Grecia por su gran patrimonio artístico". Interpol subraya que los delincuentes apuntan sobre todo "a particulares y lugares de culto". De entre los casos más espectaculares sin resolver, Wittman destaca "el del museo Isabella Stewart Gardner, en Boston", que llora desde hace 21 años la pérdida de 13 cuadros (Rembrandt, Vermeer, Degas, Manet...). El año pasado la víctima fue el Museo de Arte Contemporáneo de París, sin cinco cuadros valoradas en 200 millones. Un robo que volvió a poner en entredicho, casi un siglo después de La Mona Lisa, la seguridad de los museos parisienses.
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