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Tapeo del bueno por Londres

La capital británica, que celebra su gran festival gastronómico al aire libre, se aficiona a los pinchos y las tapas

La cocina inglesa no ha gozado tradicionalmente de demasiada buena fama. Sin embargo, lo que está claro visitando estos días Londres es que los británicos tienen buen apetito. La capital del Reino Unido celebra entre el jueves y el domingo Taste of London, un festival gastronómico en pleno Regent's Park abierto al público. Allí se dan cita los mejores restaurantes de la ciudad, empresas de alimentación y cocineros de altos vuelos. El aroma español lo ponen algunas bodegas como Freixenet y la marca Estrella Damm, organizador de una degustación de tapas de la mano del cocinero madrileño afincado en Reino Unido Omar Allibhoy. Tienen bastantes puntos para ser un éxito, para empezar, porque los británicos, tras años de veraneo en España, le han cogido el gusto a la tapa. También porque el tapeo y la cerveza son gratis en un festival donde se estila poco regalar, a pesar de que solo la entrada al recinto del festival gastronómicoya cuesta 26 libras (más de 30 euros).

Solo hay que darse una vuelta por Londres para ver que la comida internacional campa a sus anchas. Según Allibhoy , la ciudad acumula más de 8.000 restaurantes chinos, cerca de 6.000 de cocina India, unos 3.000 italianos yalrededor de 200 españoles, en los que, en general, la reina es la tapa. No todas gozan de la misma calidad, y de hecho una parte importante de la oferta de tapasa procede de una cadena de restauración, La Tasca, de precios ajustados y que los españoles que viven en la capital británica no suelen recomendar. Sin embargo, en algunos rincones se pueden encontrar locales que acercan a los británicos un tapeo bastante acertado.

Es complicado valorar toda la oferta, aunque hay algunas recomendaciones destacables. La primera parada es Barrafina, en el corazón del Soho. Pertenece a dos hermanos ingleses, que regentan también El Fino. Montaron estos locales en honor a su madre, que vivió muchos años en Mallorca. El Barrafina es eso: una barra fina con taburetes. La carta de vino está compuesta por una veintena de caldos españoles. Entre los platos estrella, las almejas salteadas, las croquetas, el pan casero con tomate y el pollock en salsa, un pescado similar al bacalao a la bilbaína pero cocinado con manzanilla. Tras la barra, algunos camareros ingleses, polacos y varios españoles, como Noemí, una malagueña con mucho desparpajo que recomienda la tortilla de patatas poco cuajada por dentro.

La ruta del tapeo puede seguir hasta Covent Garden, donde está el Pix. No hay toros ni flamencas en las paredes. No hacen falta tópicos para que los pinchos y las tapas del local tengan un poso muy español. Aun así, la cerveza Damm que se vende aquí, como en todo Reino Unido tiene una etiqueta especial que la identifica como "la cerveza de Barcelona", para aprovechar el tirón internacional de la capital catalana. Montaditos de jamón y huevo de codorniz, brochetas de patatas bravas y de postre, un chupito de churro con chocolate.

En el pudiente barrio de Nothing Hill también se puede ir de tapas. Allí está el Pirata Detapas, donde la cocina corre a cargo del ya citado Omar Allibhoy, que además es dueño del Tapas Revolution, situado en un enorme centro comercial. El Pirata lleva tres años. Según el propio chef "tuvo unos inicios complicados", pero finalmente ha cuajado, especialmente por las noches. En la carta, carpaccio de pulpo con caviar de mandarina, calamares a la andaluza o croquetas caseras. "Ser el restaurante incluido en la guía Michelín más económico, nos ha ayudado. Es una de nuestras máximas: comida de calidad a precio razonable", señala el cocinero.Este juevesha dejado los fogones de sus negocios para dar de comer a los asistentes al Taste of London. Ha preparado montaditos de anchoa del Cantábrico, chips de morcilla de Burgos, endivias con una salsa de queso azul y unos lollipops de hígado de pato y pistacho.

Se espera que a esta feria gastronómica acudan miles de personas, pero todos miran al cielo. Las siete ediciones anteriores, también celebradas al aire libre en este céntrico parque londinense, tuvieron mucha suerte y lució el sol. Este año, al menos el primer día, ha llovido a cántaros. Aún así, solo una hora después de la inauguración, hacia las 13.00, cientos de personas han recorrido el festival, paraguas en mano.

Bar de tapas Pix, en el barrio londinense de Covent Garden.
Bar de tapas Pix, en el barrio londinense de Covent Garden.CRISTINA DELGADO
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