Enrique Franco recibe la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio, a título póstumo
El crítico de EL PAÍS es reconocido por su labor de comunicador de la música, en un emocionante acto en la Escuela Reina Sofía
Contar la música tiene su ciencia. Enrique Franco, que cumplió su labor de crítico en EL PAÍS a lo largo de tres décadas, aplicó unas fórmulas brillantes para conseguirlo. Por eso ayer, tarde pero no inmerecidamente, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, otorgó la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio a este gran comunicador, fallecido en 2009.
La recibió su hija Ana, que trazó un conmovedor y sencillo retrato de su padre: "Fue persona sencilla, libre de vanidades y ajena a presunciones. Conciliadora y dada a quitar importancia a las cosas, fueran estas hierros agresivos o suaves sedas, lo cual no quita para que -tremendamente exigente- rechazara con su ironía cualquier erudición vacía". Críticos, músicos y amigos siguieron el homenaje, la imposición y el concierto que ofreció el grupo Sinfonieta, de la Escuela Reina Sofía, con un repertorio plenamente contemporáneo. Pero Enrique Franco fue maestro en el arte de contar la música de todas las épocas, y de asistir a cualquier espectáculo donde sonaran notas con instrumento. Así lo recordó su hija Ana, cuando contó cómo en París, en 1974, le llevó a un concierto del grupo Pink Floyd. El crítico acudió con su traje azul y su corbata elegante, en mitad de un público mayoritariamente formado por hippies. Y an así "era el más natural del multitudinario público. Esta forma de ser y actuar, sin disfraces acomodaticios, le llevaba a mantener un nivel de discurso culto, que no pedante, sin distingos entre los pequeños comerciantes del barrio y aquellos a los que habitualmente llamamos intelectuales".
Amigo de músicos y artistas, su hija destacó entre ellos a miembros de la Generación del cincuenta como Cristóbal Halffter, compañeros de profesión como el italiano Massimo Mila, o genios de la dirección como Sergiu Celebidache. Otra de sus grandes amigas en vida fue la directora de la escuela que acogió este homenaje, Paloma O'Shea, quien emocionada recordó a su maestro. "Conocí a Enrique Franco hace cerca de 40 años, en una de las primeras ediciones del Concurso Internacional de Santander de piano. Sentada a su lado en centenares de conciertos, aprendí a conocer la música desde dentro. Al terminar cada obra, cuando sonaban los aplausos, Enrique siempre tenía algo sustancioso que decir".
El ministro Gabilondo destacó: "Esto es un acto de justicia que reconoce la música, la palabra, el afecto y la memoria. Enrique Franco ha hecho comprender y amar la música a miles de españoles. Su inteligencia lúcida, su abrumadora cultura, su profesionalidad, rigor y valentía, hicieron de él un comunicador que entendía el lenguaje musical como vínculo con la emoción".
Babelia
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