"He escrito una versión sandokaniana del manifiesto comunista"
Paco Ignacio Taibo II publica "El regreso de los tigres de Malasia", el retorno de Sandokán y su compañero Yáñez de Gomara
Paco Ignacio Taibo II (Asturias, 1949) llevaba 12 años guardando a Sandokán en un "cajón electrónico" hasta que se dio cuenta de que el sesentón pirata malayo estaba preparado para volver a echarse a la mar con su compañero de avatares, el portugués Yáñez de Gomara. Reunidos los retazos que llevaba acumulando durante más de una década, tardó sólo seis meses en amarrar la trama de la novela que la editorial Planeta publica ahora en España, "El retorno de los tigres de Malasia". Libro de aventuras que reescribe, en palabras de Taibo II, la historia original del escritor italiano Emilio Salgari, además de versionar el Manifiesto Comunista.
En esta ocasión, Sandokán y Yáñez viajan a la isla de Borneo, en el sudeste asiático, donde tienen que descubrir la conspiración de una sociedad secreta china. Para abordar esta empresa Taibo II ha buscado entre sus obsesiones de la infancia y, así, ha convertido a Engels o al profesor Moriarty de Arthur Conan Doyle en los nuevos compañeros de los Tigres de Malasia. "Fui llamando a todo aquel que necesitaba. Recurrí a Rudyard Kipling cuando me hacía falta un periodista. Lo mismo hice cuando recuperé al personaje de Old Shutterald, del escritor alemán Karl May", dice Taibo II.
Sandokán y Yáñez viajan a la isla de Borneo, en el sudeste asiático, donde tienen que descubrir la conspiración de una sociedad secreta china
A la mezcla de caras, ha añadido también "un estilo muy moderno, pero con un sonido arcaico propio del siglo XIX" que le ha permitido ahondar en el retrato que Salgari hizo de los dos protagonistas. "He creado un Sandokán más elaborado y menos visceral", explica el autor. "Yáñez es más malicioso si cabe. Más culto, aunque más extraño". En este proceso Taibo II cuenta que se encontró de repente con "dos viejos contagiados uno del otro". "Hay un poco de Sandokán en Yánez y al revés, por eso no he podido evitar que sus voces se parezcan en las conversaciones que mantienen", dice.
Todos estos dislates y anacronismos que ha introducido tienen explicación al final de la novela. Porque aunque el autor reconoce que prefiere que le tachen de anacrónico antes que de posmoderno, ha decidido confesarse con sus lectores. "He tratado de ser justo, por eso cuento qué parte de la historia es real y cuál ficción. Porque aunque es eminentemente una novela, tiene detrás muchas horas de investigación. Como cuando me tuve que leer seis libros de biología básica para saber cómo hacen el amor los caimanes", ríe al recordarlo Taibo II.
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