Por fin, sexo y oscuridad en 'Crepúsculo'

Al director David Slade le ha tocado la lotería. Primero, porque Juan Antonio Bayona rechazó dirigir la tercera parte de la serie Crepúsculo, Eclipse . Segundo, porque éste es el libro con más chicha de la saga vampírica de Stephenie Meyer, así que por fin llega el morbo y la oscuridad al triángulo amoroso que componen el vampiro metrosexual Edward, el indio lobo Jacob y Bella, la mortal por la que se pirran todos. En España Eclipse se estrena hoy en 721 pantallas (en total hay 4.000 salas) y en 4.416 salas en Estados Unidos, todo un récord. Slade se presentó ante la cinefilia mundial con Hard candy, una versión moderna de caperucita roja con pedófilo que también catapultó la carrera de su protagonista Ellen Page (Juno) . Después resbaló con 30 días de oscuridad, su visión del mundo de los vampiros. Es decir, que el británico sabe de adolescentes y de chupasangres.

En persona Slade parece meticuloso, explica con sumo cuidado su punto de vista y, delante de un grupo de periodistas, responde a todas las preguntas. En un momento, cuando el cineasta ha arrancado su respuesta, alguien de la distribuidora interrumpe la contestación con la frase: "No se puede hablar del presupuesto". Las fuerzas del mal han tomado posiciones en muchos sitios. Ese control, ¿afectó al rodaje? "Nunca tienes como director completa libertad. Sí me permitieron rodar con mi propia visión. Pero jamás existe la libertad absoluta y esa lucha, esos tiras y aflojas, forman parte del proceso de hacer una película. En la productora te apoyan mucho, quieren distintas clases de directores según el libro que toque, y por eso han cambiado de director en cada filme. Yo trabajo leyendo mucho el guión, imaginando y planteándome en mi mente todo el filme, y luego lo saco. Es un proceso difícil, aunque necesario, porque así no entra en juego el azar, todo está planificado. Fuimos muy justos de tiempo en preproducción y eso para mí fue muy bueno: si colaba algo en guión se hacía sí o sí".

Es decir, en las buenas críticas que ha recibido Eclipse, algo tendrá que ver Slade. "Me ha tocado un libro más oscuro, con una gran reflexión sobre la mortalidad, y en el que se cierra el arco de los personajes que componen el triángulo amoroso. Me importaba mantener el tono de adulto. El humor surge porque sí, no está forzado. Y creo que toda esta apuesta por un mayor realismo lleva a que el espectador se implique más en lo que se cuenta en la pantalla".

¿Es Eclipse el cierre de una trilogía en su carrera, la fusión de sus puntos de vista sobre los adolescentes y los vampiros? Slade se echa a reír. "No sé. Hacer una película es una oportunidad muy inusual. Además, el mundo del cine es bastante conservador: cuando haces una película sobre un tema te ofrecen solo guiones parecidos. Para mí, Eclipse no tenía nada que ver con mis anteriores trabajos. Tiene algo de western, de romance, de filme de siglo XIX, más una secuencia de batalla moderna... Agradezco la oportunidad que me brindaron. Como director solo me interesa crecer y eso lo logras trabajando con material muy diferente, que no te encasille". Aunque reconoce que ha ido con la lengua fuera por esta película. "Desde que me la ofrecieron hasta el estreno ha pasado poco más de un año. Así es muy difícil. Sin embargo, yo ruedo con todo muy planificado, sin muchas cámaras ni multitud de planos... Así van encajando muy rápidamente las secuencias y las tomas". ¿Y se acuerda mucho de Jota Bayona? "Bueno, Bayona la rechazó antes. Me hubiera gustado ver qué habría hecho con este material. Soy fan de El orfanato y de Guillermo del Toro, su productor. Ahora estoy conversaciones con Del Toro. A ver qué sale".

"Eclipse", lo último de la saga de vampiros modernos, llega a los cines