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El amor al 'thriller' con trasfondo social

El chico de oro del cine islandés, Baltasar Kormákur, protagoniza 'Reikiavik-Rótterdam'

Uno. El cine islandés existe. Y no es exótico -más allá de su nacionalidad- o fundamentado en temas excesivamente folclóricos-. No. Los islandeses aman los thrillers con chicha social y ambientes similares a los peores callejones de los suburbios londinenses o mancunianos. Y los dramas, arrebatados y con personajes que cualquier europeo reconocería. ¿Qué tienen entonces de propio las películas islandesas? Sus exteriores -amplios, helados, desasosegantes- y la omnipresencia de Baltasar Kormákur (Reikiavik, 1966).

Porque Kormákur está en muchos de los repartos de cine y teatro de su país. Estudió en la Academia de Drama de Islandia, y de ahí pasó a montar su propia compañía teatral. Todo ello, sin perder de vista la gran pantalla. Como era previsible ha acabado convertido en el director teatral y de cine de referencia. Desde sus inicios se permitió ciertos lujos: en su primer filme, 101 Reikiavik (2000) contó con Victoria Abril como protagonista. "Era una currita. Me habían avisado de su fama de difícil y sin embargo, mi experiencia con ella fue increíble. Y nos divertimos mucho", recuerda Kormákur vía teléfonica. Después llegaron en cascada El mar, Verdades ocultas -en la que contó con Peter Coyote, Forest Whitaker y Julia Stiles-, Jar city y White night wedding. En Jar city (2006), Baltasar Kormákur adaptaba la novela Las marismas, de Arnaldur Indridason, uno de los autores más vendidos de este boom actual de la novela negra escandinava. "Es cierto que vivimos Y así llega su estreno de hoy viernes en España: Reikiavik-Rótterdam, otro thriller escrito por Indridason, que protagoniza Kormákur, pero que no dirige él, sino Óscar Jónasson. "Óscar y yo nos conocemos desde nuestros inicios teatrales. Yo empecé como actor, y todo lo que sea ponerme delante de una cámara me gusta". En este caso, encarna a un tipo despedido de un barco carguero por traficar con alcohol. Intenta rehacer su vida, pero la sangre le pide un último golpe y...

Kormákur se echa a reír cuando se le pregunta sobre si le gusta encarnar a un loser. "Hombre, dicho así... Pero mira, sí. A estas alturas de mi vida, soy un hombre de familia y me gusta fantasear con volver a una juventud más loca. Acepté este guión porque charlé con el productor y todo encajaba: el reparto, el guión -que en el fondo es más que un thriller-, el director... Me atraía esta idea de mezclar Romeo y Julieta con chicos malos".

Hablando de chicos malos. Tras su crisis económica -que prologó la posterior caída del resto de Europa- y el descontrol aéreo que han provocado las cenizas de su volcán, ¿no son los islandeses tipos odiosos? "Somos los malos tipos de Europa ¿verdad? [carcajadas]. Por favor, no nos odiéis. Pensad que aquí muchas familias de granjeros se están yendo a la ruina por culpa de esa erupción. Vamos, por si os consuela". Esa nube volcánica la ha sufrido hasta el mismo Kormákur, que tuvo que retrasar su viaje a España para promocionar Reikiavik-Rótterdam. Por cierto, el thriller tendrá su versión hollywoodiense con Mark Wahlberg.

Ahora Kormakur está enfrascado en la posproducción de su último filme como director, Inhale, el drama de una pareja que se mete en peligrosos negocios para conseguir un donante de hígado para su hija. Ha vuelto a contar con un reparto internacional: Diane Kruher, Dermot Mulroney, Sam Shepard o Rosanna Arquette. "Espero que guste", remata enigmático.

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