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Álex de la Iglesia combina payasos asesinos con Carrero Blanco

El director explica las claves de su comedia ambientada en los años setenta, 'Balada triste de trompeta'

El actor Carlos Areces, uno de los protagonistas de Balada triste de trompeta, no puede pasar desapercibido. Es difícil no llamar la atención con las enormes gafas y el traje de los años setenta, con las inevitables patas de elefante que ayudan a caricaturizar a toda una generación. Areces se deja fotografiar y al poco aparece el Álex de la Iglesia, guionista y director de esta nueva cinta que el cineasta define como "tragedia grotesca de terror cómico". En una pausa del rodaje, que le ha traído hasta el Parque de Atracciones de Madrid, el realizador comentó con los medios sus "obsesiones y paranoias" presentes en el largo metraje y su manera de afrontarlo: no harán falta gafas 3D para disfrutar de las actuaciones de intérpretes que repiten con de la Iglesia, como Santiago Segura, Sancho Gracia o Terele Pávez. Hasta Fofito aparece, en un papel alejado "de lo que se espera de él".

Areces, conocido por su trabajo en programas como La hora chanante y la protagonista, Carolina Bang, acompañaron al autor de El día de la bestia. Ambos con el vestuario que usan en la película. "Todo muy seventies", comentó de La Iglesia. "El proyecto aparece cuando Álex me vio disfrado de mimo, y empieza a desarrollar esa idea del payaso asesino", explicó Areces, que ya había trabajado con el director y con la actriz en la producción televisiva Plutón B-R-B Nero y que respondió las preguntas con mucho humor. Mi personaje, Javier, es el alter ego de Álex... sólo que yo tengo ternura". El director reconoció que hay mucho de él en la película, ya que cosas como los payasos de la tele o el atentado que asesinó al que era presidente del Gobierno en 1973, Luis Carrero Blanco, "conforman mi cerebro". En Balada triste de trompeta caben el asesinato del político franquista y la guerra civil, pero también un triángulo amoroso, el que desarrollan los tres protagonistas. Su nuevo trabajo "ejemplifica el caos la locura de aquel país". Siempre buscando el punto cómico aunque a veces no sea fácil: "no se puede hacer una parodia de lo que ya era una parodia. En aquellos años, todo era extremo, no había medias tintas. España era un circo, y lo sigue siendo", opina sin dramatismos pero convencido.

Un presupuesto algo escaso, siete millones de euros, y otro proyecto, La marca amarilla, que de la Iglesia ha tenido que aparcar por problemas de financiación, no hacen perder los nervios al equipo. "La mitad del dinero me lo he llevado yo", bromea Areces. Escuchar al director detallando la escena en la que el coche de Carrero Blanco vuela por los aires, gracias a una "explosión falsa" en la que el cráter ya estaba preparado, invita a preguntar por grandes producciones como Avatar. "Me gustan los efectos de producción. No estoy en contra de la posproducción pero disfruto mucho con la dinámica el rodaje, y con que los efectos se realicen entonces". De momento, los curiosos pueden ir consultando el blog de Balada triste de trompeta para irse preparando para una película que promete ser fiel al humor negro de Álex de la Iglesia.

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