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Crítica:CRÍTICA DE TOROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Triunfos disparejos

Enorme fue la expectación de los aficionados sobre esta cuarta tarde. Sorprendió gratamente a los capitalinos la difusión publicitaria desplegada para anunciar a José Tomás. Incluso los no aficionados adivinaban que actuaría un fuera de serie, por lo que se agotaron las localidades.

El cartel anunció un "mano a mano" entre el diestro de Galapagar y la joven figura del toreo mexicano Arturo Macías. Sin embargo, muchos aficionados sostuvieron que no podía serlo, por no ser toreros con experiencias equivalentes. Y no se equivocaron, pues resultó una corrida en la que cada diestro expuso con valor lo mejor de sus talentos y estilos, sin que hubiera quites recíprocos que convalidaran el sentido del cartel. Aun así, la dupla resultó un premio, y no es que tres toreros no sea el ideal de toda corrida, pero en este caso -aunque matemáticamente sea inexplicable- dos resultaron mejor que tres.

Ficha

Toros de Xajay (7): bien presentados, astifinos y serios, pero disparejos de embiste; 1º, 5º y 7º, nobles y flojos; el 2º, bravo y con casta, fue el mejor; el 6º, noble y con casta, y el resto, mansos y rajados.

José Tomás: estocada honda trasera y un descabello (ovación); estocada honda y fulminante (oreja), estocada de tres cuartos trasera, con un descabello (palmas), y estocada media al centro -aviso- (ovación). Arturo Macías: estocada honda contraria (dos orejas), estocada honda tendida y fulminante (silencio), y pinchazo, media tendida y un descabello (silencio).

Monumental Plaza México, 29 de noviembre. 4ª. Corrida de la Temporada. Lleno.

Presenciamos un José Tomás que vino decidido a torear y toreó; vino decidido a jugársela y se la jugó; vino decidido a agradar y agradó. Resultado: ovación y reconocimiento de los aficionados. ¿Le pudo ir mejor?, sí; pero a veces no se puede todo. En su primero se enfrentó a un astado de medio recorrido, que desde la capa entraba con desdén a las verónicas y navarras con las que se le invitaba a embestir. En la muleta le tomó la distancia justa, lo que animó al toro a atender los naturales de derecha y asentarse en la faena. Cambió por la izquierda y el toro reventó mostrando su mejor lado, siendo largos y reposados los naturales que aplicó. Le siguió con molinetes apretados y manoletinas milimétricas para evitar que el toro se aletargara. Su estocada fue honda y trasera, lo que evitó que su enemigo doblara, por lo que tuvo necesidad del descabello. Los tendidos se pintaron de blanco con la petición de oreja, pero el juez de plaza, inexplicablemente, negó todo premio a una faena de alta factura torera. Aun así, hubo vuelta al ruedo por insistencia de los aficionados. Al juez se le reclamó su terquedad y el público ya no le perdonó.

El tercero resultó un manso flojo que nunca colaboró. José Tomás nos mostró unas verónicas apretadas y chicuelinas justas con la que buscó asentar al toro. Después, con la muleta, le acorto la distancia y lo cercó para obligarlo por la izquierda a atender los naturales. A pesar de los esfuerzos, el toro no conectaba y se portaba de forma escurridiza. A base de tenacidad torera, el astado acabó por embrocarse entre muleta y torero hasta concluir una faena en la que el torero lo hizo todo. La estocada fue honda, fulminante y se le otorgó meritoriamente una oreja.

El quinto y el séptimo de regalo resultaron mansos y flojos. En ambos cautivó con gaoneras por derecha e izquierda, continuadas con finas tafalleras de impecable hechura. Siguió con naturales por derecha suaves y templados que culminaba con molinetes y trincherazos de gran naturalidad. A pesar de la resistencia de sus enemigos, José Tomás no se dio por vencido hasta abrochar faena. Al finalizarlas fue reconocido con palmas y ovación.

Arturo Macías triunfó con el segundo de la tarde. Sin duda fue el mejor toro del encierro y el diestro de Aguascalientes lo supo entender y aprovechar a pesar del revolcón inicial que sufrió con el capote. Recuperado del susto, supo seducir al toro con una tanda de gaoneras cambiadas que ovacionó la plaza. En la muleta aplicó la distancia y el temple perfectos para ejecutar unos péndulos de gran marca. Siguió con derechazos que rematando de espalda supo repetirle varias veces sobre el mismo recorrido de ida y vuelta. También aplicó manoletinas con pies bien plantados de enorme elegancia. Macías toreó emocionado y valiente haciendo que el toro se acoplará a la faena. Su estocada fue honda y fulminante, por lo que el público exigió con vehemencia un justo premio para el joven matador, y le dieron dos orejas. En esta ocasión, nuevamente se equivocó el juez de plaza al no conceder un arrastre lento al mejor toro del encierro de Xajay.

El cuarto fue un toro imposible. Sin duda, el más manso y descastado del encierro. Hubo poco o nada que hacer. Aun así, Macías se atrevió a buscarle su mejor lado. Nunca se lo encontró. El astado se pasó buscando la querencia y huyendo del matador. Al darse cuenta Macías de que era un toro tieso, rajado y perdido decidió aplicarle el acero.

El sexto fue un astifino cornialto de gran estampa que arrancó boyante y se plantó bien frente al capote. Macías le recetó finas verónicas y una serie de gaoneras alternadas que el toro atendió con bravura. Sin embargo, en la muleta se equivocó al citarlo de hinojos en los medios sin darles suficiente amplitud a sus naturales, provocando que el toro lo prendiera y arrollara en forma espeluznante. El torero se recuperó y regreso inmediatamente al ruedo, pero la faena se desinfló. Después ya no hubo toro, no hubo torero y el público se desesperó. Pero esto ya no importo, Macías ya había ganado la puerta grande.

El diestro español José Tomás se enfrenta a su primer toro, que entraba con desdén a las verónicas y navarras, el domingo en la Monumental.
El diestro español José Tomás se enfrenta a su primer toro, que entraba con desdén a las verónicas y navarras, el domingo en la Monumental.EFE

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