'Petit indi' e 'In between days' se exhiben en el Festival de Locarno

La 62ª edición del Festival de Cine de Locarno proyectará hoy las películas Petit indi, del director Marc Recha, que se estrenará en España el próximo otoño, e In between days, que reúne siete cartas audiovisuales fruto de la relación epistolar que los cineastas Isaki Lacuesta y Naomi Kawase establecieron a distancia. La primera se proyectará en la Piazza Grande, donde se reúnen más de 8.000 espectadores para ver en primicia mundial las últimas creaciones de los directores y productores de la escena internacional. Dichas proyeccones suponen un adelanto de lo que será la nueva temporada cinematográfica del cine independiente.

Ésta será la cuarta participación de Recha en el Festival de Locarno, ya que anteriormente lo hizo con las películas El cielo sube, L'arbre de les cireres y Dies d'agost. Por primera vez, el director catalán participará en la sección Piazza Grande, la más popular y exigente de todas. Petit indi es una fábula sobre la pérdida de la inocencia de un joven en transición hacia la vida adulta y que vive en los límites desdibujados de un barrio de Barcelona en transformación. El filme supone el debut del joven Marc Soto, que está acompañado en la obra de actores como Eduardo Noriega (Transsiberian, El método, El lobo), Eulàlia Ramon (El síndrome de Svensson, El séptimo día), Sergi López (El laberinto del fauno, Ricky Solo mía) y Pere Subirana ('Dies d'agost'), entre otros.

Por otra parte, In between days, que se proyectará hoy y mañana en la sección oficial fuera de concurso 'Ici et Allieurs', tiene su origen en la primavera del año pasado, cuando los dos directores se conocieron el Festival de Cine de Las Palmas. Allí nació la idea de crear una película a distancia, y en septiembre se reunieron en Barcelona para presentar ante el público las cuatro primeras cartas.

Además, los dos directores aprovecharon la ocasión para visitar Banyoles (Girona), donde iban a rodar un filme conjunto para cerrar la correspondencia. Sin embargo, un mal revelado de la película impidió cerrar el proyecto, por lo que Lacuesta y Kawase no dejaron de enviarse cartas, además de aprovechar el material de aquel rodaje fallido. El resultado es una corresondencia filmada que viaja entre Girona y Nara (Japón) con un tono intimista, reflexivo y poético.