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Entrevista:Valeria Bertuccelli

"La mejor forma de hacer una comedia es en serio"

La actriz es el nuevo rostro de la comedia argentina.- Protagoniza el filme 'Un novio para mi mujer'

Sentada, tan callada y modosita, parece increíble que Valeria Bertuccelli sea la cara femenina de la nueva comedia argentina. En España, la actriz se hizo popular con Luna de Avellaneda; a ella iba destinada aquella frase ligona de Eduardo Blanco: "Bienvenida, pero de verdad, muy, muy bienvenida". Ahora se ha convertido en una fémina insoportable en Un novio para mi mujer, en la que encarna a La Tana, una esposa amargada y peleada con la vida a la que su marido le busca un chico para poder romper sin dramatismos.

"Añadí mucho de mala leche. En el guión está todo lo que uno escucha -y es mucho-; yo puse lo que ocurre por dentro. Creo que la mejor forma de hacer una comedia es en serio. Nada de risitas, ni de forzar el chiste, sino interpretar de forma real. Y La Tana no sólo atraviesa una crisis, sino que arrastra una carga bestial de angustia. Masculla, lleva la procesión por dentro, aturdida por el entorno y resentida. Y todo eso no es gracioso", asegura la actriz. Y por eso, Bertuccelli valora por igual el drama que la comedia: "Para mí es lo mismo hacer llorar que reír. Básicamente me gusta crear el mundo del personaje, entender qué hace y por qué, y por eso no importa el género".

Bertuccelli sonríe. Cuando habla de interpretar, sale todo su pasado de actriz en teatro. A sus 39 años, ha pisado todos los terrenos. De su San Nicolás de los Arroyos natal (en la provincia de Buenos Aires) saltó rápidamente al teatro porteño más underground. "Tenía un dúo que se llamaba Las Nervio. Cuando me llegó el cine, fue un poco por casualidad". De ahí a la televisión, y su rostro -anguloso, de cejas anchas, ojos nerviosos- se convirtió en un bien cultural argentino. Añadió a su arte y ensayo trabajos populares: "Me siento muy cómoda en ambas facetas". Porque Bertuccelli es la chica de Luna de Avellaneda, Hermanas, Un novio para mi mujer y diversas teleseries, pero también ha trabajado en La antena o XXY, filmes complejos y arriesgados. "Para mí es fundamental tener claro lo que debo hacer, y sobre todo y ante todo, compenetrarme con el director. La antena es un buen ejemplo de cómo me interesó un guión que además se desarrolló bien en plató. Allí me sentí como un dibujito animado. Fue un experimento que funcionó".

Al contrario de lo que le ocurre a La Tana, Bertuccelli ha encontrado su lugar en la vida: casada con Vicentico -el otrora líder de los Fabulosos Cadillacs-, madre de dos hijos, actriz... "Las abuelas ayudan. Aunque hay días en que... [risas]. A La Tana le ocurre que a veces no encuentras tu lugar y crees que todos son una panda de mediocres. Sin embargo, en cuando sabes dónde poner lo tuyo, las cosas se recolocan, te deshaces de la mochila que cargas en la espalda".

Su personaje encuentra la espita por la que desahogarse en un programa de radio, en el que cuenta diariamente todo lo que le sienta mal: los platos de nombres rebuscados, la gente buscadora de coincidencias... "Hace unos años estaba más cercana a ella, repleta de insatisfacción, y sabía que quemaba el cerebro a cualquiera que se acercara a mí. Hoy estoy mejor". Por fin ríe abiertamente, y en esa risa tiene que ver su vuelta a los escenarios. Desde el 25 de agosto, en un teatro bonaerense, protagoniza Caperucita, una revisión del cuento hecha por Javier Daulte, director de teatro que triunfa a ambos lados del charco. "Es para adultos. Caperucita roja es una adolescente conflictiva que toma clases de patinaje en un club de barrio. Su madre no tiene buena relación con la abuela moribunda, tampoco con su hija, y no se corta un pelo en enviarla a pesar de ese psicokiller -el lobo-, que la amenaza. Es una historia muy de mujeres".

Valeria Bertuccelli
Valeria BertuccelliÁLVARO GARCÍA

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