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El sueño prerrafaelita entra en El Prado

La pinacoteca acoge por primera vez en España una muestra de pintura victoriana del Museo de Arte de Ponce de Puerto Rico

Imagen del cuadro 'El sueño del rey Arturo en Avalón' (18881-1898), de Edward Coley Burne-Jones
Imagen del cuadro 'El sueño del rey Arturo en Avalón' (18881-1898), de Edward Coley Burne-JonesEFE

En 1848, un grupo de jóvenes e idealistas artistas británicos decidió renegar de los conservadores dictados que marcaba la Royal Academy of Arts y buscó una renovación de la pintura inspirándose en los artistas primitivos italianos que precedieron a Rafael. John Everett Millais, Dante Gabriel Rossetti y William Holman Hunt fueron los puntales de la Hermandad Prerrafaelita, que dominó el arte británico de la segunda mitad del siglo XIX. Reivindicaban una nueva visión de la naturaleza y un regreso a la inocencia estética de artistas como Fra Angelico, su discípulo Benozzo Bozzoli o el gran Botticelli. El Museo del Prado acoge desde hoy una selección de pintura británica de la época victoriana procedente del portorriqueño Museo de Arte de Ponce, entre las que se encuentran dos obras maestras de esta época: El sueño del rey Arturo en Avalón, de Edward Coley Burne-Jones, obra cumbre de la última fase prerrafaelita, y el Sol ardiente de junio, de Frederic Leighton, que, sin estar vinculado al movimiento, es una figura clave del siglo XIX británico.

En total, 17 obras integran la exposición La bella durmiente. Pintura victoriana del Museo de Arte de Ponce -que cuenta con el patrocinio del BBVA- y representan un tipo de pintura que raramente puede verse en España, como señaló Gabriele Finaldi, director adjunto de Conservación del Museo del Prado. Es la primera vez que las piezas, con la excepción de una de ellas, se exponen en una institución española.

Los mitos europeos, las fábulas o la fascinación por lo clásico desfilan en una exposición en la que el sueño, lo onírico, se impone como tema. El sueño, explicó Finaldi, se convierte en símbolo de introspección, de un ansia de evasión de la realidad, de una metáfora de la muerte. El sueño del rey Arturo en Avalón, la última obra que realizó Burne-Jones -y que dejó inacabada- resume la fascinación de los prerrafaelitas por la leyenda artúrica: Arturo, mortalmente herido tras la última batalla contra Mordret, ha sido llevado por tres reinas mágicas hasta la isla mágica de Avalón, donde permanecerá en un ensueño hasta que su presencia sea requerida de nuevo en la tierra. Años antes, Burne-Jones había explorado esa cualidad ambigua del sueño como frontera con la muerte en la serie El rosal silvestre, cuyo tercer óleo, La bella durmiente, da título a la exposición. Se inspira en la fábula de Perrault que en el siglo XIX recogiera Alfred Tennyson en su poema The day dream (El sueño del día).

La muestra recorre las principales obsesiones de los prerrafaelitas. En La huida de una hereje, de Millais, el que más éxito cosechó en vida, el artista usa una escena histórica imaginada para universalizar los sentimientos de individuos corrientes atrapados en situaciones que escapan de su control. Léhon desde Montparnasse, Bretaña, de Thomas Seddon, es un buen ejemplo de la "fidelidad a la naturaleza" que, recordó Finaldi, se convirtió en frase programática de los prerrafaelitas. Un principio que Holman Hunt siguió hasta el final de sus días, tal y como muestra el retrato de su hija Gladys que realizó entre 1893 y 1894. En La viuda romana (Dîs Manibus), Dante Gabriel Rossetti toma un tema clásico para pintar uno de los retratos de enigmáticas mujeres que realizó en la década de 1860, "mujeres de belleza particular", señaló Finaldi y que permitieron acuñar el término de "belleza prerrafaelita".

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