José Luis Corral sazona con sexo el misterio de las catedrales
El popular autor de novela histórica debuta en el 'thriller' esotérico con 'Fulcanelli'
El secreto escondido en las catedrales, la alquimia, la piedra filosofal, una hermandad secreta, tangas... ¿tangas? Sí, la escueta prenda, que aparece en varias tórridas escenas de sexo, es representativa de la fuerte carga de erotismo que ha puesto José Luis Corral en su nueva novela Fulcanelli, el dueño del secreto (Marlow) que supone el debú de este maestro de la narrativa histórica, autor de El Cid, en el transitado género del thriller esotérico.
Más de uno pensará que a Corral, que ya solía sazonar sus novelas históricas con alguna escena erótica de alto voltaje, se le ha ido un pelín la mano al especiar Fulcanelli: la pareja protagonista, dos historiadores del arte, estadounidense él (a la Dan Browne), parisina ella, se entregan de manera recurrente pero jamás cansina a los placeres del sexo, que Corral describe con entusiasta minuciosidad ("la joven profesora llevaba un tanga blanco, muy pequeño, casi transparente. Estaba completamente depilada"). "Nos ha puesto cachondos", reconoció entre risas el editor de Marlow (un sello de Edhasa), Daniel Fernández, al presentar con el autor la novela (que a los 10 días de publicada ya ha precisado reedición). Más circunspecto, Corral objetó que a él no le parece que haya tanto sexo y que, en todo caso, la vida es así, lo que provocó algún suspiro entre los presentes. "El sexo me encanta, hay que romper el tabú del sexo, el sexo es una cosa de todos los días", abundó, provocando más suspiros.
Fulcanelli, recalcó, es, en su concepción, anterior a la moda Código Da Vinci, y tiene su origen en un interés en las catedrales normal en un medievalista. La novela, subrayó, es, sin embargo, eso, sólo novela y ahí se distingue de otra narrativa que pretende desvelar secretos esotéricos. La trama, con registro de best seller, sitúa a los dos protagonistas tras el rastro del legendario Fulcanelli, autor de aquel célebre El misterio de las catedrales, libro canónico de las supercherías catedralicias que Pauwels y Bergier popularizaron en 1960 en su El retorno de los brujos. Corral los sigue en la tesis de que Fulcanelli, fuera quien fuera, y los alquimistas de su entorno, poseedores de secretos sobre la transmutación de la materia, se relacionaron con los físicos nucleares franceses de entreguerras y fueron objetivo de los servicios de inteligencia durante la II Guerra Mundial. La novela, que conjuga acción, esoterismo, mística y teología medieval, juega con la tradición de que la piedra filosofal está oculta en el altar mayor de Notre Dame.
Corral no considera que escribir una novela de este tipo -con la que se lo ha pasado estupendamente- signifique desdoro alguno para un historiador serio como él. De hecho, recordó que cuando empezó en la novela histórica ese género se veía como poco adecuado para un historiador y en la universidad le llegaron a hacer el vacío. "La percepción ha cambiado, afortunadamente",
Babelia
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