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Reportaje:

Los viejos rockeros nunca mueren

Las principales figuras del rock tocan en España durante este verano, que es histórico por la acumulación de grandes nombres

Un chico se acerca a la mesa de sonido de un pinchadiscos de un bar del centro de Madrid y le pide que ponga alguna canción del último álbum de Bob Dylan. El Dj tuerce el gesto: "¿Cómo has dicho?". El joven habla más alto: "Si puedes pinchar algún tema del último disco de Dylan". El pinchadiscos, subido a una plataforma, mira hacia abajo con cara incrédula y responde tajantemente: "Oye, tío, el Dylan ese es de otra época, está muerto". Lo mismo sucede cuando se le pide uno de Neil Young o Bruce Springsteen.

El avispado pinchadiscos, tal vez, no ha echado un vistazo al programa de conciertos que espera para las próximas semanas en España. En poco menos de dos meses, Chuck Berry, Tom Waits, Bob Dylan, Neil Young, Bruce Springsteen, Lou Reed, The Police, Blondie, Leonard Cohen, Sex Pistols o Patti Smith, entre otros, estarán tocando por distintos escenarios a lo largo y ancho del país. Ninguno baja de los cincuenta años, incluso pasan los ochenta como en el caso de Chuck Berry, uno de los pioneros del rock'n'roll, pero todos se han empeñado en no bajarse del escenario.

Lejos de ser una colección de cadáveres, los viejos rockeros parecen vivir una segunda juventud con la publicación de algunos de sus mejores discos y embarcándose en grandes giras como en sus primeros días. Y en España por primera vez se produce el fenómeno de la acumulación, fomentada por la guerra de los festivales. Nadie hubiese imaginado que en 15 días tendría la oportunidad de ver, sin coger un vuelo internacional, a Neil Young, Bob Dylan, Chuck Berry, Tom Waits y Bruce Springsteen.

"Pensar que en un mismo día coinciden Springsteen y Waits es de locos, es como elegir entre mamá y papá, y mientras tanto tienes que ir descartando gente que te gustaría ver por cuestión de dinero y tiempo", asegura Rafa, un aficionado que ha rechazado asistir al concierto de Springsteen en San Sebastián el día 15 de julio por acercarse a ver a Waits en Barcelona.

Retroceder en el tiempo

Con todo, tener tanta vaca sagrada al alcance de la mano viene a ser el sueño clásico de todo amante del rock. Si se mira con detenimiento el listado de nombres, lo más fácil sería pensar que se vive en Estados Unidos o Inglaterra y se ha retrocedido atrás en el tiempo, tanto como 25 ó 30 años. "Compré mi entrada para ver a Neil Young en la Casa de Campo por 400 pesetas. Fue un acontecimiento. Esperé unos años para ver a Springsteen en la gira del 88. Esperé otros tantos para ver a Lou Reed. Y nunca imaginé que vería a Tom Waits si no vivía en Estados Unidos", dice Cristóbal, veterano aficionado.

De esos años, casi todo queda lejos. Lo primero, los precios de las entradas. En el siglo XXI, con la piratería y la caída en picado de la venta de discos, los directos se han consolidado como la principal fuente de dinero para los músicos. Y los nombres clásicos valen su precio en euros. De las 400 pesetas se ha pasado a más de 60 euros por ver a Neil Young en Rock In Río, que parece poca cosa por los 130 euros que llega a costar la actuación de Tom Waits. Pero la gente acude a sus conciertos y han sido muchos los músicos y promotores que se han dado cuenta que países europeos, como España, tienen que ser más explotados.

La música vive

Sin embargo, todo eso no preocupa tanto si lo que se mantiene es la música. Porque, claro, después de mirar el precio de la entrada, la pregunta surge de inmediato: ¿Tienen todavía algo que ofrecer estos viejos rockeros? Basta escuchar algunos de sus últimos discos para saber que la respuesta es sí, al menos en la mayoría de los casos.

Hay ejercicios nostálgicos, que puede traducirse por hacer caja, como el de The Police o Iggy Pop & The Stooges, que pasaron hace poco por el Electric Festival de Madrid. Pero en lo que se refiere a carreras individuales, las viejas glorias viven algunos de sus mejores días, dueños de sus carreras musicales, manteniendo la coherencia artística y copando los puestos más altos de las listas de los mejores discos de cada año que hace la crítica especializada.

La prestigiosa revista musical Mojo calificó de clásico instantáneo Magic, lo más reciente de Springsteen. Pasó lo mismo con el último disco en estudio de Tom Waits, Real Gone (si se exceptúa el álbum de rarezas y descartes de Orphans, también espléndido). Y el último de Dylan, Modern Times, fue el disco más valorado del 2005, superando al de Artic Monkeys o TV On The Radio, para Rolling Stone, Billboard y Uncut. Mientras, los de Neil Young en los últimos años no han dejado ser muy buenos trabajos elogiados por crítica y público.

A todo eso hay que añadir sus directos, de los más emocionantes que se pueden ver hoy en día. Los nombres anteriores defienden su obra con la calidad y experiencia que dan más de 30 años sobre los escenarios. Otros como Patti Smith no se quedan atrás, y Lou Reed representa estos días su monumental disco de los setenta, Berlín, con el acierto de un músico que domina el directo. Y será curioso ver a los Sex Pistols, que giran por España por primera vez. Estarán en el Summercase. La banda británica revolucionó el rock a finales de los setenta. Dijeron su famosa frase: "No hay futuro". Y ahora, tantos años después, hay que decirlo: Se equivocaron. Lo ha habido, hasta el punto de ofrecer un presente con los viejos en primera línea de batalla, y que hace que tiemble el cuerpo sólo de pensar en vivirlo en directo.

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