Espantoso Anton Chigurh, fascinante Javier Bardem
Se coge un psicópata irredento, se le cabrea lo mínimo, se le pone un pistolón o un machete en las manos y ya tenemos al campeón del mundo de los 'serial killers', también conocido como Anton Chigurh, criatura del Averno, salvaje hijo pródigo parido por los hermanos Coen a partir del libro del escondido y genial escritor Cormac McCarthy. No country for old men (No es país para viejos) es, sencillamente, la mejor película que los Coen han firmado desde hace muchos años, una pequeña locura colectiva y en apariencia descontrolada a la altura de obras maestras como Fargo o El gran Lebowski. Pero sobre todo, No es país para viejos lleva dentro la inclasificable presencia de una bestia llamada Javier Bardem, actor con progresivo aura de estrella mundial, dueño de un físico cercano al estibador portuario y al boxeador semipesado, estilista de la interpretación cinematográfica, estilista salvaje, se entiende. Todo en el Anton Chigurh de Javier Bardem nos hace viajar al horror sin freno, pero, qué cosas, también a la gratificante risa.
Ver No country for old men y ver la mirada entre naif y horripilante del tal Chigurh - de profesión, sus escabechinas - provoca en el espectador esa extraña sensación que consiste en agarrarse a la butaca y a la vez querer salir pitando; en fijar la mirada fascinada en la jeta y en el pelo de Bardem/Chigurh (porque, amigos, ¡qué pelo!, ni un cruce entre Ruper y el peluquero del Príncipe Valiente habría logrado algo así) y desternillarse con él, y al mismo tiempo taparse los ojos ante la próxima salvajada. Su presencia e cada plano, en cada secuencia, ofrece el aroma de lo distinto, de los actores en estado de gracia, de los intérpretes sabedores de que ciertos papeles 'pequeños' son carne de obra maestra.
"Anton Chigurh está tan fuera de toda lógica que la gracia es intentar entrar en su mundo y llevarle a un sitio donde la gente pueda identificarse en algo con él… aunque sea en su locura", contaba Javier Bardem en el último Festival de Cannes, con motivo del estreno mundial de la película de los Coen. Unos tipos que, en opinión del actor español, "son los únicos capaces de hacer esta mezcla de lo macabro, lo terrible y lo divertido del ser humano" . Bardem en No country for old men: acojonante, hiperrealista, atroz, inquietante, verdadero, intuitivo, feo, definitivo, genial.
Como estaba previsto, el Globo de Oro ha explotado esta madrugada en Los Ángeles sobre la cabeza de Javier Bardem. Ya falta menos para que le estalle el Oscar en las manos. Cuidado, se cierne sobre el mundo la sombra de Anton Chigurh.
Babelia
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