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Ernesto Caballero recrea los sainetes de Ramón de la Cruz en el Teatro Pavón

El último montaje de la Compañía Nacional de Teatro Clásico se representa en Madrid hasta el 11 de junio

La Compañía Nacional de Teatro Clásico presenta en el madrileño Teatro Pavón Sainetes, un montaje compuesto por cuatro piezas breves del dramaturgo Ramón de la Cruz (1731-1794) dirigidas por Ernesto Caballero. Las funciones comienzan el miércoles -el estreno oficial es el día 25- y se prolongarán hasta el próximo 11 de junio.

"Es un teatro escrito con la necesidad de que funcione en escena, por el que fue muy criticado, y con el que abrió caminos al teatro costumbrista y musical", ha explicado hoy Caballero sobre los sainetes, un género considerado menor y que servía para amenizar, de manera burlesca y cómica, los entreactos de las obras serias en el siglo XVII. También ha querido dignificar el arte del sainete al recordar que, aunque muy criticados en su época por atentar contra "la ley del decoro", estas piezas gozaban de "una gran libertad que se aprecia hoy en día, abriendo caminos al teatro costumbrista, musical y recogiendo la farsa molieresca", ha explicado.

Caballero, director de escena y profesor de interpretación, dirige a una compañía integrada por 16 actores. De la parte musical del espectáculo se ocupa Alicia Lázaro; de la escenografía, Jose Luis Raymod, y del vestuario, Javier Artiñano.

La primera tarea de Caballero fue elegir entre el amplio repertorio del autor -cerca de 200 sainetes-, y se decidió por cuatro piezas: La ridícula embarazada, una farsa de corte "moliéresco"; El almacén de las novias, un cuadro de costumbres de tipos femeninos; La república de las mujeres, que recoge el género de los "estados utopistas"; y Manolo, tragedia para reír o sainete para llorar, parodia de rufianes de Lavapiés, precursores de los personajes de Valle-Inclán.

A su juicio, el teatro de Ramón de la Cruz se caracteriza por "la audacia formal y de contenido" y "se mueve entre el gracejo de las primeras pinturas de Goya hasta el claroscuro de Valle-Inclán", aunque "sin ensañarse" con sus personajes, que son "tipos localistas y muy castizos", pero que funcionan como verdaderos "artefactos teatrales".

La segunda cuestión para el director de escena era construir un marco que enlazara las cuatro piezas, motivo por el que ideó -siguiendo las descripciones del propio autor- una compañía típica del siglo XVIII, formada por 16 ilustres actores de la época que están ensayando un estreno. "Toda nuestra pretensión es trazar un puente con el XVIII", con un "movimiento pendular" entre aquel siglo y el actual, que se mantiene hasta el final, adelantó Ernesto Caballero.

Paleta de colores

Las cuatro piezas se representan enlazadas entre sí por la música. Alicia Lázaro, en su tercera colaboración con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ha querido trasladar a la escena de Sainetes la "compleja paleta de colores" musicales del siglo XVIII, pero con intérpretes del siglo XXI.

"El Archivo Histórico Municipal de Madrid conserva la música original de más de 140 sainetes de Ramón de la Cruz" (entre ellos los de Manolo, tragedia para reír o sainete para llorar y La República de las mujeres), ha explicado Lázaro, quien ha recurrido también la "tonadilla escénica" y a las partituras de Blas de la Serna y Luigi Boccherini (1743-1805).

Así, se escuchan músicas cortesanas (minueto) y populares (seguidillas), interpretadas por un violonchelo, un piano-forte (instrumento precursor del piano) y dos violines, añadió Lázaro, quien ha conseguido que todos los actores canten en directo. Se trata de un espectáculo "festivo", que potencia el "juego coreográfico" de los actores, que se mueven en una escenografía que envuelve al espectador y se sirven de un vestuario que recrea los trajes de la época, según coinciden los integrantes de la compañía.

Ernesto Caballero, en el centro, junto a su compañía de actores, durante la presentación de 'Sainetes'.
Ernesto Caballero, en el centro, junto a su compañía de actores, durante la presentación de 'Sainetes'.EFE

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