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La pintura recobra protagonismo en ARCO, inaugurada por los Reyes

Con México como invitado de honor, la feria de arte de Madrid abre sus puertas pese al atentado de ETA

La pintura, ensombrecida en otras ocasiones por otros lenguajes artísticos, ha reconquistado su terreno y se ha convertido en protagonista especial de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid, ARCO, que, pese al atentado que ETA ha perpetrado esta mañana en sus mismas puertas, han inaugurado esta tarde los Reyes de España acompañados por Vicente Fox, el presidente de México, país invitado este año a la feria de arte.

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Precisamente para mostrar la repulsa al atentado, las agendas se han mantenido inalteradas y todos los actos previstos para hoy se han desarrollado según lo establecido. En ello han insistido tanto el presidente de IFEMA, José María Alvarez del Manzano, como la directora de ARCO, Rosina Gómez-Baeza. De hecho, el director general del IFEMA, Fermín Lucas, ha destacado que la afluencia de público al evento es la mayor registrada en una jornada de inauguración.

También los galeristas han sido partidarios de dar normalidad a la jornada y siguiendo esa tónica se ha iniciado la actividad en las 290 galerías de 36 países en las que se muestran obras de 2.000 artistas que, desde diferentes partes del mundo, se expresan a través de la pintura, escultura, instalaciones, fotografía, vídeo y todos los soportes imaginables.

El tener a México como país invitado de honor ha contribuido a que esta sea, según los organizadores, una de las mejores ediciones de la historia de ARCO. Presente con 20 galerías seleccionadas por los comisarios Carlos Ashida y Julian Zugazagoitia, los visitantes podrán contemplar el arte del país, desde lo histórico a lo más emergente. Protagonista especial ha sido ya, antes de abrirse las puertas al público, la exhibición en el stand de México del cuadro de Frida Kalho Las dos Fridas, obra maestra que no sale de su país y que se ha traído como obra emblemática institucional, aunque tiene un precio de casi 7 millones de euros.

Como es habitual, el pabellón número siete alberga la representación del país invitado y las galerías consolidadas con valores contemporáneos más clásicos. En este pabellón es escasa la presencia de la fotografía así como de lenguajes más actuales y, por el contrario, la pintura, especialmente la cubista y expresionista, se alza como la apuesta del momento, seguida de la escultura.

Bacon, con una obra valorada en 2,4 millones de euros, Genovés, Botero, Leiro, Martín Chirino o Manolo Valdés, son valores habituales de la galería Marlborough una de las habituales en ARCO. También destacan galerías como la de Peter Freeman, que permite contemplar un móvil de Alexander Calder, valorado en un 1,5 millones de euros; la Galería de Francia ha traído una espectacular araña de Louise Bourgeois, valorada en 780.000 dólares, mientras que la Galería Thomas de Munich apuesta por el expresionismo alemán.

Siete cerámicas y ocho óleos de Picasso, uno de ellos Guitare et partition, de 1920 y valorado en once millones de euros, convierten a este artista en protagonista indiscutible del espacio que la galería suiza Jan Krugier comparte con la catalana Oriol. Estas obras proceden de la colección particular de Marina Picasso, nieta del maestro.

El panorama de ARCO cambia considerablemente en el pabellón 9, con más presencia de la fotografía y del vídeo. A pesar de ello, el tono general de esta edición es menos arriesgado y algo más clásico.

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