El séptimo encierro de los 'sanfermines', rápido y muy limpio
La menor afluencia de público ha favorecido la tranquilidad de la carrera
Tan solo dos minutos y medio han empleado los toros de la ganadería del Marqués de Domecq en completar los 800 metros que separan los corrales de Santo Domingo con la Monumental de Pamplona, en un encierro limpio y brillante donde, según las primeras informaciones, no ha habido percances de gravedad.
El momento más peligroso de este séptimo encierro de sanfermines ocurrió en el tramo final de la cuesta de Santo Domingo, cuando el toro que abría la manada derribó a un mozo al que después lanzó un derrote un segundo astado.
El balance provisional de incidencias indica que hay dos heridos por contusiones en la cabeza, otro con una herida en la rodilla y ninguno por cornada. La carrera contó con una menor presencia de personas en el recorrido, lo que dejó algunos huecos entre los astados en algunos tramos de la calle Estafeta.
Tramo a tramo
Con el recuerdo de la dramática carrera de ayer, en la que se registraron ocho corneados, el penúltimo encierro se inició a las ocho en punto desde.La torada enfiló la cuesta de Santo Domingo a gran velocidad. Dos toros se colocaron en cabeza y fueron tirando del grupo calle arriba,lanzando además derrotes a su derecha y llevándose por delante en su carrera a dos mozos al final del tramo.
Los dos animales se adelantaron unos cuantos metros y la manada cruzó estirada la plaza del Ayuntamiento. La carrera vivió en la curva de Mercaderes los instantes de mayor peligro al coincidir la caída de los toros con la llegada de un mozo que salía trompicado y al que la inercia le llevó en la misma trayectoria que los animales. La fortuna quiso que el corredor no llegara a ser alcanzado por las astas.
La caída de los toros tras chocar contra el vallado en la curva hizo que la manada volviera a agruparse en el primer tramo de la Estafeta, donde los cabestros arroparon de nuevo a los bureles, que de esta forma ralentizaron notablemente la marcha.
Así, un toro y un manso adelantados recorrieron en solitario la recta de Estafeta y los otros cinco lo hicieron por detrás, en grupo, acompañados del resto de cabestros, a un ritmo que permitió bonitas carreras a los mozos, que contaron además con un espacio muy difícil de encontrar en los días anteriores.
Al trote, llegaron los animales a Telefónica, bajaron el callejón y entraron en la plaza de toros, donde se dirigieron directamente a los corrales.
Babelia
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