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Escultor de volúmenes y vacíos

Jorge Oteiza nació en la villa de Ensaia (Orio, Guipúzcoa) el 21 de octubre de 1908, en una familia de origen navarro. Cursó estudios de bachiller en San Sebastián, desde donde se trasladó a Madrid movido por su interés por la Arquitectura. Al no poder inscribirse en la Escuela, optó por la carrera de Medicina, de la que únicamente hizo los dos primeros cursos.

En 1931 su escultura Adán y Eva obtiene el primer premio en el concurso anual de artistas noveles guipuzcoanos.

Oteiza se trasladó a Iberoamérica en 1935 y expuso en Santiago de Chile y en Buenos Aires, donde se dedicó varios años a la docencia en la Escuela Nacional de Cerámica. En 1942 recibió el encargo de organizar la enseñanza oficial de la cerámica en Bogotá. En Colombia publicó su Carta a los artistas de América sobre el arte nuevo en la posguerra y fundó el grupo Espacio.

Reconocimiento internacional

El artista logró el reconocimiento internacional en la IX Trienal de Milán (1951), obtuvo el Gran Premio Internacional de Escultura de la IV Bienal de Sao Paolo (1957) y más tarde el Concurso Internacional de Montevideo (1969).

Entre 1953 y 1969 colaboró con el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Olza en la decoración escultórica de la Basílica de Nuestra Señora de Aranzázu, a la que pertenece su famoso friso de los Apóstoles.

Durante esos años se dedicó al cine, la arquitectura, la pedagogía y la promoción de instituciones culturales. A finales de los años sesenta fundó el grupo artístico Gaur.

Oteiza participó en el espacio extraordinario que la Bienal de Venecia de 1978 dedicó a la nueva democracia española y en 1977 fue candidato a senador por Euskadiko Eskerra en las primeras elecciones democráticas.

Premios y polémicas

En 1988 obtuvo el premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1988. Oteiza, que se declaraba "profundamente religioso", entendía el arte como "una protección estética", y se le consideraba, junto con el también fallecido Eduardo Chillida, el máximo representante de la escultura española del pasado siglo.

Con Chillida mantuvo una polémica pública y le dedicó en 1992 el Libro de los plagios. Este enfrentamiento duró tres décadas, hasta 1997, año en que Oteiza obtuvo el título de "vasco universal" y en el que ambos artistas se reconciliaron con un famoso abrazo en la localidad guipuzcoana de Hernani.

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