_
_
_
_
_
GUERRA DE IRAK | Las gentes de la cultura, en contra del conflicto

El mundo del teatro eleva el clamor contra la guerra de Irak ante Ruiz Gallardón

Los cómicos han convertido en un alegato contra el conflicto bélico la fiesta de los finalistas de los Premios Max de las Artes Escénicas

Los cómicos congregados para celebrar la fiesta de finalistas de los premios Max de teatro lo tenían claro: Alberto Ruiz Gallardón, presidente de la Comunidad de Madrid (del Partido Popular) y anfitrión del acto, tenía que repudiar la guerra de Irak y dimitir, o de lo contrario ellos abandonarían la ceremonia. Ante este ultimátum, el dirigente popular subió al estrado, algo que no tenía pensado hacer, y aprovechó para afirmar que recibirá "gustosamente" a los cómicos el año que viene si resulta elegido alcalde de la capital en los comicios municipales del próximo mes de mayo. Ante esta respuesta, los invitados cumplieron con sus amenazas y abandonaron el acto sin asistir a la cena que cierra cada año la fiesta.

Más información
Las bolsas europeas arrancan la semana con fuertes pérdidas ante una guerra que se alarga

La Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol, estaba esta noche repleta de hombres y mujeres del teatro, que quisieron aprovechar la ocasión para, ante la plana mayor del Gobierno regional, dejar testimonio de su repulsa a la guerra de Irak. Roberto Enríquez fue el que, en nombre de sus compañeros nominados, leyó el comunicado en el que solicitaba a Gallardón su "no a la guerra". Antes, el actor se solidarizó con la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) "frente al boicot" de la Xunta de Galicia, que se negó a acoger el acto de entrega de los premios Max de las Artes Escénicas antes de las elecciones de mayo, y agradeció al Ayuntamiento de Vigo su ofrecimiento como sede de la fiesta del teatro.

"Sorpresas" para Gallardón

Días antes, Pilar Bardem, Juan Diego y otros actores habían avisado de que preparaban algunas "sorpresas" a Gallardón, que pese a ello no desistió de su papel como anfitrión del acto. Esas "sorpresas" se tornaron en gritos y pegatinas contra la guerra, peticiones de dimisión para José María Aznar y su Gobierno, y, por supuesto, el manifiesto leído por Enríquez.

La gala, presentada por Anabel Alonso (sus primera palabras fueron: "No estamos para fiestas. […] Estamos muy tristes por lo que estamos viviendo estos días"), se tornó desde el comienzo en una reivindicación, puesto que Enríquez subió al estrado a leer el manifiesto nada más anunciarse el primer finalista de la noche. Antes se guardó un minuto de silencio por la muerte del pintor Eduardo Úrculo.

Tras la intervención de Enríquez, subió al estrado la presidente de la SGAE, la escritora y dramaturga Ana Diosdado. Con semblante muy serio dijo que estaba de acuerdo con lo que su compañero acababa de decir, pero quiso "matizar" agradeciendo a la Comunidad su "gentileza" por recibirles de nuevo y "estar aquí esta noche".

"Las artes escénicas son ceremonias milenarias, sagradas, que han sido testimonio de muchas guerras. No por las guerras va a dejar de existir el teatro, ni por ellas vamos a dejar de felicitar a todos los que lo hacen posible. Lamento que esta noche no se quiera recibir esa felicitación". "No a la guerra, por supuesto, y defendamos a los que están muriendo estos días", concluyó Ana Diosdado.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_