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EL PAÍS que hacemos
Por Equipo de Comunicación
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Volver a casa

Los trabajadores de EL PAÍS prejubilados regresan a la redacción para recibir la despedida que la pandemia les arrebató

Un grupo de los prejubilados de EL PAÍS posan con sus portadas personalizas, junto a la directora, Pepa Bueno, en la redacción del diario en Madrid.
Un grupo de los prejubilados de EL PAÍS posan con sus portadas personalizas, junto a la directora, Pepa Bueno, en la redacción del diario en Madrid.Claudio Álvarez
Andrea Nogueira Calvar

Entraban a la redacción de EL PAÍS radiantes. Sonriendo, saludando, abrazando. Los compañeros levantaban la vista del ordenador y, al reconocerlos, la expresión de alegría era inmediata. La semana pasada parte de los periodistas y trabajadores del diario que se han prejubilado en los dos últimos años volvieron a su casa para recibir la despedida que merecían y que la pandemia les arrebató.

“Tenéis lustre en la piel y brillo en la mirada”, les dijo la directora de EL PAÍS, Pepa Bueno, a los compañeros que recibían el homenaje. Fue el 4 de mayo, coincidiendo con el aniversario del diario. 47 años que se celebraron no solo en España, sino también en las redacciones de EL PAÍS América. “Este periódico está muy vivo, es muy joven y tiene mucho futuro por delante”, declaró Bueno. Pero quiso centrarse en los que, aunque ya no estén en el día a día, siguen formando parte de la casa. “Se amontonaron muchas cosas y no hubo manera de decirles adiós; vamos a brindar por ellos”, exclamó.

La redacción de EL PAÍS en México celebra el aniversario del diario, el 4 de mayo.
La redacción de EL PAÍS en México celebra el aniversario del diario, el 4 de mayo.

Uno de los primeros que había llegado fue Miquel Alberola, desde Valencia. “Me ha supuesto un pequeño esfuerzo, pero ha merecido la pena, he sentido una alegría inmensa al encontrar a compañeros que daba por perdidos hace más de un año”, contó el periodista, que formó parte del diario desde 1995 y ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey.

El revoltijo de saludos entre compañeros dio paso a la entrega de una portada de EL PAÍS, personalizada por sus compañeros, a cada uno de los prejubilados. De la ruta del bakalao al Congreso, se podía leer en la de Alberola. ¿Y ahora qué?, se preguntaba en un segundo titular de esa portada.

Una vida bien documentada, rezaba el titular de portada de quien veló “como un soldado tranquilo” por el archivo documental de EL PAÍS, Juan Carlos Blanco. Entre las pantallas gigantes que hoy vierten datos al instante del tráfico web de elpais.com, Blanco aseveró que, aunque te vayas del periódico, el periódico no se va de ti. “Ni un solo día he dejado de estar pendiente: sigues pendiente de noticias, informaciones, la firma, la respuesta de Twitter... todo sigue igual”, explicó. Lo que ha cambiado es el tiempo del que dispone para revisar las ediciones. Y para hacer deporte, ser padre, marido, leer...

“Orgullo de plantilla, además del orgullo de trabajar en EL PAÍS”, es lo que Marta Nieto se lleva de sus años en el diario. Líder sindical, pronuncia la palabra “privilegio” por haber compartido sus días con sus compañeros y también de haber podido trabajar con periodistas y autores que admira.

Álex Grijelmo mira su portada personalizada. Sale una foto de él, estirado como un lince, dispuesto a parar una pelota que se dirige a su portería. “No fue gol, no fue gol”, repite. Muy cerca, la ya ex corresponsal en Oriente Medio Ángeles Espinosa cuenta a sus compañeras que ha disfrutado de sus primeras vacaciones sin sobresaltos.

“La secre”, Esperanza García, también dejó la redacción después de “toda la vida”. El crítico de cine Carlos Boyero le ha escrito uno de los textos de su portada. Una cuestión de confianza se titula. Y dice de ella: “Esperanza representa la fiabilidad absoluta. En términos humanos y profesionales. Una profesional superlativa. Un ser humano inmejorable”.

Ella, que ha “picado” en el ordenador crónicas dictadas por teléfono desde innumerables puntos, sigue comprando el periódico a diario y controlando las firmas de los artículos. “A algunos ya no los conozco, porque son jóvenes”, reconoce, pero está “encantada” de haber podido saludar a toda la redacción junta. “Ha sido una vida profesional muy fructífera, he aprendido muchísimo de todos los periodistas”, resumió junto al que fue su puesto de trabajo 30 años.

Todos los profesionales que se han despedido coincidieron en señalar tres cosas: las excelentes amistades que se llevan de su vida profesional, el orgullo de haber pertenecido a EL PAÍS y que fuera de la redacción de Miguel Yuste también hay mucho por vivir.

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Sobre la firma

Andrea Nogueira Calvar
Redactora en EL PAÍS desde 2015. Escribe sobre temas de corporativo, cultura y sociedad. Ha trabajado para Faro de Vigo y la editorial Lonely Planet, entre otros. Es licenciada en Filología Hispánica y máster en Periodismo por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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