Los expertos reivindican regular la Inteligencia Artificial en las noticias: “Deben hacerlo los Gobiernos, que la usan para marcar su agenda, y los medios para informar”
La XVIII edición del Festival Internacional de Periodismo que se celebra en Perugia aborda los retos de la comunicación global
Una pléyade de expertos globales en la comunicación reunidos en Perugia, capital de la región italiana de Umbría que alberga estos días la XVIII edición de su Festival Internacional de Periodismo, han dedicado la jornada de este jueves a reflexionar sobre el empleo de la Inteligencia Artificial en las redacciones. Y las respuestas a la gran pregunta sobre cómo controlar su uso en el desarrollo de información encuentran un eje común: “Regulación”. Así es como Emily Bell, directora del Tow Center for Digital Journalism en la Escuela de Periodismo de Columbia (Universidad de Nueva York), ha defendido iniciativas como las llevadas a cabo por la Unión Europea con una pionera legislación sobre Inteligencia Artificial aprobada en la Eurocámara y aún pendiente de entrar en vigor. “Simplemente es mejor tener regulación que carecer de ella”.
Bell tiene 58 años, atesora una prestigiosa carrera que ha desarrollado durante décadas en el diario británico The Guardian y ha ilustrado con una miniatura periodística su defensa de las leyes para controlar tecnologías cuyos efectos aún son difíciles de predecir. “En una ocasión traje a mis clases a un colega ruso que mostró a los alumnos un bot de Telegram creado en su país que proporcionaba información de los ciudadanos. Introdujo el nombre de una persona al azar y de inmediato aparecieron todos sus datos médicos, financieros, de consumo… Regular el uso de estas herramientas no es lo peor que puede pasarnos”.
La reflexión de Bell ha tenido lugar a media mañana en una de las salas del Palazzo Graziani, enclavado en el centro histórico que rodean las murallas etruscas y medievales de Perugia. Allí ha coincidido con Ritu Kapur, cofundadora y vicedirectora del grupo que edita el medio digital indio The Quint; y con Natali Helberger, experta en legislación europea proveniente de la Universidad de Ámsterdam y una de las fundadoras del AI Media and Democracy Lab. El debate entre ellas sobre la regulación de la Inteligencia Artificial en (y para) las noticias estuvo moderado por Felix Simon, del Oxford Internet Institute. Y empezó con una declaración de Rita Kapur considerándose “cautamente optimista sobre el uso de la Inteligencia Artificial” en las redacciones.
Kapur incide en que la regulación debe operar en dos instituciones esenciales en las democracias: los gobiernos y los medios de comunicación. “Los gobiernos deben regular el uso que hacen de la Inteligencia Artificial para fomentar su propia agenda. La utilizan en sus campañas, que en muchas ocasiones incluyen el empleo de Deep fake [o falso profundo desarrollado con generación de contenidos falsos y apariencia real]. Y lo mismo han de hacer los medios para informar con estas herramientas. Las redacciones tienen que regularse a sí mismas, con una guía editorial propia para el empleo de la tecnología”. Algo en lo que coincide la experta de la Universidad de Ámsterdam Natali Helberger, pero con el foco puesto directamente en el sector de los medios de comunicación y para el que exige una legislación específica.
Respecto a la normativa sobre Inteligencia Artificial aprobada en el seno de la Unión Europea y pendiente de la aprobación de los Estados para su entrada en vigor, Helberger ha recordado una de las críticas comunes a este texto legal que por otra parte ha iniciado una senda regulatoria que no existe en otras partes del mundo salvo en China, donde se ha aprobado también una ley específica. “La UE está desarrollando una legislación básica”, incide Helberger. “Queda mucho por avanzar en la garantía de los derechos individuales, los derechos de autor y en cómo de transparente es el proveedor de la tecnología”.
Ritu Kapur defiende precisamente estos últimos aspectos para el uso de la Inteligencia Artificial en las redacciones. Los profesionales de The Quint, el medio que ella lidera, están desarrollando pruebas que ayuden a los redactores a resumir grandes documentos. “Pero no para uso editorial”, aclara Kapur antes de afirmar que el propósito de informar mediante una tecnología artificial “no puede comprometer derechos humanos ni libertades civiles”. Emily Bell recuerda que hay muchas pruebas y acuerdos de grandes medios de comunicación con compañías que desarrollan Inteligencia Artificial. “Y tiene que haber también otros pactos, relacionados con su uso para propósitos honestos, cómo desarrollar las reglas y que se pague un precio justo”. Entre los medios que tienen acuerdos con estas compañías tecnológicas está Prisa Media (editora del diario EL PAÍS), que ha firmado junto a Le Monde un acuerdo con OpenAI que permite a los usuarios de ChatGPT interactuar en torno a la actualidad con contenidos de publicaciones como EL PAÍS, Cinco Días, AS y El Huffpost.
“Las redacciones no deberían mirar a la Inteligencia Artificial como hicieron con las redes sociales”, afirma Ritu Kapur. “No se trata de producir más y más, sino de definir qué es lo que tú debes ofrecer como producto editorial. La Inteligencia Artificial funciona como los esteroides cuando no existe protección de derechos. Producir mucho a gran escala mediante esta tecnología es un juego peligroso”. Y aquí es donde Natali Helberger insiste en la importancia de la regulación: “Legislar en este terreno implica mucho más que perder capacidad de acción. Significa, en el caso de la normativa impulsada por la UE, haber ido más rápido que en otras ocasiones respecto al desarrollo tecnológico”.
Emily Bell ha mencionado los despidos masivos que están llevando a cabo prestigiosas cabeceras estadounidenses desde el inicio de presente año electoral precisamente cuando la desinformación será el gran enemigo para el desarrollo del proceso democrático en Estados Unidos. “La preparación en el uso de la nueva tecnología resulta irrenunciable para las empresas periodísticas. Hay mucha presión externa. Por eso es tan importante establecer las guías internas en los medios. El tren llega y tienes que decidir si te subes o te quedas fuera”.
A media tarde y en el mismo Palazzo Graziani, Charlie Beckett, director del think-tank sobre periodismo Polis, perteneciente a la London School of Economics, ha recordado que “la Inteligencia Artificial por sí sola no crea Deep fakes; son los humanos quienes lo hacen proporcionando datos a la tecnología”. Beckett insiste en que las mayores fuentes de Deep fakes en Estados Unidos “son los políticos como Trump”. Y apunta en su país, Reino Unido, al medio ultraderechista GB News, “que propaga mensajes conspiranoicos”. Beckett ha compartido mesa de debate con Anya Schiffrin, de la Universidad de Columbia; y con Sophie Huet, editora jefa global de la Agencia France Presse que acaba de recibir el encargo del desarrollo de innovación editorial e Inteligencia Artificial en dicho medio. Al final del encuentro, Huet no ha dejado pasar la oportunidad de alegar el elevado coste que supone producir noticias sobre el terreno. “La información de poco valor puede verse amplificada por la Inteligencia Artificial. Está en nuestra mano identificar desde los medios el verdadero periodismo frente al recauchutado. Y para ello hay que impulsar prácticas internas y contar con las personas adecuadas que desarrollen las herramientas”.
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