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La agenda ultra contra las políticas verdes “revienta” el cordón sanitario a la extrema derecha en la Eurocámara

El Partido Popular Europeo saca adelante con los grupos ultras una rebaja drástica de los requisitos de sostenibilidad y respeto de los derechos humanos de las grandes empresas

Silvia Ayuso

Día agridulce para las ambiciones climáticas de la Unión Europea y negro para los que tuvieran esperanzas de contener la agenda ultra en el corazón de Europa. Este jueves, los conservadores europeos se han aliado con los grupos más a la derecha del hemiciclo para apoyar una reducción drástica de las normas que exigen responsabilidad corporativa a las grandes empresas en materia de derechos humanos y medio ambiente. Mientras se celebra la cumbre del clima en la ciudad brasileña de Belém y uno tras otro los informes científicos alertan de la crisis medioambiental que golpea al planeta y a la Humanidad, los conservadores moderados se han aliado con los ultras que simplemente niegan la evidencia en el Parlamento europeo. Ha sido en la votación de la denominada directiva ómnibus para la simplificación de varias leyes medioambientales clave.

La noticia menos mala de este jueves es que la mayoría del PP europeo sí ha mantenido su apoyo al nuevo plan climático de la UE que ha presentado ante la ONU. Un voto negativo hubiera sido demoledor para la credibilidad europea en las negociaciones internacionales sobre cambio climático.

Eso sí, nuevamente, el PP español ha decidido desmarcarse de la mayoría de sus colegas conservadores europeos y ha votado en contra de ese plan, que se basa en la reforma de la Ley Europea del Clima que fija la reducción de las emisiones de efecto invernadero en un 90% para 2040 en relación con los niveles de 1990. Ya había ocurrido lo mismo el pasado lunes en la comisión de Medio Ambiente de la Eurocámara.

Pero, en cuanto a efecto prácticos, la votación más importante ha sido la de la llamada directiva ómnibus. Este segundo voto no solo rebaja drásticamente las obligaciones de diligencia debida de estas empresas, sino que consolida además el derrumbe del tradicional cordón sanitario a la extrema derecha, coinciden fuerzas y analistas de todo el espectro político.

Aunque el Partido Popular Europeo (PPE) ya se ha apoyado desde el año pasado en múltiples ocasiones en la extrema derecha para sacar adelante resoluciones y enmiendas para las que no conseguía el apoyo de los tradicionales partidos proeuropeos (los socialdemócratas de S&D, los liberales de Renew y los Verdes), esta es la primera vez que los conservadores europeos se alían con las fuerzas ultras del hemiciclo en un voto legislativo. En vísperas de la votación, la denominada “mayoría Von der Leyen” (las fuerzas centristas que apoyaron la reelección de la conservadora alemana al frente de la Comisión Europea) ya había denunciado la decisión del PPE de rechazar la tradicional alianza proeuropea en favor de una mayoría alternativa con las fuerzas más a la derecha de la Eurocámara.

“La votación de hoy del Parlamento Europeo sobre la Directiva Ómnibus de Simplificación no solo desmantela el Pacto Verde, sino que también redefine la mayoría política que gobernará Europa desde ahora hasta 2029”, advierte Alberto Alemanno, profesor titular de la cátedra Jean Monnet de Derecho Europeo en la École des Hautes Études Commerciales (HEC) de París. “A partir de hoy, la mayoría política de Von der Leyen estará compuesta únicamente por la derecha y la extrema derecha, lo que tendrá repercusiones devastadoras para la economía, la sociedad y los fundamentos democráticos de la UE, y permitirá al Gobierno estadounidense redoblar su influencia sobre la UE”, vaticina.

El negociador por parte del PPE de las normas de simplificación, el sueco Jörgen Warborn, ha defendido su estrategia y ha negado que suponga una ruptura definitiva con los grupos proeuropeos, con los que no se logró sacar adelante la propuesta en una votación en octubre. En rueda de prensa, ha afirmado que el cordón sanitario sigue existiendo porque no negoció las enmiendas que han acabado saliendo adelante con las fuerzas ultras: “Eran enmiendas del PPE”, ha asegurado, aunque la eurodiputada de Patriots Pascale Piera, del Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen, lo ha desmentido de inmediato: “El PPE nos llamaba todos los días para asegurarse de que votaríamos sus enmiendas. Claro que lo hemos hecho, porque eran nuestras”, ha reivindicado la ultra francesa.

Lograr la mayoría

El sueco en cualquier caso ha defendido el “encontrar” una mayoría alternativa con las derechas más extremas si no le llegan los votos. “Me gustaría colaborar con la plataforma [proeuropea] pero cuando no tienes la mayoría, tienes que encontrarla. Es lo que ha pasado hoy”, ha justificado, a la par que ha recordado que esta misma semana ha discutido con socialdemócratas, liberales y verdes otras negociaciones como la del presupuesto plurianual o el voto de los objetivos climáticos para 2040 que también ha salido adelante este jueves, aquí sí con la mayoría proeuropea.

“Quienes presentan enmiendas que solo pueden aprobarse con el apoyo de extremistas están cooperando con ellos”, ha rebatido el ponente en la sombra del dossier simplificador por parte de los socialdemócratas, el alemán René Repasi, para quien el voto de este jueves supone una “consolidación del pacto de derechas en el Parlamento Europeo decepcionante y destructiva”.

La presidenta del grupo Socialistas y Demócratas (S&D), Iratxe García, ha advertido de que este voto es “una mala señal (...) que dificulta mucho posibles futuras negociaciones”. De modo similar, la presidenta de Renew, Valérie Hayer, ha hablado de un “peligroso precedente” para esta legislatura.

El PPE “ha elegido unir fuerzas con Orbán y Le Pen para matar leyes medioambientales y de derechos humanos que obligan a las grandes empresas responsabilizarse por su proceso de producción”, ha lamentado también la copresidenta de los Verdes, Terry Reintke.

Las propias fuerzas ultras de la Eurocámara se han vanagloriado nada más acabar la ronda de votos de haber “reventado” el cordón sanitario, como ha proclamado Vox, que se sienta con Patriots en el hemiciclo europeo y que se ha marcado como meta acabar con el Pacto Verde.

“Por primera vez, el denominado cordón sanitario se ha roto en un voto legislativo”, ha celebrado esta formación ultra, para la que con la votación sobre las normativas de diligencia debida se ha “derrocado a la vieja coalición mayoritaria y se abre el camino a reemplazar el Pacto Verde europeo con una agenda impulsada por la competitividad”.

Una ley del clima cada vez más cerca

Pese al pesimismo que ha causado esta votación entre las fuerzas proeuropeas de la Eurocámara, estas han celebrado la aprobación parlamentaria de la reforma de la Ley Europea del Clima que fija la reducción de las emisiones de efecto invernadero en un 90% para 2040 en relación con los niveles de 1990 con las flexibilidades para alcanzar la meta fijadas hace una semana por los Estados miembros.

El resultado permite ahora acometer la última fase del procedimiento, las negociaciones junto con el Consejo (los Estados) para acordar el texto legal final, algo que se pretende lograr antes de que acabe el año. El texto votado en el pleno parlamentario en Bruselas no varía del ya aprobado por los ministros de Medio Ambiente la semana pasada, por lo que no parece que vaya a haber grandes obstáculos para este último paso pendiente. En total, la oficialmente denominada “posición” de la Eurocámara ha sido aprobada por 379 votos a favor, 248 en contra y 10 abstenciones.

Igual que sucedió en el primer voto, a nivel de la comisión de Medio Ambiente el lunes, el PP español se ha desmarcado de la línea general de los conservadores europeos y ha votado en contra de la normativa, que pese a todo ha salido adelante.

Para el ponente de S&D de la ley, el socialista Javi López, con este voto en contra el PP “rompe con el consenso democrático y científico europeos” para “unir sus votos y voluntades a una extrema derecha negacionista, antieuropea y en la periferia de los centros de decisión en Europa”.

Fuentes del PP han defendido su voto afirmando que es “coherente” con su postura de defender una política medioambiental “realista y que no perjudique a la competitividad de la UE”. Según afirman, a pesar de que la mayoría de los gobiernos europeos conservadores ya lo han validado, “el objetivo de reducción de emisiones del 90% en 2040 no es realista y es poco creíble. Defendemos una reducción lineal, por eso entendemos que un objetivo entorno al 77,5% es realista”.

Frente a estas afirmaciones, Von der Leyen, de la familia del PPE, ha celebrado la aprobación de la ley, que considera un “gran paso en el camino a la neutralidad climática para 2050”. En momentos en que se celebra una reunión “crucial” del clima en Brasil, la COP30 de Belém, “Europa demuestra que la acción climática y la competitividad van de la mano”, ha declarado a través de las redes sociales.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.
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