La ONU adopta el tratado para crear reservas marinas en las aguas internacionales
El acuerdo, que deberá ser ratificado ahora por al menos 60 países, busca la protección de la biodiversidad en alta mar
Tras años de debates y negociaciones, los países que forman parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han adoptado este lunes el primer tratado para la protección de las aguas internacionales, un acuerdo que permitirá establecer reservas marinas en esa zona del océano que muchas veces está desprotegida. Este pacto, que llevan muchos años reclamando los grupos ecologistas y científicos, había quedado ya encauzado en marzo, cuando después de una reunión de 36 horas seguidas en Nueva York se logró cerrar el acuerdo. Pero la adopción final del texto quedó pendiente y este lunes se ha llevado a cabo sin necesidad de votación, ya que se ha adoptado por consenso.
El tratado permitirá el establecimiento de instrumentos de ordenación, incluidas las zonas marinas protegidas, “para conservar y gestionar de manera sostenible hábitats y especies vitales en alta mar” en las aguas internacionales, ha detallado la ONU en un comunicado este lunes. “Esas medidas son fundamentales” para poder cumplir el objetivo de que en 2030 el 30% de la superficie terrestre y marina del planeta esté protegida, tal y como se acordó en diciembre en la cumbre de biodiversidad de Montreal. “Ustedes han insuflado nueva vida y le han dado al océano una oportunidad”, ha sostenido António Guterres, secretario general de la ONU, quien ha aplaudido el acuerdo. “Han cumplido y lo han hecho en un momento crítico”, ha añadido sobre un pacto que la ONU ha calificado como “histórico”.
Cuando se habla de alta mar o de aguas internacionales se hace referencia a los espacios marinos que no están incluidos en las zonas económicas exclusivas de los países, es decir, los que van más allá de las 200 millas desde la costa que controlan los Estados. Ocupan la mayor parte del océano (un 64%) y aunque existen normas y entes sectoriales para regular algunos aspectos, como el tráfico marítimo o la pesca, no hay ningún instrumento internacional centrado en la protección de la biodiversidad marina. Sin un tratado fuerte y ambicioso es prácticamente imposible cumplir el objetivo de proteger el 30% de los océanos y la tierra antes de 2030 (el conocido como objetivo 30x30), que fue a lo que se comprometieron los países a finales del pasado año en la Cumbre de la Biodiversidad en Montreal.
El pacto adoptado este lunes también sienta las bases para que se evalúen “los impactos ambientales de las actividades” humanas en las áreas fuera de la jurisdicción nacional y se tengan en cuenta en la toma de decisiones. “También proporciona, por primera vez, un marco jurídico internacional para la evaluación de los efectos acumulativos de las actividades y las consecuencias del cambio climático, la acidificación de los océanos y los efectos conexos, en zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional”, ha añadido este lunes la ONU tras la adopción del acuerdo.
Además, el acuerdo sellado en Nueva York busca establecer un “marco para la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de las actividades relacionadas con los recursos genéticos marinos”, un aspecto que se considera clave para el futuro. Lo que se intenta es garantizar que “esas actividades beneficien a toda la humanidad”.
Para desarrollar este pacto se crea una conferencia de las partes y un órgano científico y técnico, que se reunirán periódicamente para estudiar el establecimiento de las zonas marinas de protección en las aguas internacionales, entre otros asuntos. El acuerdo estará abierto a la firma en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York durante dos años a partir del próximo 20 de septiembre de 2023. Y entrará en vigor después de su ratificación por al menos 60 naciones.
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