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Los Ángeles impone el racionamiento de agua más estricto ante la sequía

Las autoridades limitan a uno o dos días el uso del líquido en exteriores para 10 millones de personas en varios condados

Luis Pablo Beauregard
Una mujer lava con manguera la entrada de su casa en la ciudad de Monterey Park, al este de los Ángeles.
Una mujer lava con manguera la entrada de su casa en la ciudad de Monterey Park, al este de los Ángeles.FREDERIC J. BROWN (AFP)

Adiós a los verdes jardines del sur de California. La severa sequía que afecta al Estado más poblado de Estados Unidos ha obligado a imponer estrictas medidas de racionamiento de agua. Desde el uno de junio, 10 millones de habitantes de Los Ángeles y su gigantesca zona metropolitana verán reducido el suministro. Los angelinos tendrán dos días para regar los jardines y utilizar el agua en actividades del exterior. En otras zonas, las más afectadas por la sequía, esto se limitará a un solo día de la semana.

La escasez del agua en un periodo crítico de la sequía y en un año en que los expertos pronostican un recrudecimiento de las condiciones, ha obligado a las autoridades a reducir un 35% el suministro del agua. “Estamos siendo testigos de condiciones que nunca antes se habían presentado. Necesitamos una reducción importante de la demanda”, alertó a finales de abril Adel Hagekhalil, responsable del Metropolitan Water District of Southern California. Entonces, el funcionario informó de una serie de medidas que limitan únicamente a un día el uso del líquido a seis millones de habitantes repartidos en los condados de Ventura, San Bernardino y algunas partes de Los Ángeles.

La medida anunciada la mañana del martes por las autoridades no es tan estricta. Esto porque el condado de Los Ángeles ha impuesto desde 2009 algunas reglas para reducir la demanda. Un ingeniero del sistema también explicó que la ciudad reparte el líquido que recibe de varias fuentes: el complejo sistema de acueductos, uno de los mayores orgullos del sur de California, reservas subterráneas y el abastecimiento que recibe del río Colorado (que tiene el nivel más bajo en décadas y que obligó al Gobierno a racionar el reparto de agua desde agosto pasado).

La idea de las autoridades es reducir el gasto diario per cápita de agua de los 400 litros (sin distinguir entre empleo residencial, comercial o industrial) a 300 litros para poder evitar el plan más severo de restricciones. Si se fracasa en llegar a esta meta, los encargados del sistema podrían anunciar peores medidas para septiembre. Entre las medidas se contempla prohibir el uso del agua en exteriores.

El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, se ha mostrado optimista con la posibilidad de que los angelinos estén a la altura del reto. “Debemos y tenemos que hacerlo”, ha dicho el político demócrata. Los encargados del sistema han recordado que el buen uso del agua ha permitido a la ciudad utilizar la misma cantidad del líquido que hace medio siglo con más de un millón de nuevos habitantes. “Creemos que este esfuerzo es lo que nos permite entrar a esta nueva fase y poder estar a la altura del reto”, dijo Anselmo Collins, uno de los empleados del organismo público.

La sequía en California se extiende por tercer año consecutivo. Las alarmas son más severas en 2022, pues se prevé el año más seco del que se tenga registros y con temperaturas muy altas. Las reservas de agua en toda la entidad están en mínimos y el organismo público ha reconocido que no cuenta con cantidades suficientes para repartir en el norte del Estado. La situación, especialmente apremiante, es extensiva a todo el oeste, una región que sufre desde hace 20 años una megasequía que se ha agravado gracias al cambio climático. Los científicos de la Universidad de California aseguran que los últimos 20 años han sido los más secos para la región desde el año 800.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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