Los jóvenes activistas del clima piden a los gobiernos que dejen de hacer “promesas vacías”
Vuelven las protestas del movimiento Fridays for Future contra la inacción frente al calentamiento global
Los jóvenes activistas contra el cambio climático han vuelto a organizar una protesta este viernes, algo más de dos años y medio después de que la joven sueca, Greta Thunberg, iniciara este movimiento para denunciar la falta de acción de los gobiernos frente al calentamiento global. En alrededor de 700 ciudades de alrededor de 60 países se han convocado protestas, más simbólicas que multitudinarias debido a la pandemia. Marta Macías, del movimiento Fridays for Future, comenta por teléfono que, pese a que el coronavirus ha paralizado hasta cierto punto las acciones de su colectivo, que aterrizó en España en 2019, su intención es continuar: “No nos vamos a mover hasta que se tomen medidas”. La protesta en esta ocasión se ha convocado bajo el lema “no más promesas vacías”, en referencia a los anuncios sin contenido que realizan muchos gobernantes.
En Madrid, alrededor de 150 personas —según los cálculos de la Policía Nacional— han participado este viernes en una sentada frente al Congreso de los Diputados. “Para cambios sin precedentes hacen falta medidas sin precedentes”, se leía en una de las pancartas. Las movilizaciones han coincidido en el caso de España con la tramitación en el Parlamento de la ley de cambio climático, que se espera que esté aprobada en abril. “Esta ley es completamente insuficiente. Necesitamos mucha más ambición”, critica Macías. “Señores diputados qué pasa con los grados”, han coreado los activistas que se han concentrado en Madrid, sentados y respetando la distancia de seguridad y las medidas sanitarias.
Lucía Torres, de 21 años, se empezó a interesar por el cambio climático en el instituto y ha participado ya en varias protestas en los últimos años. “Es una lucha por la vida, porque el cambio climático nos afecta a todos”, explica desde la concentración frente al Congreso. Aunque la sentada ha sido organizada por el colectivo de jóvenes activistas, no todos los participantes este viernes han sido jóvenes. Juan Antonio Romero Pérez, de 61 años, ha acudido a la manifestación con su hija. Gracias a ella empezó a preocuparse y a informarse sobre la crisis climática, aunque lamenta que este asunto se haya relegado a un segundo plano ahora. “Es evidente que el tema del clima se nos está yendo de las manos”, concluye.
Protestas como esta se han sucedido durante todo el viernes en seis decenas de países del mundo, desde India a Reino Unido pasando por Uganda, Japón, México, Rusia o Filipinas. También dentro de España, además de en Madrid, se han organizado actos en otras ciudades como Barcelona, León o Sevilla.
El lema de la convocatoria, ese “no más promesas vacías”, hace referencia a los compromisos que muchos países están poniendo sobre la mesa. Con motivo de estas protestas por ciudades de todo el mundo, el científico ambientalista del Imperial College de Londres, Joeri Rogelj, denuncia que la falta de ambición actual llevará a un aumento de la temperatura global muy por encima de los 3 grados respecto a los niveles preindustriales, lo que tendrá consecuencias catastróficas. Rogelj explica que la siguiente cumbre climática de la ONU, que se celebrará en noviembre en la ciudad escocesa de Glasgow, será un momento importante porque los países deberán presentar nuevos compromisos de recorte de emisiones.
Rogelj alerta de que desde 2019, cuando se celebró la última cumbre en Madrid, se han producido algunos hechos negativos, como la decisión del Reino Unido de rebajar su ambición de ayudar a los países desfavorecidos en su lucha por un futuro sin carbón.
En cuanto al impacto de la pandemia en el medio ambiente, Macías no considera que el confinamiento haya cambiado mucho las cosas. Por su parte, Rogelj comenta que aunque los confinamientos no son la vía adecuada para reducir los niveles de contaminación, la pandemia ha enseñado a la gente que un cambio rápido y persistente es posible.
Otra cuestión que reivindica este colectivo es la protección de los activistas medioambientales. Según el informe Defender el Mañana, que la organización Global Witness publicó el año pasado, en 2019 las personas asesinadas por la defensa del medio ambiente fueron 212, más de cuatro personas por semana. Más de la mitad de los asesinatos reportados el año pasado ocurrieron en Colombia y Filipinas. En la concentración de este viernes en Madrid, los jóvenes activistas también han tenido un recuerdo para ellos. Han escrito varios de sus nombres en el suelo con tiza. Una de ellas es la hondureña Berta Cáceres, asesinada en 2016, como explicaba Manuela Martín, de 18 años. Según denunciaba, hay miedo a cualquier tipo de movimiento social “como se ha demostrado en el caso del 8M de este año”.
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