Las secuelas de la covid siguen presentes un año después en los primeros hospitalizados en Wuhan
El seguimiento de los primeros ingresados con neumonía en China apunta a que los síntomas se prolongan mucho más de lo que se pensaba y constituyen un problema de salud pública de primera magnitud
Un estudio sobre algunos de los primeros pacientes hospitalizados por covid que hubo en todo el mundo aporta unos resultados preocupantes: en una fracción de pacientes, las secuelas físicas o psicológicas de la infección siguen presentes al menos un año después del alta y es probable que algunos las sufran durante incluso más tiempo.
Una de las mayores incertidumbres que nos ha dejado la pandemia es cuánto dura la enfermedad y sobre todo si este coronavirus capaz de invadir muchos tipos de tejidos, incluidos los músculos, el sistema nervioso y el cerebro, deja daños prolongados en los pacientes, sobre todo en los que sufrieron una enfermedad más grave con hospitalización y respiración artificial.
Hoy se publica en la revista médica The Lancet un estudio con más de 1.200 pacientes hospitalizados por covid en Wuhan, la ciudad china donde se originó el virus, entre ellos algunos de los primeros registrados, pues recibieron el alta entre el 7 de enero de 2020 y el 29 de mayo de ese año.
Los resultados muestran que la mayoría ya no tiene achaques un año después, pero la mitad de ellos dicen sufrir aún al menos un síntoma persistente. Uno de cada tres sigue teniendo problemas para respirar o complicaciones pulmonares pasado el año, sobre todo los que sufrieron una enfermedad más grave. Los autores han comparado el estado de salud de estos supervivientes con el de población similar que no se ha infectado y su veredicto es claro: su salud es peor.
Bin Cao, médico del Centro Nacional de Neumología de China y coautor del trabajo, resalta en una nota de prensa: “Nuestro estudio es el mayor que se ha realizado hasta la fecha sobre el estado de salud de pacientes hospitalizados por covid un año después de recibir el alta”. Y destaca que “estos hallazgos parecen indicar que algunos pacientes tardarán más de un año en recuperarse, algo que deben tener en cuenta los servicios de salud en el mundo pospandemia”.
“Nuestro estudio es el mayor que se ha realizado hasta la fecha sobre el estado de salud de pacientes hospitalizados por covid un año después de recibir el alta”Bin Cao, coautor del trabajo
El trabajo chino es importante porque refleja lo que han mostrado muchos otros trabajos en todo el mundo con grupos de pacientes algo menores y con seguimientos más cortos. Los síntomas más comunes son el cansancio y el dolor muscular, aunque también hay impactos psicológicos como confusión y otros como la falta de respiración. Como ya se ha visto en estudios en Reino Unido, España y otros países, las mujeres son mucho más propensas a sufrir secuelas duraderas, posiblemente debido a que tienen un sistema inmune más reactivo. Los resultados de este estudio, en todo caso, no son extrapolables a la población general, ya que se trata de pacientes hospitalizados y justo al comienzo de la enfermedad, cuando menos información se tenía sobre la misma.
Las mujeres tenían casi tres veces más de sufrir lesiones físicas en los pulmones un año después
En el estudio chino las mujeres tenían el doble de probabilidad que los hombres de informar sobre ansiedad o depresión y casi tres veces más de sufrir lesiones físicas en los pulmones un año después.
Estas secuelas, a veces llamadas covid larga o persistente, presentan un reto enorme para los investigadores porque la mayoría de estudios se basan en síntomas comunicados por los propios pacientes, por lo que es complicado saber hasta qué punto sus lesiones son físicas o psicológicas y es casi imposible restarle el efecto de la subjetividad. El trabajo chino, además de cuestionarios, ha realizado análisis de la capacidad pulmonar de los pacientes para averiguar si aún tenían mermas. Los investigadores han comprobado que el número de pacientes que sufrían estos problemas seis meses después del alta no ha disminuido un año después y este efecto lo han visto en todos los grupos de pacientes, independientemente de su gravedad. También realizaron escáneres de pulmón. Aunque la cantidad de pacientes con lesiones sí disminuyó, la incidencia seguía siendo alta un año después, resalta el trabajo, realizado con pacientes del Hospital Jin Yin-tan de Wuhan, primera ciudad que fue epicentro de la pandemia.
En comparación con personas de su misma edad y con otros problemas de salud previos pero que no sufrieron covid, los pacientes que sí la pasaron tenían más problemas de dolor y de movilidad. También era más alta entre ellos la ansiedad y la depresión. Un dato preocupante es que la incidencia declarada de estas secuelas psiquiátricas aumentó un año después en comparación con seis meses después. “No sabemos por qué sucede esto”, confiesa Xiaoying Gu, investigador del Instituto de Ciencias Médicas y coautor del estudio, en una nota de prensa. “Puede deberse a la propia infección viral o la respuesta del sistema inmune a este. También puede influir la reclusión, la soledad o incluso el desempleo ocasionado por la enfermedad. Necesitamos estudios a largo plazo para entender las consecuencias físicas y psiquiátricas de la covid”, resalta.
Casi dos años después del inicio de la pandemia, España va a poner en marcha ahora un estudio nacional sobre la covid persistente en hospitales españoles, según anunciaron este miércoles la ministra de Sanidad, Carolina Darias, y el director del Instituto de Salud Carlos III, Cristóbal Belda.
Algunos grupos independientes sí han estudiado este problema, por ejemplo el del médico Alexandre Pérez, del servicio de medicina interna del Hospital Álvaro Cunqueiro, en Vigo. Su trabajo, aún no publicado en una revista especializada, muestra que seis meses después de la infección casi la mitad de pacientes declaraba algún síntoma. Los más frecuentes eran problemas torácicos, falta de respiración y fatiga. En este caso el trabajo analizó no solo a pacientes hospitalizados, sino también a aquellos con infecciones más leves que pasaron la enfermedad en casa.
Esta es una enfermedad muy difícil de estudiar porque no existe una definición precisaAlexandre Pérez, internista
Pérez explica que “esta es una enfermedad muy difícil de estudiar porque no existe una definición precisa y cada país o cada grupo usa unos criterios ligeramente diferentes”. En algunos casos es relativamente fácil entender que las secuelas están conectadas con los efectos del virus SARS-CoV-2, por ejemplo las lesiones pulmonares persistentes, pero en otros, como la depresión, es complicadísimo saber si es un efecto directo de la infección o un resultado subjetivo por una situación general de estrés y preocupación en el paciente, detalla.
Los problemas persistentes se conocían ya en otros casos de infecciones virales, como por ejemplo el VIH, el virus de la mononucleosis o la hepatitis. El problema ahora es la enorme dimensión del problema debido a la gran cantidad de personas infectadas en todo el mundo, añade Pérez. Es un enorme reto entender qué síntomas están relacionados con la infección, cuáles se deben a la inflamación crónica causada por el virus y qué otros se deben a dolencias previas, pues este tipo de complicaciones duraderas son más frecuentes en pacientes mayores, que tienen a menudo otras patologías anteriores. “Hoy por hoy no tenemos ningún tratamiento disponible para los pacientes que sufren complicaciones respiratorias después de la covid. En otro estudio que tenemos pendiente de publicar hemos visto que en muchos casos esos problemas son psicológicos porque los pulmones están perfectamente, pero hay otros pacientes que a pesar de percibir menos pérdida de aire tienen aún daños físicos visibles”, resalta.
Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), resalta que “hace falta investigar mucho más para entender lo que está pasando con estos pacientes”. Y añade que “es clave saber qué factores predisponen a sufrir estos síntomas persistentes, tanto en función de la variante del virus como por las características físicas y genéticas de cada persona. Solo así podremos tener biomarcadores que nos permitan adelantarnos e impedir que aparezcan estos daños duraderos”.
El experto en enfermedades Infecciosas del Hospital Clínic Josep Maria Miro asegura que “el estudio chino es muy completo pues usa cuestionarios, exámenes físicos, tests de fatiga y pruebas de laboratorio”. Miro forma parte del Grupo Colaborativo Multidisciplinario para el Seguimiento Científico de la COVID-19 promovido por el Instituto de Salud Global de Barcelona. “Pero no sabemos hasta qué punto los datos de China serían extrapolables a España. Por ejemplo hay que tener en cuenta que la edad media de los pacientes era de 57 años, cuando en España el perfil de pacientes hospitalizados es algo mayor”, explica.
El trabajo chino se centra sobre todo en hospitalizados con casos leves o moderados y tiene relativamente pocos pacientes con dolencia muy grave e ingreso en UCI. Y además hay que tener en cuenta que estos pacientes recibieron tratamientos bastante diferentes a los que recibieron otros pacientes de España durante olas posteriores, por ejemplo corticoides. “Un dato positivo es que el 80% de los pacientes que tenían trabajo antes de infectarse volvieron a la actividad laboral, pero un cuarto de ellos lo hicieron en categorías inferiores, posiblemente debido a las secuelas que les dejó la enfermedad”, destaca Miro.
“La necesidad de entender y combatir la covid larga es enorme”, resaltan los médicos responsables de la revista The Lancet en un editorial. “Síntomas como la fatiga persistente, la falta de respiración, la niebla mental y la depresión pueden afectar a millones de personas y, aun así, sabemos poquísimo de esta enfermedad. Esta dolencia impacta en la capacidad de las personas de volver a su vida normal. La covid larga es un reto médico de primera magnitud”, alertan.
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