Los desafíos de producción de la cuprífera chilena Codelco para mantener su hegemonía mundial
El rendimiento de la minera estatal se encuentra estancado desde hace dos décadas. Aumentar su eficiencia y acelerar sus proyectos estructurales es clave para mantener su sitial como la principal productora de cobre del mundo
De manera incansable, el presidente ejecutivo de la cuprífera estatal chilena, Codelco, Máximo Pacheco, ha repetido la misma frase durante 2023: “Codelco de los últimos 50 años ya se agotó. Se agotó el modelo y se agotaron los recursos, porque son no renovables”. Pero, rápidamente, agrega con optimismo: “Y, lo que estamos haciendo hoy, no es ni más ni menos que construir el Codelco de los próximos 50 años”.
La situación actual por la que atraviesa la compañía minera, la principal productora de cobre del mundo, tiene inquieto al Gobierno de izquierdas liderado por Gabriel Boric y al sector minero chileno. En 2022 su producción cayó 10,7% hasta las 1.445.662 toneladas métricas finas y sus excedentes, es decir, los recursos que entrega a las arcas fiscales, descendieron 62,9% hasta los 2.746 millones de dólares. Y este año el declive continuará: según informó Pacheco al ministro de Hacienda chileno, Mario Marcel, a principios de julio, el aporte a las arcas fiscales será de 1.540 millones de dólares, mayor a lo estimado inicialmente por la cuprífera, pero 43,9% menor a la contribución realizada el año anterior.
El desempeño de la minera está impactando las cifras de crecimiento de Chile. En mayo, el Indicador Mensual de Actividad Económica, Imacec, registró una caída de 2%, el mayor desplome del año, principalmente afectado por el descenso de 7,5% de la actividad minera. La producción no da señales de crecer: el primer trimestre cayó 10,5%, debido, en parte, al retraso en proyectos estructurales pero, principalmente, por dificultades operacionales. Entre éstas destaca una menor ley (porcentaje de cobre en una muestra determinada) y aporte de mineral de la mina rajo de Chuquicamata, ubicada en la nortina región de Antofagasta y considerada la más grande del mundo en tamaño.
También impactó la menor ley y una disminución productiva en la mina Ministro Hales producto de un deslizamiento de material, además de la menor concentración de cobre en Gabriela Mistral, ambas de Antofagasta. A esto se sumó un menor tratamiento de mineral en Andina, en la Región de Valparaíso, por mantenciones en su planta concentradora. Y, como si fuera poco, el efecto de las lluvias de las últimas semanas en la zona centro sur de Chile afectaron la producción de cobre fino en unos 6.600 toneladas en los yacimientos de Andina y El Teniente, esta última, la mina de cobre subterránea más grande del planeta, ubicada en la Región de O’Higgins.
Pero son los proyectos estructurales los responsables de que Codelco pueda mantener su sitial como la principal productora de cobre del mundo. Desde hace al menos una década la producción de la estatal se encuentra estancada y, durante ese mismo periodo, la estadounidense Freeport-McMoRan le pisa los talones. El año pasado la chilena logró mantener su hegemonía mundial por solo 9.000 toneladas y hoy es el responsable del 7% del cobre que se produce en el mundo al año.
Pacheco: “No es una empresa en crisis”
Para Máximo Pacheco, hablar hoy de una crisis es una caricatura. “Codelco no es una empresa en crisis. El liderazgo de Chile como productor de cobre del mundo no está amenazado. Tenemos gente preparada y todos los problemas son propios de una empresa grande. Son abordables”. Así lo mencionó esta semana en un seminario en el que habló de los principales desafíos de la minera. “Nuestro problema central es cómo somos capaces de hacer buena ejecución de proyectos de inversión”, señaló. En ese punto, el también exministro de Energía en el segundo Gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018), destacó que la productividad y el liderazgo son centrales para construir “el Codelco de los próximos 50 años”. Para eso, advirtió, es clave que se aceleren los proyectos estructurales que, por diversos motivos, se han ido retrasando y no han logrado entrar a tiempo para reemplazar a los yacimientos que se agotaron.
Hoy, entre sus proyectos en ejecución están: el Nivel 1 de Chuquicamata subterránea que muestra un avance de 35,3%, mientras que las obras mineras asociadas tienen un 46,3%. En la cartera de El Teniente, Andes Norte llegó a 78,4% de avance y la ejecución de Andesita y Diamante a 21,6% y 26,9%, respectivamente, mientras que el proyecto Traspaso Andina registró un avance total de 99%. Por su parte, Rajo Inca, en Salvador, en la Región de Atacama, tiene un 46,8% construido y acumula un atraso de 16 meses respecto a su fecha inicial de entrada en operación.
A principios de año, además, la firma transparentó que el sobrecosto de las obras alcanzaría alrededor de 5.000 millones de dólares, un 56% más de lo presupuestado, principalmente por problemas tecnológicos, encarecimiento de insumos y dificultades logísticas heredadas de la pandemia.
Para Pacheco, los atrasos y mayores costos no son solo por temas técnicos y financieros, sino también por “disrupciones del entorno”. “Son recursos no renovables, con leyes decrecientes en todo el mundo, que implican mayores tratamientos, profundidad y durezas crecientes. Esto se traduce en mayor tiempo de desarrollo y mayores requerimientos de inversión. Se habla mucho de retrasos de proyectos en minería, pero hay que ponerlo en contexto: no es una cosa chilena ni exclusiva de Codelco”. Pese a las dificultades, aseguró que, a partir de 2024, la producción de la cuprífera empezará a recuperarse: “Los proyectos estructurales de Codelco son fundamentales para extender la vida de la empresa, de aquí a 2030 el 74% de la producción de Codelco va salir de ellos”.
Sin embargo, lo que preocupa entre los expertos mineros es que la estatal se ubica hoy entre las productoras de cobre menos eficientes en costos a nivel mundial. Para Marcos Lima, expresidente ejecutivo de Codelco entre 1996 y 2000, esto evidencia las complejidades internas de la empresa para hacer frente a sus desafíos. “El problema de hoy en Codelco es de costos, productividad y producción. Cuando como compañía defines un nivel de producción y no aciertas, es dramático, porque el efecto de disminuir la producción con costos que son muy fijos aumenta el costo unitario”, apunta Lima.
La baja productividad de la compañía también fue abordada por Pacheco: “Hemos puesto especial foco en liderazgo y gestión en mejora de productividad. Es muy importante este tema, que no solo se relaciona con la ingeniería de minas. Es también de gestión y de cómo y cuáles son los cambios que debemos generar para tener una cultura de productividad, que promueva los liderazgos y la multidisciplina”. En esa línea, la compañía definió integrar el trabajo de la vicepresidencia de proyectos con el de las actuales divisiones para acelerar la entrada en operación de los proyectos estructurales.
Pero no solo la baja producción hoy es materia de inquietud. Entre los especialistas, es un secreto a voces que el diseño institucional de Codelco no permite un funcionamiento óptimo en sus decisiones. La renuncia en junio por motivos personales del presidente ejecutivo André Sougarret –quien en 2010 lideró el rescate de 33 mineros que quedaron bajo tierra en una mina en el norte de Chile- reavivó el debate sobre la figura omnipresente de los presidentes del directorio de la empresa estatal, que muchas veces se topa con el papel que cumple el presidente ejecutivo.
Se trata de un debate que se arrastra desde que se cambió el diseño de gobierno corporativo de la cuprífera en 2009, cuando se definió que se reemplazaría el directorio compuesto por ministros de Estado, por un nuevo órgano colegiado con un líder designado por el jefe de Gobierno. Ya lo dijo Diego Hernández, ex presidente ejecutivo de la estatal entre 2010 y 2012 tras presentar su renuncia: “Me gusta ser el cocinero principal y no quiero a otros metidos en mi olla”.
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