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Garrido: “Hay monstruos que despertamos nosotros mismos: a Vox lo revivió el PP”

El expresidente de la Comunidad y consejero de Transportes critica el fichaje de Miguel Ángel Rodríguez por el equipo de Díaz Ayuso y rechaza el veto parental

Ángel Garrido, durante la entrevista.Vídeo: SANTI BURGOS / jaime casal

Da igual que el PP y Cs hayan formado un Gobierno de coalición que depende de Vox. Ángel Garrido (Madrid, 1964) no se muerde la lengua. El consejero de Transportes, Movilidad e Infraestructuras, que abandonó el PP por Cs tras ocupar la presidencia regional con la formación conservadora, rechaza las propuestas de la extrema derecha. Critica, también, que Isabel Díaz Ayuso, su sucesora al frente del Gobierno, haya fichado como jefe de gabinete a Miguel Ángel Rodríguez, exsecretario de Estado con José María Aznar. Y defiende la vigencia del proyecto de Ciudadanos, la necesidad de que en España haya un partido de centro que condicione a gobiernos de derecha e izquierdas, y el liderazgo de Inés Arrimadas. En un momento de crispación, propone diálogo.  

Pregunta. Miguel Ángel Rodríguez, nuevo jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, le tildó en 2019 de "mierda". Vista la polémica, añadió: "He llamado a Garrido 'mierda'. Lo retiro. Y pido disculpas. Quise decir: tránsfuga de mierda". ¿Cómo es compartir Gobierno con él, que además ha pedido investigar un contrato de la empresa del padre del líder regional de su nuevo partido, Ignacio Aguado, y ha hecho un comentario machista sobre la portavoz nacional, Inés Arrimadas?

Respuesta. Procuro no descalificar ni siquiera a quienes me descalifican a mí. Pero sí que tengo que decir algo de criterio general: los perfiles broncos, que sueltan exabruptos, que emplean un lenguaje que yo creo que no es el adecuado, no ayudan a ningún Gobierno ni ayudan a ningún gobernante. Y mucho menos ayudan a gobiernos o gobernantes que son de centro derecha. Esto cabe en los extremos. No ayuda absolutamente a nadie. Cada uno tiene que decir con quién quiere estar, con quién se quiere juntar. Yo jamás estaría con un perfil de esta naturaleza, pero lo tengo que respetar.

P. ¿Qué puede aportarle a la presidenta a nivel estratégico y discursivo?

R. Eso no lo sé, habría que preguntárselo a la presidenta. Pero insisto: los perfiles de esa naturaleza no ayudan en absoluto a un Gobierno. Por eso nosotros nos opusimos.

Ángel Garrido.
Ángel Garrido.Santi Burgos

P. Con este nombramiento, ¿el Gobierno de PP y Cs se acercará a las posiciones de Vox?

R. No. Desde luego, a Cs, no, porque no ha participado de esta decisión. Estuvimos en contra. Yo creo que el radicalismo no se combate con más radicalismo. Todo lo contrario. El radicalismo se combate con posiciones centradas, sensatas, que entienda la gente. Cuando uno elige perfiles radicales, te lo aplaude un pequeño número de hooligans, pero te lo censura la inmensa mayoría de la sociedad. Esto siempre ha sido así.

P. Cuando Cs critica el fichaje de Rodríguez por los insultos contra usted, o las insinuaciones contra Aguado, en el PP lo comparan con el trago que supuestamente supone para Díaz Ayuso la presencia de Ángel Garrido en el Gobierno tras dejar el partido. 

R. Eso lo dicen cuatro hooligans que puede haber en el PP. Y cuando leo esas cosas, incluso les pongo cara. Ya nos conocemos. Eso no lo piensa la inmensa mayoría del PP. Soy un elemento de conciliación dentro de este Gobierno, y de relación con alcaldes o concejales, porque nos conocemos desde hace muchos años. Es muy distinto que alguien te guste o no te guste, porque milita en otro partido, a alguien que insulta.

P. "Un fichaje de mercadillo de segunda mano". Así definió Díaz Ayuso su salida a Cs. ¿No es un poco incómodo compartir gobierno?

R. Son cosas que se dicen en periodo electoral. Eso no lo justifica, pero de alguna manera se entiende. Estoy convencido de que Isabel Díaz Ayuso no lo piensa así. En todo caso, no entiendo que alguien pueda estar molesto porque yo me fuera a Cs. Si yo ya no les era útil en el PP, ¿qué problema tienen?

P. ¿Qué emoción le provocó saber que una antigua subordinada había sido elegida como candidata del PP a la presidencia de la Comunidad en su lugar?

R. En el caso de Isabel Díaz Ayuso, con quien he tenido muchos años de amistad, que por mi parte se mantiene prácticamente intacta, aunque lógicamente estamos en partidos distintos, lo que condiciona algo las relaciones personales, me alegré por ella. El problema no es la elección de una persona u otra. Esas cosas suceden. Uno puede tener la aspiración de ser el candidato y luego no serlo. Demostré que en eso no tenía nada que decir. En otras cosas, sí: las formas hay que cuidarlas. Y no hay que cambiar el perfil ideológico de un partido casi de la noche a la mañana, con un movimiento táctico. Ni siquiera estratégico. Táctico. Y dio muy malos resultados.

P. ¿Qué ocurrió?

R. Me di cuenta de que no podía seguir aplaudiendo eso. Lo digo en el sentido literal y en el figurado. No podía seguir yendo a mítines a aplaudir las cosas que se estaban diciendo, y ese acercamiento clarísimo que había a Vox. Tengo que decir algo: Vox existe como existe ahora mismo porque lo revivió el PP, cuando Vox no tenía ningún concejal, ningún diputado, era un partido absolutamente residual. Y quien empieza a hablar de Vox es el propio PP, que decía que había que rescatar ese voto, que era absolutamente insignificante. Y le puso otra vez en escena. A veces los monstruos los despertamos nosotros mismos: en el caso de Vox, claramente lo despertó el PP.

P. ¿El PP se ha radicalizado?

R. Se movió el conjunto del PP, tanto el nacional como el regional. Se movió muy claramente hacia la derecha, muy claramente. Es la gran diferencia que haya con la nueva Ejecutiva nacional del PP de Pablo Casado. Lo ha visto todo el mundo, incluso la propia dirección del PP, que decidió cambiar otra vez hacia el centro. Lo que pasa que a veces esos cambios no son fácilmente creíbles. Claramente se deslizó a la derecha.

P. ¿Cuánto le incomoda que todos los proyectos del Gobierno dependan del voto de Vox, y por tanto de lo que la extrema derecha reclame a cambio?

R. Si los proyectos dependieran de ellos, sería muy incómodo. Peor no dependen de ellos. Dependen de los Presupuestos. Y, afortunadamente, en el peor de los casos tenemos prorrogados unos que siempre digo en broma que son buenos, porque los hice yo. Son los más altos de la historia. Nos permitirían trabajar en los proyectos que queremos hacer. Por lo tanto, si condicionaran los proyectos me sentiría muy incómodo.

P. Pero aprobar las nuevas cuentas para 2020 si depende de los votos de Vox. ¿Estaría usted dispuestos a impulsar el veto parental educativo a cambio de esos apoyos?

R. Cs jamás va a ceder a pretensiones de la naturaleza del llamado pin parental. Primero, porque ese problema no existe en la Comunidad de Madrid. No hay ni una sola denuncia sobre adoctrinamiento en las aulas. Segundo, porque viendo la intervención del concejal de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, llena de majaderías, y de odio, se ve realmente que el pin parental es un pin neandertal, que eso es lo que subyace detrás. Es un regreso al pasado, a etapas previas de falta de derechos. Al final, los radicalismos siempre pretenden el control ideológico. El radicalismo de izquierdas, por la acción; y el radicalismo de derechas, por omisión: 'Si mis hijos no saben que existen los homosexuales, igual dejan de existir'. No es aceptable.

P. Usted abandonó el PP por diversas razones que repasaremos ahora. Una de ellas fue por el discurso de Albert Rivera. Tras ver cómo tenía que dimitir por los malos resultados, ¿se equivocó?

R. Cuando pasé a Cs lo hice por plena convicción. Me parece el espacio donde puedo militar con mayor comodidad. Es el único partido claramente de centro. En cualquier partido hay ciclos. Hay que tomar nota de los errores que se cometen. Cuando no te va bien, algún error has cometido. Es así.

P. ¿Qué error se cometió para el desplome de las últimas generales?

R. Igual nos desplazamos un poco del espacio que era natural para Cs, el de un partido de centro que puede estar condicionando gobierno, y la moderación en los gobiernos, tanto de derechas como de izquierdas. En un momento dado, se nos identificó demasiado con uno de esos lados solamente. De eso hay que aprender. El discurso que tiene Cs ahora, y que tiene Inés Arrimadas, que es una gran candidata, es el de la moderación, el de estar centrado. Si no nos salimos de ese espacio, siempre seremos decisivos en los gobiernos. Esa es la clave. Ser decisivo en la configuración de los gobiernos, sin quedarse unido o anclado a unos u a otros.

P. Señala como error la renuncia a ser un partido bisagra, que se explicitó en el veto a cualquier pacto con Pedro Sánchez (PSOE). En la Comunidad ese veto se hizo extensivo a Ángel Gabilondo. ¿Fue otro error?

R. No. La mejor opción que teníamos era gobernar con el PP. La Comunidad sigue siendo el motor económico de España por las políticas liberales, y unirse al PSOE en ese momento era renunciar a todo eso.

P. Arrimadas replica el discurso de Rivera. ¿No se arriesga al mismo resultado?

R. Inés no solo es una buena candidata para Cs, que lo es. Es una candidata que querrían tener muchos partidos. Muchos. Es una persona que habla claro. Y hoy en día un político al que se le entienda empieza a ser una cosa que escasea. A ella se le entiende perfectamente.

P. ¿Y a Díaz Ayuso se le entiende?

R. A veces hay asuntos en los que uno no está afortunado, yo también. En la última cuestión que se suscitó en torno a la contaminación, seguramente se explicó mal. Creo que Isabel Díaz Ayuso siempre ha intentado luchar contra la contaminación, lo hace el Gobierno también, pero a veces no estamos afortunados. Nos puede pasar a todos.

P. Su Gobierno anunció en octubre de 2018 la compra de nuevos trenes de Metro a principios de 2010. ¿Cuándo estarán dando servicio?

R. Son 67 trenes y unos 700 millones de euros. Estimamos que estarán adjudicado a finales de este año. Llegarán, seguramente, en 2023.

P. ¿No es demasiado tiempo con los problemas de frecuencia que denuncian los usuarios?

R. Metro tiene problemas a medio y largo plazo, y a corto plazo. La compra de los trenes responde a los primeros. Los de corto plazo tienen más que ver con la presencia de maquinistas y la participación activa de todos los trabajadores en el proyecto. Se puede solucionar mucho de lo que hay ahora con esta incorporación de maquinistas de más de 700 que hemos propuesto para este año, y con una implicación mayor de todo el colectivo. Hemos pasado años de un montón de huelgas. El servicio se resiente. Este trimestre han descendido las quejas de los usuarios un 56% en general, y en un 75% en lo referido a frecuencias. Hemos incrementado la tabla de trenes, y también ha mejorado el clima (interno).

P. ¿Habrá altas en la plantilla?

R. Vamos a empezar la contratación de los primeros 45 maquinistas. Ya tenemos el visto bueno de la consejería de Hacienda. La previsión es que entren a trabajar para junio.

P. Los trabajadores denunciaban que el anterior responsable de Metro, Borja Carabante, no les recibía.

R. De las primeras cosas que hice fue reunirme con el sindicato de maquinistas y expresar nuestra voluntad de que los trabajadores sean la pieza fundamental para que esta empresa pública sea modélica. Si no cuentas con tus trabajadores, estás condenado al fracaso absoluto. Ha habido receptividad por las dos partes. A veces hay que olvidar enfrentamientos que ha habido antes. Hemos empezado una dinámica nueva.

P. Están reformando la línea 4. ¿Se está aprovechando para desamiantar?

R. Sí.

P. ¿Cómo cree que ha reaccionado Metro al problema del amianto?

R. Hablaré de lo que nosotros hemos hecho. Con absoluto respeto a la presunción de inocencia de los trabajadores imputados, les hemos apartado de sus cargos en todo lo que tuviera relación con seguridad laboral, porque nos parecía que no era muy adecuado. Colaboraremos con la justicia en todo lo que se nos pida. Hemos evitado un elemento que sé era de fricción con los sindicatos: que unas personas imputadas en el procedimiento a la vez siguieran en asuntos que tienen que ver con la seguridad laboral.

P. Hay constancia de que Metro sabía de la presencia del amianto desde hace décadas y no advirtió a los trabajadores. ¿Qué les diría?

R. En Renfe, en Metro de Barcelona, también ha habido problemas con el amianto, incluso fallecimientos por enfermedad laboral, y solamente ha tenido repercusión mediática importante en Metro. Eso es porque seguramente algo se ha hecho mal: no sé si ha sido la relación con los representantes de los trabajadores, la forma de comunicar... Lo trascendente es que desgraciadamente hay personas que han fallecido. Es importante contar las cosas bien y empatizar con las personas que están sufriendo, con las familias de los trabajadores. Quizás en eso no hemos acertado todo lo que hubiéramos querido.

P. ¿Se ha equivocado Metro en el trato a los afectados?

R. Estamos intentando rectificar cosas que antes seguramente eran difíciles de entender en torno a algo que es muy sensible. Cuando muere un familiar tuyo, lo primero que quieres es que los demás estén contigo, y por supuesto también la empresa. Y si no se ha tenido esa sensación, algo hemos hecho mal.

P. En algunos casos, la Seguridad Social ha reconocido una enfermedad laboral, y Metro, una empresa pública, ha litigado, profundizando en el dolor de los familiares.

R. Tengo que decir que vamos a cambiar la fórmula que seguíamos hasta el momento. A partir de ahora, vamos a pagar la cantidad que determine el baremo a la familia del trabajador, también los recargos que establece la Seguridad Social. Y después, si hay reclamaciones añadidas de la familia, que entiendo perfectamente, que sea un juez quien decida. Trabajamos con dinero público y no podemos decidir nosotros. La familia no puede quedar desatendida. Vamos a cambiar el paradigma.

P. Entonces, ¿se estaban haciendo mal las cosas hasta ahora?

R. No juzgo lo anterior. Hago lo que yo creo que tengo que hacer. Es un cambio de criterio. Lo es. Es mejor para las familias, y también para la empresa. Una empresa, en muy buena medida, es lo que opinan sus trabajadores de ella. Y yo quiero que estén orgullosos en todo: en el trato que se les da cuando trabajan, cuando tienen un problema... y que si fallecen, sepan que sus familias estarán atendidas.

P. También acudió a La Moncloa y salió con dos compromisos del Gobierno que le afectan ahora como consejero: el bus-VAO de la A-2 y las mejoras en la A-1. Lo primero se hará, ¿lo segundo?

R. Sinceramente, no lo sé. Siguen demorándose. Ya no está en nuestras manos, está en las de Fomento. Confío en que se haga y seguiremos reclamándolo. El caso de la A-2 es un ejemplo de buena práctica: tres Administraciones se han puesto de acuerdo para sacar adelante un proyecto bueno para todos. A finales o principios del año que viene el bus-VAO estará en marcha y ahorrará entre 7 y 25 minutos en función del tramo en el que se coja.

P. ¿Reformará el consorcio de Transportes?

R. Funciona más que correctamente, pero seguramente que hay alguna cosa que reformar. Hay que profesionalizarlo más. Si algo le falta para ser esa autoridad única de transporte, que es lo que nosotros queremos, es tener la capacidad de coordinar Cercanías de verdad. No tener la competencia. No son reivindicaciones de tipo nacionalista. Son reivindicaciones de tipo operativo.

P. ¿Cómo logrará la interconectividad de metro y autobuses?

R. Va a haber muchos cambios. La pretensión es que en la segunda mitad de este año podamos recargar las tarjetas con el móvil. Y en última instancia, queremos que esta legislatura el propio teléfono sea tu título de transporte. Es el gran paso adelante.

Autobuses a la carta, sin conductor, con paradas a demanda para mujeres...

Ángel Garrido apuesta por revolucionar el sistema de transportes en Madrid echándole imaginación. Acaba de presentar el primer autobús autónomo de la región, que circula sin conductor en un recorrido de seis kilómetros en la universidad autónoma. También se ha estrenado recientemente el proyecto de paradas a demanda para mujeres y menores en autobuses interurbanos nocturnos de Madrid, que les permitirá bajarse cuando quieran en el trayecto, sin tener que esperar a una parada, para así aumentar su seguridad. Finalmente, la consejería acaba de lanzar un programa piloto de autobuses a demanda en zonas despobladas.

"La Comunidad tiene más de 70 pueblos que juntos no suman 70.000 habitantes, pero tenemos que darles servicio, y tiene que ser diferenciado", explica Garrido. "De entrada, para municipios de más de 10.000 habitantes hemos puesto servicio nocturno. Es un paso importante, porque muchos no tenían y estaban aislados de noche", sigue. "En cuanto a las zonas de pueblos muy pequeños, como puede ser la de la sierra norte, estamos poniendo en marcha un servicio de buses a demanda", continúa. "A través del móvil y de un call center, vamos a organizar el transporte de todos esos pueblos pequeñitos", abunda. Y avanza: "Vamos a empezar con la línea que está en Torrelaguna a El Atazar. A veces se hacían servicios que iban en vacío, porque nadie cogía ese autobús. Ahora el usuario dirá a qué hora quiere cogerlo, y optimizaremos las rutas. Hay que pensar cosas diferentes e imaginativas para los municipios pequeños. Sería aun servicio casi a la carta".

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