Rosita y Héctor, las otras dos víctimas del triple asesino de Ciutat Vella
El juez ordena prisión preventiva por su “elevadísimo potencial lesivo mortal” para el detenido en Barcelona
No era raro ver a Rosa, o Rosita, como la conocen sus amigas, asomada el balcón de su segundo piso. Si alguna vecina pasaba por delante, la saludaba efusivamente. A sus 77 años, llena de vida, salía y entraba de manera autónoma de su casa, donde residía desde hacía más de 20 años. El lunes, antes de las cuatro de la tarde, la encontraron muerta en el rellano de las escaleras del bloque de pisos. John Musetescu, de 29 años, la golpeó presuntamente en la cabeza, la empujó y escapó robando una moto, rumbo a la plaza de Sant Jaume. El detenido está acusado de matar a dos personas más en dos horas en Ciutat Vella, el centro de Barcelona.
“Qué manera tan triste de acabar su vida”, lamentaba este jueves una de sus vecinas, con quien solía ir a tomar café. Rosa Díaz, viuda desde hacía un tiempo, tenía cuatro hijos con quienes mantenía una relación estrecha. Vivía en L’Arc de Sant Vicenç, una callejuela peatonal, corta y discreta, coronada por un arco, muy cerca del concurridísimo Museu Picasso, en el corazón de la ciudad.
Rosa fue presuntamente la segunda víctima de Musetescu. Antes, está acusado de matar a Héctor Núñez, de unos 30 años. “Es incomprensible”, repiten quienes conocían a la víctima, natural de Alicante pero afincado en Barcelona. Un chaval “muy sano y normal”, que vivía en el tercer piso del número 25 de la calle de Portal Nou, y trabajaba como camarero en un bar nocturno.
Héctor fue hallado muerto poco después de las tres de la tarde en el interior de una vivienda donde se había desatado un incendio. Una vez sofocadas las llamas, los agentes encontraron su cuerpo en el baño, con un plástico en la cabeza y acuchillado. Los bomberos sospecharon enseguida que había sido provocado porque encontraron tres focos distintos de inicio del fuego: en el baño, en una habitación y en el comedor.
Los vecinos vieron además a una persona escapar de la intensa humareda negra que envolvía todo el edificio. Se descolgó de balcón en balcón, hasta la calle. El hombre no se dejó ayudar, y huyó renqueando del sitio, como se puede ver en unas imágenes grabadas por testigos. “Un chico intentó seguirle, pero se fue en la bicicleta a toda prisa”, cuenta un joven de la zona, que pide anonimato. En el barrio no había visto nunca antes a John con Héctor, según indican quienes trataban a diario con el joven muerto.
La tercera víctima de Musetescu es David Caminada, un periodista que trabajaba en el departamento de Comunicación del Ayuntamiento de Barcelona. Caminada salía del trabajo con un compañero, antes de las cinco de la tarde, cuando fueron atacados. Estaban en una de las zonas más concurridas de la ciudad: la plaza de Sant Jaume, adonde John llegó tras supuestamente haber tirado por las escaleras a Rosa. El colega de profesión de Caminada tuvo la impresión de que quería robarles. Caminada, de 52 años, recibió una cuchillada en el pecho. Dos días después, el miércoles, murió en el hospital por las heridas.
La Guardia Urbana detuvo en ese mismo momento a John y no tardaron en atar cabos. En el interior de su mochila negra tenía documentación de Rosa y efectos personales de Héctor. Tampoco cupo duda de que era la misma persona grabada descolgándose por el balcón del joven muerto.
El presunto triple asesino tenía alquilada una cama en un piso cerca de Arc de Triomf, explican fuentes judiciales. Sueco, sin antecedentes penales, John habla español. Después de que le evaluasen los psiquiatras en el hospital Clínic, se decidió su ingreso ordinario en los calabozos de la policía.
Los Mossos están a la espera de recibir a la familia del detenido y comprobar si sufre algún tipo de trastorno. El hombre está acusado de tres homicidios dolosos, dos robos con violencia e intimidación y delitos de lesiones y amenazas. El juzgado de instrucción número 19 de Barcelona ha ordenado prisión preventiva para él por su “elevadísimo potencial lesivo mortal”, su “extrema agresividad y peligrosidad” y el riesgo de que se fugue. John se negó a declarar ante la juez.
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