Barcelona se queda sola en la atención a las personas sin hogar
La cifra de personas que duermen en la calle ha crecido des de las 658 de hace una década a las 956 del último recuento, el año pasado
El Ayuntamiento de Barcelona ha denunciado, por enésima vez, que se siente solo en la lucha por atender a las centenares de personas sin hogar que malviven a diario en la capital catalana. El Consistorio asegura que la desatención del resto de ayuntamientos del área metropolitana y provincia, de la Generalitat y del Estado fuerza a las personas sin hogar a trasladarse a Barcelona, donde reciben la atención que no encuentran en otros municipios vecinos. Incluso los servicios sociales de otras ciudades y pueblos aconsejan y costean a los sin techo el traslado a la capital.
Alberto, nombre ficticio, es trabajador social en un centro de atención primaria del Baix Llobregat. No quiere revelar su identidad porque sabe que su denuncia tendrá consecuencias. “Cuando llega una persona que no tiene recursos saco esta fotocopia, donde tengo los centros de Barcelona en los que le pueden ayudar. Aquí les dan bocadillos, aquí ducha, en este pueden dormir...”, destaca. Es una pequeña guía que él mismo ha elaborado y que marca los destinos de las personas sin hogar a decenas de kilómetros, en la gran ciudad.
En la última década se ha registrado un incremento del número de personas que duermen en las calles de Barcelona. La cifra ha pasado de las 658 detectadas en el primer recuento ciudadano efectuado en 2008 por el Consistorio y la Red de Atención a Personas Sin Hogar (XAPSLL, en sus siglas en catalán) a las 956 del último recuento, en 2018. A estas personas que duermen en la calle deben sumarse las 2.130 alojadas a diario en camas de la XAPSLL, en 2008 eran 1.190.
La teniente de alcalde de derechos sociales del Ayuntamiento de Barcelona, Laura Pérez, lamenta que los municipios del área metropolitana de Barcelona “no tienen ni un centenar de plazas” para cobijar a las personas sin techo. “No es el único problema. En estos municipios no ofrecen el empadronamiento y esto supone una medida de expulsión”, lamenta.
El politólogo Albert Sales, del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona, puntualiza: “La mayoría de consistorios aseguran que sí que atienden a los sin techo, pero el problema es que si no estás empadronado no cuentas para ellos. Tienen la percepción de que una persona que duerme en la calle está de paso y hay la sensación de que unas ciudades son de paso y otras, como Barcelona, son de llegada”.
La portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Lucía Delgado, lamenta que algunos municipios como L’Hospitalet de Llobregat tienen servicios sociales casi inexistentes incluso para los vecinos empadronados: “Nos hemos encontrado con casos de familias desahuciadas donde los servicios sociales solo dan una solución de tres noches en una pensión en el mejor de los casos”. A estas personas que se encuentran un día sin nada solo les queda ir a la capital.
“Los Comunes estamos negociando con la Generalitat los presupuestos y exigiremos una dotación presupuestaria para las personas sin hogar. De los 35 millones anuales que aporta el Ayuntamiento de Barcelona, la aportación de la administración catalana es de 150.000 euros que no solucionan el problema. Nos llegan, a diario, menores migrantes que salen de centro tutelados y llegan a nuestros centros pidiendo ayuda porque se han convertido del día a la mañana en sin techo”, lamenta la teniente de alcalde.
Pérez también exige políticas contra la precariedad laboral, otras que regulen los precios de los alquileres y la modificación de la ley de extranjería. Todas ellas responsabilidades estatales que obligan al Ayuntamiento a realizar un “sobreesfuerzo” para reducir el número de personas sin hogar.
Perfil de las personas que duermen en la calle
La mayoría de personas sin hogar que duermen en la calle en Barcelona tienen entre 30 y 65 años, son hombre y el porcentaje de mujeres sobre el total de sin techo es de un 15%. El número de hombres de nacionalidad española ha pasado de 502 en 2008 a 576 en 2018. El número de extranjeros no comunitarios ha crecido de los 378 en 2008 a los 614 de 2018. En el caso de las mujeres, las comunitarias pasaron de 74 en 2008 a 167 en 2018, las españolas de 102 a 118 y las no comunitarias de 30 a 44.
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