“Manifestarnos es la única salida que nos queda para que nos hagan caso”
Miles de personas rechazan pacíficamente en Barcelona la condena a los líderes del ‘procés’
Miles de personas se han manifestado pacíficamente este viernes por la tarde en Barcelona contra la sentencia del Tribunal Supremo que el lunes condenó a entre nueve y 13 años de prisión a los líderes del proceso independentista catalán. La manifestación se ha nutrido de los miles de manifestantes que durante tres días han caminado en cinco columnas desde diferentes ciudades catalanas. La marcha ha entrado a Barcelona esta mañana provocando el corte de los principales accesos a la ciudad y coincidiendo con la huelga general convocada por sindicatos independentistas.
La manifestestación ha sido organizada por Òmnium y la Assemblea Nacional Catalana, la entidad que ha convocado las grandes marchas de la Diada desde 2012 y ha llamado a rechazar pacíficamente la sentencia. No ha sufrido mayores incidentes que los derivados de un corte de carreteras de acceso a Barcelona que se ha prolongado durante toda la mañana y que ha causado alteraciones importantes en el reparto de mercancías y en el transporte público. La marcha ha reunido a unas 525.000 personas según la Guardia Urbana de Barcelona.
El ambiente en la concentración no tiene nada que ver con el que, desde mediodía, se respira en la Jefatura de Policía. Tras la manifestación de estudiantes de la mañana, cientos de jóvenes se han dirigido a la Via Laietana para expresar su rechazo al cuerpo de Policía, responsable en parte de las cargas durante el referéndum del 1 de octubre de 2017 en Barcelona. Los incidentes violentos no han tardado en reproducirse. Algunos jóvenes han arrojado todo tipo de objetos contra los policías (huevos, botellas de plástico, latas vacías, botes de pintura y bolsas de basura). Fuentes policiales confirman que se están lanzando bolas de acero a la línea policial, además de la quema de contenedores y las barricadas. Todo el esfuerzo de la policía se concentra en tratar de dispersar a los jóvenes y alejarles de la Jefatura. Los agentes han detenido ya a cuatro jóvenes, todos ellos menores de edad.
Los manifestantes de la ANC sí han querido reivindicar que son pacíficos en todo momento. Con su mochila cubierta con un pañuelo de la "república del 1 de octubre", un sombrero y gafas de sol, Àlex, de 62 años, jubilado, camina a paso ligero por la Avenida Meridiana en dirección al Cinc d'Ors, en el paseo de Gràcia, donde confluyen todas las manifestaciones de la "marcha de la libertad". Sin ocultar, haciendo una mueca, que está con el cuerpo "dolorido" —ha caminado más de cien kilómetros—, Àlex admite que la experiencia de participar en esa manifestación en favor de los presos independentistas ha sido "emocionante y encantadora". "Pone la piel de gallina y hace llorar la fuerza que tiene este pueblo. Manifestarnos es la única salida que nos queda para que nos hagan caso después de siete años", dice. "¿Qué quieren hacer con nosotros?".
Militante soberanista desde la sentencia del Tribunal Constitucional que recortó el Estatut, Sànchez, que fue bombero de profesión, cuenta que se ha involucrado en todas las actividades posibles en defensa del referéndum y de la independencia. "Estoy aquí para reivindicar el mandato del 1-O y por la lucha de las libertades y contra este Estado represor. La sentencia ya me la esperaba", añade. Pese a que es de Tàrrega (Lleida) y vive en Sant Quirze del Vallès (Barcelona), Àlex, que practica el ciclismo y el montañismo, no dudó en apuntarse como voluntario para participar en la columna que partió este miércoles desde Berga —había pocos voluntarios— hasta Manresa. Tras recorrer 50 kilómetros, durmió con cientos de personas en el pabellón del Congost. El jueves la ruta siguió hasta Sant Quirze del Vallès, donde pasó la noche en otro pabellón y de ahí hasta Barcelona.
La ANC habilitó esos centros deportivos para instalar a todos los participantes y proporcionarles cena y desayuno con tickets a seis euros. En Sant Quirze también durmió Marta, de 48 años, trabajadora sanitaria, de Ripoll. No pudo participar en la ruta los tres días pero cree que habría tenido suficiente condición física para hacerlo. "Ha sido una experiencia muy buena. Estuve en Estrasburgo, en Bruselas, en Madrid y aquí tenía que estar", afirma. "Es una sentencia injusta. Yo me siento catalana desde siempre. Es un hecho diferencial. Soy hija de andaluz y catalana pero de esta manifestación a mi familia y a mis amigos españoles les llegará solo dos minutos y 10 de los contenedores quemados", afirma.
Con esa mezcla de emoción, cansancio y rabia por la sentencia, la ANC logró su objetivo de que cinco manifestaciones partieran el miércoles de diferentes ciudades catalanas (Tarragona, Girona, Tàrrega, Berga y Vic) para confluir en Barcelona. La romería ha discurrido cortando carreteras por toda Cataluña. Aunque muchos vecinos han animado la marcha por donde pasaba también ha provocado serios problemas, especialmente en el reparto de mercancías y el tráfico internacional. La marcha que entró por la Meridiana, en la que estaban Marc y Marta, estaba ya a mediodía atestada de ciudadanos con esteladas y pancartas. Voluntarios y vecinos desplegaron mesas donde les ofrecían agua, zumos, plátanos y galletas. Casi parecía la llegada de un tour. "Los vecinos nos traen cosas", dice Irene, de 70 años, jubilada, con su nieto Joan feliz con su primera huelga, en alusión a las uvas que llevó un señor.
La marcha entró por La Meridiana y evocó a la movilización de la Diada que cubrió hace unos años esta avenida. Con la huelga de este viernes, muchos barceloneses han aprovechado el día para sumarse desde su ciudad a la marcha. "No estoy aquí solo por la independencia. Es también por la democracia. La sentencia no es justicia; es venganza. Estoy muy adoctrinado ¿no?", dice con ironía Pierre Caufape, de 50 años, de Sant Cugat, trabajador del departamento de audiovisuales de la Universitat Autònoma de Barcelona. Antoni Parcerisas y Francesc Codina, de Barcelona, se sumaron este jueves a la marcha en Sant Quirze para participar al menos en un tramo de la ruta. Allí conocieron indignados los actos violentos de Barcelona y la paliza que sufrió un joven a manos de un grupo de extrema derecha. "La sentencia ha provocado mucha indignación. Tenemos al Gobierno encarcelado. Y pienso en los jóvenes a los que se les cierra el futuro y no se les dejará ni opinar. Seguiremos movilizándonos hasta que dialoguen".
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