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La sanidad catalana se contagia de la parálisis del Govern de Torra

El sector denuncia la falta de inversiones en equipamientos y la dejadez de Salud para echar a andar los planes que impulsó Comín

Jessica Mouzo
Un paciente en las urgencias del hospital de Bellvitge
Un paciente en las urgencias del hospital de BellvitgeGIANLUCA BATTISTA

La sanidad catalana se mueve por inercia. Con los Presupuestos prorrogados por segundo año consecutivo y sin visos de nuevas cuentas autonómicas a corto plazo, el Departamento de Salud ha precipitado al sistema sanitario a la misma parálisis de la que adolece todo el Govern. Entidades y centros del sector sanitario denuncian el abandono de las inversiones en equipamientos e infraestructuras, pero también la falta de liderazgo de la consejera Alba Vergés para echar a andar, al menos, los planes impulsados por su antecesor, Toni Comín. La situación es “insostenible”, según los trabajadores.

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En su última intervención en la comisión de Salud del Parlament el pasado jueves, Vergés enumeró las acciones del Ejecutivo en materia de salud y se afanó en trasladar que el Govern, atenazado por la parálisis política y la falta de presupuestos, gobierna. Pero el escenario que dibujó la consejera dista mucho de la realidad que se vive de puertas adentro en los centros de salud. “Los planes están parados. No se puede estar con dos prórrogas presupuestarias. Lo que ha entrado ha sido a rebufo del Gobierno central para actualizar salarios, pero no hay dinero fresco para hacer cosas nuevas”, sintetiza un alto cargo de un hospital catalán.

Las listas de espera siguen disparadas —más de 175.000 personas están aguardando una intervención—, las inversiones están paradas y los profesionales siguen arrastrando las consecuencias de unos recortes que aún asfixian al sistema.

Vergés tampoco ha echado a andar los planes iniciados por su antecesor, Toni Comín, como el ambicioso Enapisc de atención primaria o el Planuc, de urgencias. “Echamos de menos operativizar estos planes. Y para ello se requiere consensos estables. La situación de inseguridad o continuas elecciones complica que haya consensos entre consejerías. Estos cambios requieren estabilidad en los liderazgos de los departamentos”, valora Roser Fernández, presidenta de la patronal La Unió. “El equipo de ahora se encontró con muchos planes, pero detrás de ellos no hay memoria económica. Está bien que hagan planes, pero si no lo apoyan con una memoria económica es propaganda”, agrega un alto cargo hospitalario.

La consejera Vergés culpa a Madrid

“No recortaremos”, insistió la consejera de Salud, Alba Vergés, el pasado jueves en el Parlament. Se refería al plan de ajuste de gasto sanitario que el Gobierno central pidió a la Generalitat el pasado julio. “Hay un problema de organización en lo que respecta a que quien tiene la responsabilidad, quien tiene las competencias en salud, no dispone de las herramientas. Esto va mucho más allá del Presupuesto de la Generalitat”, se escudó.

“Denunciamos el abuso de querer apretar, de querer ahogar, a aquel que tiene responsabilidades, pero no dispone de las llaves de la caja de la financiación”, protestó la consejera de ERC.

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Pese a que Salud ha gastado, según sus cifras, 10.400 millones de euros en 2018, 1.600 millones más de lo presupuestado en 2017, la falta de unas Cuentas nuevas mantiene bloqueado parte del circuito. En prórroga presupuestaria solo se pueden aprobar incrementos puntuales de acuerdo con las partidas existentes, pero el Govern no puede poner en marcha nuevos proyectos.

En este escenario, Salud prepara un nuevo decreto de accesibilidad para atajar las listas de espera, pero sin una inyección de recursos, advierten desde los hospitales, todo será en balde. “Apelar a la eficiencia en genérico es un brindis al sol”, zanja este alto cargo. Y coincide una trabajadora del hospital Sant Pau. “Tenemos que asumir la lista de espera, pero no contamos con financiación: más quirófanos y más profesionales, pero no te lo pagan. No sé cómo abordaremos este trimestre”. Las demoras en el acceso a una intervención o a una prueba médica precipitarán, según Metges de Cataluña (MC), el trasvase de más ciudadanos a la red privada. “Está favoreciendo de forma descarnada que la privada tenga más peso y la pública menos credibilidad”, sostiene Josep Maria Puig, secretario general de MC.

Sanitarios tensionados

Los sanitarios, por su parte, continúan tensionados. Vergés subió las tarifas en la sanidad concertada, mejoró condiciones laborales en el Instituto Catalán de la Salud (ICS) tras una huelga de médicos de cinco días y puso en marcha un Fórum de Diálogo Profesional para estudiar el futuro de los profesionales de la salud. Pero faltan medidas para afrontar el corto plazo y el apuro por la escasez de profesionales. “Esto preocupa más que el dinero. El Fórum es para medio y largo plazo, pero ahora falta planificación para determinadas especialidades, falta previsión para programar la oferta y la jubilación anticipada”, apunta Fernández. Además, agregan desde MC, el ICS todavía no ha cumplido el 100% de las medidas pactadas con el comité de huelga. “Vamos avanzando, pero no se ha hecho todo ni mucho menos. Todo lo que está ocurriendo en la sanidad es el resultado del desastre político que tenemos sobre la mesa”, sentencia Puig.

Las inversiones son la otra arista que queda pendiente. Los tres grandes hospitales de Barcelona, por ejemplo, están buscando espacio para crecer, pero no todos tienen asegurado el montante para ampliar sus infraestructuras. Solo Vall d'Hebron tienen garantizada una partida para crecer. El Mar reclama aún el dinero prometido y el Clínic sigue buscando espacios para ampliar sus instalaciones. “Seguramente es la parte más afectada por no tener un escenario presupuestario actualizado. No hay margen para hacer un plan de inversiones en las tarifas porque todo va a personal. El aumento de tarifas es insuficiente para afrontar el incremento de costes del sector”, sostiene Fernández. Desde los centros sanitarios advierten: “En los hospitales no queda más por ajustar”.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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