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Díaz Ayuso y Aguado, socios a la fuerza

Enfrentados por atraer al mismo electorado, los líderes del PP y de Cs afrontan una difícil convivencia en el primer gobierno de coalición de Madrid

Juan José Mateo
Díaz Ayuso y Aguado en la Asamblea de Madrid, este martes.
Díaz Ayuso y Aguado en la Asamblea de Madrid, este martes.Andrea Comas

Esto decía Isabel Díaz Ayuso de Ignacio Aguado en abril: "Es el otro partner que tengo que siempre se suma a la fiesta progre". Y esto decía Ignacio Aguado de Isabel Díaz Ayuso en mayo: "Está triste, está decaída, ve que no llega, se tropieza con sus propias meteduras de pata y está atascada". Más de dos meses después de esa última frase, los dos políticos se disponen a formar el primer gobierno de coalición de la Comunidad. Les une su oposición a que en Madrid gobierne la izquierda y que son de la misma generación. El resto, les separa. Díaz Ayuso (40 años) y Aguado (36) compiten por el mismo electorado, apenas se conocen y llevan años criticando al partido de su contraparte. Son dos socios a la fuerza.

Las claves de la investidura

  • La investidura de Isabel Díaz Ayuso (PP) como presidenta de la Comunidad se extenderá durante dos jornadas.
  • Martes. La candidata presentará a las 12 su programa de gobierno en la Asamblea. Previsiblemente, se basará en el acuerdo de 155 puntos que firmaron el PP y Cs e incluirá guiños a Vox.
  • Miércoles. Los diputados están convocados a las 10 para votar. La mayoría absoluta está en 67 votos. Si el PP, Cs y Vox se unen en apoyo de Díaz Ayuso, la candidata logrará 69. Previsiblemente, tendrá los 64 votos en contra que suman el PSOE, Más Madrid y Podemos. Asi, Díaz Ayuso se sumará a la lista de presidentes populares, formada por Alberto Ruiz-Gallardón, Esperanza Aguirre, Ignacio González, Cristina Cifuentes, Ángel Garrido y Pedro Rollán —este en funciones—.

"La única manera de sobrevivir en una coalición es siendo una coalición", receta con ironía una fuente del actual consejo de gobierno, resumiendo la tensión con la que afrontan los políticos de los dos partidos el experimento de compartir el poder. "Si no, estás jodido", subraya. "No puedes pensar desde el minuto uno que el vicepresidente y cinco de tus consejeros son tus enemigos, porque eso no dura ni un año".

Ninguna de las dos formaciones es ajena al reto que supone compartir el poder. Su acuerdo de gobierno, en consecuencia, detalla con precisión las áreas que corresponden a cada uno y precisa al máximo las responsabilidades para evitar conflictos.

De las 13 consejerías que tendrá el nuevo Ejecutivo, el PP controlará siete y Cs seis. Díaz Ayuso se ha garantizado a través de ese reparto de carteras que la formación conservadora gestione el 70% del Presupuesto —20.000 millones en 2019—. Aguado, por su parte, logrará la relevancia pública que no ha tenido hasta ahora: será el portavoz gubernamental. Un reflejo de que el juego de equilibrios del gobierno de coalición ya está en marcha.

"La verdad es que el temple de Isabel estos meses me ha sorprendido y Aguado es inescrutable", resume un técnico del actual gobierno que ha observado las presidencias de Ángel Garrido y Pedro Rollán desde primera fila. "Los dos han demostrado pragmatismo". Y advierte: "Habrá que ver la influencia de los equipos".

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Rodeados de políticos que aspiran a garantizarse su futuro en la nueva Administración, dos diputados tendrán una influencia decisiva en las decisiones de Díaz Ayuso y Aguado, entren o no en el gobierno.

Nada ocurre en el PP de Madrid sin que lo sepa Alfonso Serrano, señalado por Pablo Casado como uno de los políticos llamados a asumir más responsabilidades en la formación conservadora. Y todo lo que pasa en Ciudadanos Madrid se estudia primero en el despacho de César Zafra, el número dos de Aguado, que conoce todos los detalles de la organización del partido.

Tras conocerse en las reuniones de la junta de portavoces de la pasada legislatura, los dos líderes han estrechado lazos desde mayo con llamadas y reuniones secretas en los despachos de la Asamblea.

La solidez de su vínculo será puesta a prueba por el papel decisivo que jugará Ángel Garrido en el engranaje que debe ayudar a que los dos partidos se entiendan. El expresidente regional con el PP fichó por Cs justo antes de las elecciones. Su marcha ha dejado heridas abiertas en la formación conservadora. Nadie en el partido naranja, sin embargo, conoce tan bien como él los procelosos procedimientos administrativos a los que obliga la acción de gobierno. Y Aguado le quiere "bien cerca". Otra cosa es cómo afecte eso a Díaz Ayuso, que compitió con él por la candidatura autonómica del PP y criticó con dureza su salida.

Veto a Garrido

"No creo que entremos en una discusión de vetos", dijo ayer Zafra sobre el malestar que puede generar en el PP incluir a Garrido en el Gobierno. "Es importante que trabajemos en una coalición de lealtad y de compañeros", siguió. "Un gobierno no tiene que ser dos gobiernos separados. Todos tenemos un objetivo común, que es aplicar las 155 medidas del acuerdo".

La futura presidenta ya ha dado muestras de su habilidad. Entre el 26 de mayo y el 1 de agosto, cuando se aseguró su investidura con los votos de PP, Cs y Vox, Díaz Ayuso protagonizó un ejercicio de contención pública. Mientras sus dos socios se lanzaban críticas como dardos, la aspirante mediaba para intentar salvar el acuerdo que permitirá gobernar a la derecha tras la primera victoria electoral del PSOE desde 1987.

Ese papel conciliador será ahora más importante que nunca. El PP jamás ha gobernado Madrid en circunstancias tan difíciles. La formación conservadora compartirá ejecutivo con el partido que sueña con sustituirle como referente de la derecha. Su convivencia quedará marcada por el progreso de las investigaciones policiales y judiciales que afectan a los gobiernos populares previos, y que han cristalizado en los casos Púnica, Gürtel y Lezo. En paralelo, ambos dependerán de una formación que se queda en la oposición (Vox) para aprobar leyes y presupuestos.

"No hemos querido estar en el gobierno porque hemos podido tomar cierta distancia para poder vigilarlo", advirtió ayer Monasterio en una entrevista en TeleCinco. "No creemos que sea buena gestión que haya una deuda de 33.000 millones, que hay que desmontar muchísimos chiringuitos, entes y empresas subvencionadas (...) y criticamos que el nuevo gobierno eche a andar pasando de nueve a trece consejerías".

¿Mantendrá Díaz Ayuso su papel medidador, o cambiará el tono tras lograr la presidencia?

"No le queda más remedio", reconoce sobre la necesidad de dialogar una de las personas que ha asesorado a Diaz Ayuso desde que fue designada candidata. "No les queda más remedio que colaborar", añade, haciendo extensivo el consejo a Cs y Vox.

Los dos socios miran a Andalucía como ejemplo. Allí, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) y Juan Marín (Cs) han logrado sobrevivir a las tensiones que acompañan a la lucha partidista, manteniendo su alianza gubernamental a través de las elecciones generales, las locales y las europeas. Un espejo para Díaz Ayuso y Aguado.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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