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La Filmoteca explora la ética de Kiéslowski

‘No oblidaràs’ repasa la filmografía del director polaco en colaboración con Piesiewicz, su guionista

Fotograma del filme 'L'amateur', de Kiéslowski.
Fotograma del filme 'L'amateur', de Kiéslowski.

Retratar fielmente Polonia, especialmente la de los años ochenta. Y mostrar la realidad tal y como es. Sin adornos ni florituras. Estas eran las máximas de Krzystof Kiéslowski, el director de cine polaco que protagoniza el verano en la Filmoteca de Catalunya. Y por partida doble: Krzysztof Kiéslowski: Empremtes de la memòria, una exposición en la cual se exhiben una recopilación de carteles de sus filmes, así como un conjunto de imágenes de su etapa de juventud, cuando estudiaba cine en Lodz.

Además de la exposición, al largo de este mes de julio y hasta el 11 de agosto, será posible ver el ciclo No oblidaràs!, que revisa la filmografía de Kiéslowski, con un total de 21 películas. El guionista Krzystof Piesiewicz, que trabajó en 17 filmes con el director polaco, todos incluidos en el ciclo, se encargó de presentar la exposición mediante distintos comentarios que realizó sobre cuatro clips que se proyectaron, referentes a las cintas Sense fi (1984), No mataràs (1988), La doble vida de Verónica (1991) y Tres Colores: Rojo (1994), que próximamente se podrán visualizar en la Filmoteca.

Piesiewicz, que a veces se mostró conmovido “tal vez porque lo esté viendo fuera de mi país y las escenas son un gran trozo de mi vida y juventud”, exploró las relaciones que se establecen entre guionista y director, y también entre texto e imagen en el momento de crear la obra. Del mismo modo, habló de cómo sus conocimientos jurídicos (de joven era abogado) ayudaron a plasmar visualmente algunas escenas de las películas de Kiéslowski, por ejemplo, en Sense fi (1984), filme que se engloba en “un momento de Polonia que nunca habíamos vivido antes y que nunca volvió a repetirse, con la Ley Marcial. No creo que el arte pueda influir en la vida, pero es verdad que unos meses después de su estreno, Polonia abolió la pena de muerte”, sentenció Piesiewicz.

También en No mataràs (1988), donde se narra la historia de un delincuente que después de cometer un doble asesinato va a la cárcel y le aplican la pena de muerte, se puede entrever el ingenio de Piesiewicz y Kiéslowski, con momentos que escenifican como de fría y descarnada puede resultar la sentencia. “La preparación antes de la ejecución es tan realista que duele”, reflexionó Piesiewicz.

Kiéslowski empezó la carrera como documentalista, pero lo dejó porque llegó a la conclusión que existen cosas que no se pueden filmar. “Siempre me preguntaba: ¿se puede filmar a alguien muriéndose, a alguien drogado o bebido? No. Todos tienen derecho a su intimidad. Y tengo la sensación que el mundo contemporáneo está perdiendo algo que influye en nuestras vidas: estamos eliminando cierta sensibilidad, y esto deriva de una crisis de la cultura”, sostuvo el guionista.

Por último, Piesiewicz expuso que las películas que habían hecho juntos formaban un todo coherente. “Las historias que hemos contado en ellas no son producto de la casualidad. Hay que entenderlas como una expresión artística e intelectual con forma cíclica”.

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