Aguado sale a correr, pero huye de aclarar si pactará con Vox
El candidato se pasea por el barrio del Pilar para apoyar a los jubilados mientras juegan al chito, se marca una carrera y asegura querer formar un gran centro liberal
Ignacio Aguado luce un reloj de pulsera aparente, de esos que retuercen las muñecas, pero con elegancia. Su obsesión es marcar tiempos en esta campaña, aunque sin mojarse y salir por la tangente cuando le hablan de pactos: “Buscaré un gran centro liberal”. Poco más le han podido sacar este viernes al preguntarle si en ese espacio cabe Vox.
A juzgar por los debates y la obsesión que ellos van mostrando con discursos calcados sobre los okupas o lo que califican de izquierda radical, dos días antes de votar, nadie sabe muy bien quién de los dos queda más a la derecha. A esa sensación contribuyó de manera generosa Silvia Saavedra, la sustituta de Begoña Villacís en el debate municipal que tuvo lugar en Telemadrid el miércoles. Jugó a todo menos a la moderación y superó en intensidad patriotera por momentos a Javier Ortega Smith, el candidato de Vox.
Aguado no los nombra. Puede que él trate de sembrar la duda, pero lo que logra, por el contrario, es aumentar la certeza de que firmarían su acuerdo con los ultras. Quizás tratando de buscar adeptos entre jubilados, Ciudadanos cree captar a los conservadores. Pero cuando el candidato a la Comunidad de Madrid abandona el lateral de la Avenida de la Ilustración donde ha hecho unas declaraciones, un jubilado presente, Fermín Rodríguez, pregunta: “¿Quiénes eran esos?”. Y acto seguido confiesa: “Yo soy socialista y Madrid siempre lo ha sido también”.
Rodríguez ha oteado las cámaras que rodeaban a Aguado pero ha estado más atento a sus amigos. Todas las mañanas se bajan el mismo lugar, cuelgan sus abrigos en los percheros que han clavado en los árboles y juegan al chito. Muy concentrados, porque se juegan dinero: “¡Podemos llegar a ganar 15 céntimos, pero no lo ponga en el periódico, a ver si se va a enterar Hacienda!”.
Aguado no ha interrumpido la partida. Con ellos de espaldas y apenas simpatizantes, le ha dado a las declaraciones. El polen de los plátanos cercanos afectaban su alergia, pero ha mantenido el tipo: zapatos de ante, vaqueros y camisa azul.
Viene tocado. Le han pintado la furgoneta en la que lucía la bandera de Ciudadanos: “Hay intolerantes y radicales que piensan que la calle es suya. Quiero decirles a quienes pintan nuestros coches, rajan nuestras carpas o nos montan escraches contra mujeres embarazadas o en Lavapiés, que no nos van a ganar, que el domingo triunfará la libertad contra el odio”. Luego se vistió de corto para salir a correr por un parque cercano.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.