Tres bailarinas de Picasso, en busca y captura
El dibujo desapareció entre 1933 y 1942 del Cau Ferrat de Sitges
La Unitat de Patrimoni Cultural dels Mossos d’Esquadra cuenta desde hace unos días en su base de datos de obras desaparecidas con una nueva pieza con el fin de poder recuperarla y, sobre todo, de que no pueda ser vendida en ninguna parte del mundo. Se trata de Tres bailarinas de can-can, de Pablo Picasso, un dibujo de la etapa parisina (1900 y 1901) del pintor, que ha permanecido ignoto durante casi ochenta años desde que desapareció, ente 1933 y 1942, hasta que un investigador ha establecido que este dibujo es una de las seis obras que el pintor y creador Santiago Rusiñol legó al morir en 1931 a la ciudad de Sitges y a todos sus habitantes. Se trata pues de una obra pública perteneciente al Consorci del Patrimoni de Sitges que es el organismo que ha comunicado oficialmente a la policía catalana que esta obra está a partir de ahora en busca y captura.
El culpable es Eduard Vallès, conservador del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) y gran especialista en Picasso que ha establecido unas fechas claves para determinar primero cuál era la sexta obra de Picasso propiedad de Rusiñol y, segundo, que la obra estaba entre las heredadas por los sigetanos, y por lo tanto era una obra pública, y que en 1942 ya había desaparecido.
“En 2008 publiqué que el sexto picasso de Rusiñol que estaba en el Cau Ferrat era Tres bailarinas de can-can. Hasta ese momento nadie sabía cuál era ni cómo era. Lo afirmé después de localizar una publicación de L’Esquella de la Torratxa de enero de 1917, donde escribía Rusiñol con el apodo de Xarau, que hablaba de cuatro dibujos inéditos de Picasso. Tres de los cuatros están en el Cau Ferrat por lo que el cuarto era el que faltaba. Pero no había ningún documento que lo confirmara cien por cien. Ahora, después de localizar en el Arxiu Fotogràfic del Consorci del Patrimoni de Sitges, dos fotografías de los años 1932 y 1933 no hay duda ya que puede verse la obra colgada en una de sus paredes, junto a las otras cinco y el resto de las pinturas”, explica Vallès.
Según el experto, en abril de 1931 fallece Rusiñol y pasado unos meses, la Junta de Museos se hace cargo del Cau Ferrat y lo convierte en museo público en abril de 1933. En una de las fotografías se ven las obras colgadas en la pared, entre ellas la desaparecida, con unas etiquetas que ponía la Junta de Museos para inventariar cada una de las piezas. La siguiente fecha remite al primer inventario del Cau Ferrat que se publica en 1942 donde ya no consta esta obra. “Ahora si que no hay duda de que la pieza estaba en 1932 y que en 1942 había desaparecido”, puntualiza.
Las otras cinco obras del pintor
El Cau Ferrat de Sitges tiene un total de seis obras de Picasso. La primera y más destacada es el oleo Corrida de toros (el quite) y además del dibujo desaparecido, Tres bailarinas de can-can, tiene cuatro más, que son: La familia de don Paco en su casa, Dos mujeres sentadas, Dos figuras femeninas y Dos mujeres bailando. Todas están datadas entre 1900 y 1901, en el momento en el que Picasso realiza su primera viaje a París (octubre de 1900) y por mimetismo se añadió a la iconografía omnipresente a la pintura, pero sobre todo la publicidad, en la que abundaban las escenas de baile de la vida moderna.
Vallès no se aventura a lanzar ninguna hipótesis que cómo pudo extraviarse. “Yo me he limitado a realizar la trazabilidad de la obra a partir de cuándo se compra, en 1900 o 1901, hasta su desaparición, pero tesis de desaparición no hay ninguna. Hay que pensar que entre medio está la Guerra Civil”. Lo que sí tiene claro es que: “De los cinco dibujos era el mejor, era fantástico ya que refleja ese momento del primer viaje a París y el primer impacto que le produce esa ciudad a Picasso”.
El dibujo desaparecido aporta otro dato sobre el pintor. La obra está realizada entre 1900 y 1901 “en un momento en el que Picasso está en una encrucijada personal y conformando su personalidad artística. En julio de 1901 comienza a firmar como ‘Picasso’ pero esta obra la firma como ‘Pablo Ruiz Picasso’ ente guiones y subrayado”. Eso tiene que ver con el hecho de quien compra el dibujo, según Vallès. “Tres bailarinas de can-can y Dos mujeres bailando pertenecen, con toda probabilidad, a un mismo álbum, ya que tienen tamaño, técnica y temática idéntica. Un álbum es por naturaleza una obra de carácter íntimo que contiene obras que no se venden, pero probablemente Picasso, en estas subastas públicas improvisadas que hacía en Els Quatre Gats, vendió los dibujos a Rusiñol. Los arranca del álbum y los firman enfatizando ante quien los compra, Rusiñol, que por entonces era una de las personalidades más relevantes de la época, aunque ahora nos parezca al revés”, remacha.
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