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El Paleolítico invade el gimnasio

El método del ‘paleotraining’ busca recuperar movimientos ancestrales del ser humano con elementos naturales

Un hombre hace ejercicios de cargar pesos con piedras en un gimnasio de 'paleotraining' en Sabadell
Un hombre hace ejercicios de cargar pesos con piedras en un gimnasio de 'paleotraining' en SabadellCristóbal Castro

Hacer ejercicios sobre un tronco, levantar piedras, subir por una cuerda… Son ejercicios muy extendidos, pero la diferencia es que se usan elementos naturales y recuperando movimientos ancestrales. En esto se basa la técnica del paleotraining. “Se recuperan movimientos de la época del ser humano como reptil (por eso somos buenos en cuadrupedia), como monos (por eso necesitamos colgarnos), como recolectores (cargamos pesos) y cazadores (corremos y hacemos esprints)”, abunda el ideólogo del método, Airam Fernández, quien se anticipa a posibles críticas y aclara que se trata de un entrenamiento con una estructura moderna. “No hace falta ponernos en taparrabos a hacer ejercicio”.

El paleotraining es un método nacido en 2007 de la mano de Fernández, fisioterapeuta de Lanzarote, que ya ha logrado extenderlo en todo el territorio nacional. Ya cuenta con 19 centros abiertos en España, siete de los cuales están en Cataluña. Fernández, creó, sin saberlo, el paleotraining durante un viaje de estudios a Finlandia. “Salía a correr, pero a menos de 20 grados.

Para mantener el calor empecé a saltar, colgarme de un árbol, cargar piedras… La recompensa era que llegaba a casa y me sentía bien. También noté que después no tenía que ir al gimnasio”. Fernández explica que la gente le empezaba a seguir y le acompañaba para hacer el mismo entrenamiento. Más tarde, estudió un máster en medicina evolutiva, que le dio un marco teórico sobre la que llama paleodieta y la relación entre alimentación y salud.

Según este fisioterapeuta, diariamente una persona debería caminar 15.000 pasos, cargar pesos pesados, colgarse para estirar las articulaciones, sentarse en cuclillas y esprintar. Los entrenamientos en los centros suelen tener una duración inferior a un gimnasio convencional, de 20 minutos a una hora. “Se trata de sesiones más bien cortas porque es más efectivo”, comenta Carles Carulla, entrenador responsable del centro de Sabadell.

A estas instalaciones, una de las siete que hay en Cataluña y de las 19 en todo el Estado, acuden un centenar de usuarios de diferentes edades. Ana, de 17 años, se acerca al centro varios días a la semana junto a sus compañeros, después de salir del instituto, que se halla a escasos metros. “Había probado otros gimnasios, pero vas a la sala de máquinas y no sabes qué hacer y te puedes hacer daño. Aquí te guían y es más didáctico”, comenta.

Pero igual de importante que el ejercicio es, según este método, la dieta, que debe basarse en alimentos naturales y aparcar completamente los alimentos procesados. “Es un disparate pensar que podemos comer de todo. Tenemos una dieta específica como seres humanos: el alimento vegetal y el animal es lo que ha basado nuestra alimentación durante siglos. Todo lo que salga de ahí tiene costes terribles”, defiende Fernández.

Yolanda, de 42 años, cuenta que ha perdido 23 kilos en los dos años y medio que es socia del centro de Sabadell. “Las salas de máquinas de los gimnasios no me gustan, las encuentro aburridas y solitarias, no acababa de encajar. Un día vine aquí, más bien por salud, porque no me sentía bien, que por estética. Y me encantó”, comenta la mujer. Su alimentación también ha cambiado. “No hago dieta, pero me he quitado los alimentos procesados y los lácteos. Ahora como bien, solo alimentos sanos”. Yolanda asegura que el paleotraining ha dado un vuelco a su vida. “Antes no podía ni coger a mi hijo, de un año, y apenas salía de casa, pero ahora me siento más vital y con ganas de hacer cosas”, zanja con satisfacción.

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