La madre de un alumno que se suicidó en Usera emprenderá acciones legales contra el instituto
La Comunidad de Madrid, la Fiscalía y la Policía Nacional rechazan que la muerte se debiera a un caso de 'bullying'
La madre del alumno de 16 años del instituto Ciudad de Jaén que se suicidó a principios de la semana pasada en el distrito madrileño de Usera cree que fue “víctima de acoso escolar” y no pudo soportar tanto sufrimiento. La mujer, de 47 años, que ha guardado silencio mediático hasta su conversación con EL PAÍS, cuenta que ha tardado diez días en leer la carta de despedida que le dejó su hijo y anuncia que iniciará todo tipo de acciones legales para “limpiar su memoria” y para que nadie más pase por esto.
La Consejería de Educación, la Policía Nacional y la Fiscalía de Menores descartan hasta el momento que el acoso fuera el desencadenante de la muerte y mantienen que el joven ya padecía problemas previos, como el tener ideas suicidas desde hacía tres años, algo que niega su madre. El centro ya sufrió un caso de suicidio por acoso escolar en 2015, cuando una joven, de nombre Arantxa, se quitó la vida por un caso confirmado por las investigaciones.
El estudiante del instituto Ciudad de Jaén (con unos 730 alumnos y situado en la zona de Pradolongo) llegó a este centro escolar el 21 de septiembre, después de trasladarse la familia desde A Coruña. Cursaba cuarto curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y su rendimiento había sido muy positivo en los dos primeros trimestres. Había aprobado todas las asignaturas, menos Música, que la suspendió con un 4 de nota. El joven dejó en su teléfono móvil una carta escrita a sus familiares, que fue publicado por El Mundo, en la que les confiesa haber sufrido mucho y en el que dirige unas palabras a un compañero que no identifica. Dejó escrito que estaba pasando un “infierno” y que cada día “iba a más, a más”, que no tenía fuerzas para seguir viviendo y que para él solo había una única salida: “Una que pensé que nunca tomaría: el suicidio”.
El joven se arrojó al vacío desde su vivienda, un sexto piso, tras estar sentado en el aire acondicionado un rato, según algunos vecinos testigos. La policía recibió el aviso y llegó a la zona cuando aún no se había precipitado, pero no hubo tiempo a activar un dispositivo y evitar que se arrojara al vacío. Todo fue muy rápido, según confirmaron fuentes policiales. El joven dejó junto al teléfono móvil la contraseña para que pudieran desbloquearlo y leer su carta de despedida. Fue recogida por la policía y entregada al fiscal de menores y al juzgado que instruye el caso. Días después estaba en los teléfonos móviles de los alumnos del centro.
La madre no había leído hasta este jueves la carta de su hijo. Cuando saltó a los medios de comunicación, se decidió a hacerlo. “Tenía miedo de leerla porque pensé que me reprochaba a mí muchas cosas. Pero es justo al contrario. Expone su sufrimiento y todo lo que ha pasado. Me ha causado mucho dolor porque me imaginé que era un niño feliz y no pude ayudarlo. ¿Por qué no pude ir más allá?”, se pregunta entre lágrimas la madre en la conversación telefónica mantenida con EL PAÍS. El fallecido era el último de tres hermanos. El mayor, de 32 años, ya se ha independizado y el mediano, de 30, vive con la familia.
Aficionado al baloncesto
La madre reconoce que no vio “ningún cambio” en el adolescente en las últimas semanas. Según su madre, era un joven “muy querido y muy mimado”. Aficionado al baloncesto de la NBA y al equipo de los San Antonio Spurs, se caracterizaba por ser “muy sano, muy tranquilo y muy noble”. “Nos tuvo bien engañados, lo hizo muy bien. Seguro que lo hizo para protegerme y para que no sufriera. Si yo llego a saberlo, habría intervenido para acabar con todo esto”, mantiene la madre.
En la conversación, afirma que su hijo se suicidó como consecuencia del acoso escolar que sufría en el colegio: “En la nota de despedida lo pone muy claro y desde luego para mí no deja lugar a dudas. No tenía ningún problema en su ámbito familiar”. La mujer, de 47 años y que trabaja como auxiliar de ayuda a domicilio, se encuentra ahora de baja médica. “Esto ha sido un antes y un después. He perdido lo más importante de mi vida, mi pequeño. Es un dolor muy grande. Ya no veo la televisión ni leo la prensa. Todo eso me mata”, confiesa la madre. “Se han dicho muchas mentiras de mi hijo, como que ya tenía ideas suicidas desde hacía tres años. Es todo falso. Mi hijo estaba completamente sano, jamás se ha autolesionado, ni ha sufrido de depresión”, añade. La mujer explica que tampoco le supuso ningún problema ni el traslado desde A Coruña ni la ruptura con su novia. Mudarse, dice, fue una decisión que se tomó de común acuerdo dentro de la familia y que incluso su hijo pequeño vio como una oportunidad de hacer nuevas amistades.
Fuentes de la Consejería de Educación mantienen que según los datos que obran en su poder no se ha producido un caso de acoso escolar. La inspección educativa de la Comunidad de Madrid ha elaborado un informe reservado tras la muerte del joven de 16 años. Se ha entrevistado con la tutora, la orientadora y la directora del instituto Ciudad de Jaén, además de algún alumno del centro, según fuentes de esta investigación. El estudio concluye ningún miembro docente ni el entorno familiar del alumno eran conocedores de un supuesto acoso. El informe mantiene que no existen ni documentos ni situaciones concluyentes que hicieran suponer que se produjeran situaciones de bullying que pudieran influir en el suicidio. Según las citadas fuentes, el instituto cuenta con medidas de prevención, detección e intervención en situaciones de acoso escolar, además de en la resolución pacífica de los conflictos.
Ausencias injustificadas
En el informe consta que desde marzo el menor faltó 40 horas mensuales, distribuidas a lo largo de 16 de los 19 días lectivos. En algunas jornadas, sus ausencias llegaron a las cinco horas. La tutora contactó con la madre del alumno el viernes 29 de marzo y le informó de estas faltas de asistencia. La progenitora dijo que desconocía las causas y que iba a hablar con su hijo el fin de semana. El lunes se suicidó.
La mujer ha contratado un abogado que está estudiando todo el caso y ver qué acciones legales inicia. En su opinión, se trata de “un caso muy complicado”. “Mi hijo tiene por detrás una familia que no va a permitir que se ensucie su memoria. Va a ser un caso lento y va a durar. ¿Por qué nadie me avisó de lo que estaba pasando?”, explica. “Mi hijo nos dio una lección. No busco culpables, no busco venganza. Lo único que quiero es que esto no vuelva a ocurrir y que nadie tenga que pasar por lo que yo estoy sufriendo”, concluye.
Algunos alumnos relataron que había problemas con otro compañero de clase conflictivo. La directora recuerda incluso que este le había quitado las llaves de casa al joven que se suicidó. Se resolvió sin problemas. En otra ocasión, le había quitado cinco euros. El supuesto acosador se encuentra actualmente expulsado debido a otro conflicto. La Policía Nacional lo detuvo y lo puso a disposición de la Fiscalía de Menores, que lo dejó en libertad tras tomarle declaración. Además, fuentes de la Consejería de Educación han informado de que la familia de este joven ha pedido el traslado a otro centro para evitar nuevos conflictos con otros alumnos.
La Policía Nacional mantiene, por su parte, que hasta el momento no hay pruebas que demuestren que el suicidio se debió al acoso escolar. La Fiscalía tampoco ha adoptado por el momento ninguna medida sobre el supuesto acosador.
El AMPA pide que se evite el morbo con este caso
La Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del instituto emitió ayer un comunicado en el que pedía que no se buscara el morbo con la muerte del alumno y que se traten de analizar las causas para que no se repita el caso. El escrito, en el que se da el pésame a la familia, asegura que se trata de "un suceso complejo que está siendo objeto de investigación judicial". También destaca que el centro cuenta con "profesionales excelentes" que se esfuerzan y preocupan por el alumnado.
El Ministerio de Educación publicó que en 2017 —las últimas cifras disponibles— se registraron en España 1.054 casos de acoso escolar. Fue la primera vez que en el país se superaba el millar de víctimas. A la cabeza por comunidades autónomas estaba Madrid, con 170 casos.
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