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¿Cuentos sexistas? Sí, pero con una mirada crítica

Las expertas en literatura infantil coinciden en que vetar estos títulos no es la solución y apuestan por abrir un debate que abarque más ámbitos de la educación

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Un niño juega con libros infantiles en una librería.
Un niño juega con libros infantiles en una librería.carlos rosillo

La decisión de las familias de la escuela Tàber de Barcelona de retirar de la biblioteca infantil unos 200 cuentos por considerarlos “tóxicos” por su alto contenido sexista ha abierto del melón sobre el tipo de relatos que llegan a los más pequeños de la casa y qué hacer con este tipo de literatura. Los expertos en coeducación, igualdad o literatura coinciden en que se trata de un debate “complejo” que no se puede reducir a una serie de obras. Aplauden que se cuestione qué tipo de literatura infantil se lee, pero destacan que la importancia radica en un acompañamiento del niño en el momento de la lectura y rechazan mayoritariamente la retirada de libros.

Durante el curso pasado, el AMPA de la escuela Tàber analizó el catálogo de libros destinados a niños menores de seis años y detectaron que 200 de ellos (el 30% del fondo) contenían fuertes contenidos machistas, así que decidieron eliminarlos. Entre ellos hay cuentos tradicionales, como la leyenda de Sant Jordi, pero también libros destinados al aprendizaje de hábitos o relatos más modernos. Las familias argumentan que en la etapa tan temprana los niños no tienen capacidad crítica y pueden absorber y asimilar con naturalidad comportamientos machistas.

La socióloga Marina Subirats señala que los cuentos tradicionales estaban pensados para enseñar a los niños cómo era la vida. “La educación y los valores se transmitían oralmente. Son machistas porque pertenecen a un tiempo pasado. Pero esta ya no es nuestra sociedad y seguimos transmitiendo ideas del pasado en los cuentos, como que las mujeres tienen el papel débil, los hombres son los valientes… No está bien que se expliquen estos cuentos, ahora ya hay muchos títulos que van en otra línea. Y si se explican cuentos como La Caperucita Roja, hay que hacerlo con visión crítica o contar justo después otro cuento alternativo”.

Subirats aplaude la idea de retirar los cuentos sexistas, pero no totalmente. “No podemos explicar la historia desde cero, empezar de nuevo completamente. Antes había lobos, pero ahora ya no. Habría que generar cuentos nuevos, con otra visión, que vayan sustituyendo progresivamente los que ahora son clásicos”.

Por su parte, Anna Carreras, socióloga y socia de la cooperativa Coeducacció, también celebra la iniciativa de las familias de muchos colegios de hacer este ejercicio de revisión y apunta que hay diferentes “formas de eliminar el machismo”, de manera que una escuela puede optar por retirar los títulos y otra por revisarlos de forma crítica. Y añade que el trabajo va más allá de los cuentos y que sería necesario revisar cómo los profesores educan a los niños, las canciones o los espacios de las escuelas, informa Mar Rocabert.

Las expertas coinciden en que hay que leer los cuentos tradicionales teniendo en cuenta el contexto histórico en que fueron escritos y la lectura simbólica que hay detrás. “En la leyenda de Sant Jordi hay un pueblo que lucha conjuntamente contra una adversidad, que es el dragón, y que afecta a todos, incluso a la princesa, que es la monarquía. Y Sant Jordi es un hombre porque es un caballero de la época medieval. Y al final logran vencer al enemigo común”, resume Marta Roig, bibliotecaria y experta en literatura infantil. Roig asegura que eliminaría cuentos sexistas si fueran modernos, pero no los clásicos. “Forman parte de nuestra historia cultural y si los eliminamos perdemos más de lo que ganamos, perdemos la memoria de lo que somos y de dónde venimos”.

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Paula Jarrin, que regenta la librería Al·lots de Barcelona, especializada en literatura infantil i juvenil, va más allá y rechaza contundentemente la retirada de libros. “No se puede censurar ningún libro, porque esto nos deja a un paso del pensamiento único. Es muy loable que las familias hagan crítica, pero no nos podemos cargar la tradición”.

Roig apuesta por una literatura “compleja” donde tengan lugar todo tipo de sensibilidades, desde las más convencionales, polémicas o las transgresoras. “Todavía hay mucha ratita que limpia la escalera o que lleva la carga del hogar, así que es normal que estos libros existan y que reflejen esta realidad. No podemos esperar que ahora mismo todos los libros sean transgresores. A lo mejor le estamos pidiendo a la literatura que vaya por delante de la sociedad”. En una línea parecida se expresa Elena Blanco, de la librería Synusia de Terrassa, que también da charlas en escuelas y guarderías sobre literatura infantil. “Lo importante es saber lo que se tiene entre manos y cualquier libro puede ser una oportunidad de aprendizaje, pero la clave es hacer un acompañamiento en la lectura”.

El veto o no a los libros sexistas es una cuestión que ha generado mucho revuelo y polémica a través de las redes sociales. Elena Blanco, más allá de las opiniones contrapuestas, destaca que la clave es que se haya abierto este melón. “Lo importante es que nos estemos haciendo la pregunta y reflexionando sobre si hay sexismo en los cuentos”.

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