Vilallonga, una consejera de emergencia bajo dos sombras
La nueva titular de Cultura tomará posesión del cargo el lunes
Sin experiencia política ni tampoco de gran gestión, pero bien conocida en selectos ámbitos académicos y culturales por su ya larga trayectoria en cargos de representación en los mismos. Y, claro, de la total confianza de su predecesora en el cargo y del propio presidente de la Generalitat, Quim Torra. Esas son las coordenadas de Mariàngela Vilallonga, que el lunes tomará posesión como nueva consejera de Cultura de la Generalitat, sustituyendo a Laura Borràs, presente en las listas de Junts per Catalunya al Congreso en las elecciones del 28 de abril, como número dos tras Jordi Sánchez.
Mujer de alta cultura (es doctora en Filología Clásica por la Universidad Autónoma de Barcelona y catedrática de Filología Latina en la Universidad de Girona (UdG), amén de especialista en Literatura Latina del Renacimiento en la Corona de Aragón), llega a la máxima representación cultural en momentos convulsos en lo político, pero en particular también en una consejería por la que han desfilado en tres años (desde enero de 2016) cuatro consejeros.
Así, fuentes conocedoras de las negociaciones aseguran que la llegada de Vilallonga se habría producido tras el rechazo al cargo de diversos candidatos políticamente ya curtidos en la batalla de la gestión, que habrían declinado ante la “sensación de provisionalidad” que comporta hoy el cargo de consejero en un departamento que, como todo el Govern, sobrevive con los presupuestos prorrogados desde 2017. Poca cosa más a hacer, pues, que gestionar un día a día muy pautado.
Tampoco facilita las cosas el contundente peso político de sus predecesores: la propia Borràs y Lluís Puig. “De alguna manera, habrá tres consejeros de Cultura simultáneos: Puig, desde Bruselas; Borràs, desde Madrid, y ella, en Barcelona”, coinciden los consultados. Un tercer elemento disuasorio es la incertidumbre sobre la longevidad del actual gobierno ante la posibilidad de elecciones anticipadas en otoño. El contexto parecería indicar que Vilallonga es una consejera de emergencia.
El ascendente de Borràs sobre Vilallonga (bendecida por Torra, que la conoce personalmente) viene de la sintonía que han ido cosechando al inicio por la intersección en sus campos de estudio, pero también por haber trabajado institucionalmente juntas. Así, Vilallonga ha sido, desde 2015, vocal de la Junta de Gobierno y miembro del Consejo Asesor de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC), que depende de Cultura. También se han cruzado por la presencia de Vilallonga en el Institut d'Estudis Catalans, donde ingresó como miembro de la Sección Filológica en 2005 y del que ha sido vicepresidenta desde septiembre de 2017, tras una primera etapa en el cargo (2010-2013).
Nacida en Girona en 1952, Vilallonga es hija de un sastre de La Llagosta próximo a gentes de izquierdas fallecido en diciembre. Se da la circunstancia de que el martes Borràs nombró a otro gerundense y también profesor de la UdG, Oriol Ponsatí-Murla, asesor externo suyo, como nuevo director de la ILC. Un tercer gerundense, el expresidente Carles Puigdemont, entregó a Vilallonga en 2016 la Creu de Sant Jordi.
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